DIOS NOS CONOCE DE TODA LA VIDA

Él sabe de nuestras fragilidades y debilidades, de nuestros orgullos y vanidades; nos puede pasar como a Pedro y también como a Judas. Pues Dios conoce nuestras intenciones de bien o de mal.

A veces nos gana el ímpetu, las emociones ráfagas y prometemos cosas que, en el momento de la verdad, de lo real, se desvanecen y se cae en negación a Dios como Pedro. Otras veces somos como los Judas del Siglo 21, decimos que estamos con Jesús, que seguimos a Jesús y lo traicionamos cuando las tentaciones del dinero, del poder, etc., nos voltean el pensamiento del bien, del buen obrar. Son los Judas modernos en la política, en la justicia, en lo social en todas las instituciones públicas y privadas que pregonan seguir a Jesús, pero roban, son corruptos y ganan dinero sucio, dinero de Judas o, también, aquellas autoridades que matan a los inocentes haciendo leyes anticristianas e imponen leyes perversas.

Pedro se arrepintió por su cobardía, Judas no, traicionó a quien siguió y vio fácil ganar dinero sin medir sus consecuencias por su aprovechamiento económico. Por eso, si decimos que Jesús está con nosotros, seamos coherentes con nuestras acciones en la vida diaria.