Gottlob
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El partido del mundo en la Iglesia II

[imagen: Antonio Fogazzaro]
I.- Las dos Iglesias: posibilidades de un cisma
Como dijimos en la primera parte a este trabajo, “en el ámbito de la Iglesia Católica podríamos decir que hay tres grupos de católicos: los progresistas, los conservadores y los normalistas; los dos primeros están enfrentados en un combate muchas veces silencioso y no reconocido públicamente por la Iglesia.”
Alessandro Gnocchi y Mario Palmaro en su artículo: “Este papa no nos gusta”, define a los normalistas como aquellos católicos que se esfuerzan patéticamente en convencer al prójimo, y aún más patéticamente en convencerse a sí mismos, de que nada ha cambiado. Es todo normal y, como de costumbre, es culpa de los diarios que tergiversan al papa Francisco a su gusto, el cual diría sólo de manera distinta las mismas verdades enseñadas por sus predecesores que lo que ha sucedido en el Sínodo de la Familia 2014 es algo normal dentro de la Iglesia.
Por otra parte, sobre los progresistas católicos nos advierte el P. Horacio Bojorge que el “(…) modernismo que es la infiltración del idealismo moderno en la Iglesia católica, introduce en ella una visión fatalista propia del mito moderno del progreso, junto con el cual se desarrolla un fanatismo revolucionario y rupturista, que caracteriza al progresismo. El progresismo vive dentro de la Iglesia la mística de la mentalidad rupturista, revolucionaria, propia del espíritu moderno e internaliza ese espíritu revolucionario cuyo lema podría expresarse así: “hay que destruir lo existente para que venga lo mejor”. Donde lo existente, no por casualidad, es el orden cristiano existente o lo que va quedando de él.”(1)
Los progresistas podrían considerarse, como creemos los designa el P. Horacio Bojorge, como el partido del mundo en la Iglesia.
Los conservadores, en cambio, no son optimistas en relación al mundo, creen que éste no puede salvar a la Iglesia y que el hombre no pueda salvarse a sí mismo en lo temporal y en lo sobrenatural sin la ayuda de la gracia. Ellos leen las advertencias presentes en las Sagradas Escrituras: “No améis al mundo ni a lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él la caridad del Padre.” (1 Jn. 2, 15) “Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemiga de Dios? Quien pretende ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios” (Sant. 4, 4) “Porque todo lo que hay en el mundo, concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida, no viene del Padre, sino que procede del mundo.” (I Jn. 2, 16) “Sabemos que somos de Dios, mientras que el mundo todo está bajo el maligno.” (I Jn. 5, 19) “El mundo no puede aborreceros a vosotros pero a mí me aborrece, porque doy testimonio contra él de que sus obras son malas.” (Jn. 7, 7) “Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí primero que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que yo os escogí del mundo, por esto el mundo os aborrece.” (Jn. 15, 18) “(…) que no es nuestra lucha contra la sangre y, la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires.” (Ef. 6, 11)
Hay en estas palabras la enseñanza, que rescatan los conservadores, de que el mundo por estar íntimamente unido a la caída del hombre debe ser de algún modo transido por Cristo. Significa que la misión de la Iglesia es conservar lo que le ha sido dado, ¿y qué le ha sido dado? No qué sino Quién, Cristo le ha sido dado. La obligación de la Iglesia según los católicos conservadores es “Instaurare omnia in Cristo”. Mira hacia atrás y aspirar a una restauración. No crea nada nuevo.”(2). Es decir, no es el hombre el que es capaz de salvarse a sí mismo en lo religioso o en lo político, es Cristo por medio de su Iglesia el que viene a salvar al mundo. Por ello no es la Iglesia la que debe adaptarse al mundo sino el mundo el que debe ser inculturado de Cristo por la Iglesia.
Los progresistas valoran al mundo de manera tan eminente que creen que él debe ser el modelo para cambiar la Iglesia; los conservadores piensa que el modelo es siempre Cristo tanto para la Iglesia como para cambiar el mundo.
Ello da lugar como dijimos a en la primera parte a “dos comunidades religiosas diferentes dentro de la misma Iglesia porque realizan dos lecturas distintas de la revelación y de la realidad terrena, proponen dos modelos diferentes de Iglesia con dos praxis pastorales diferentes y no comparten la misma posición con respecto a los dogmas y a la tradición sino que los católicos progresistas quieren, en gran medida, cambiarlos para adaptarlos al mundo.”
II.- Antecedentes del progresismo actual en la Iglesia Católica:
¿Es el progresismo un partido dentro de la Iglesia surgido hace relativamente pocos años en el Concilio Vaticano II?
La ideas propuestas por el progresismo que buscaban una asimilación de la Iglesia por el Mundo Moderno en realidad datan de grupos católicos del “(…) paso del siglo XIX al siglo XX (…)” cuando “(…) sobrevino en el interior de la Iglesia católica un movimiento que propiciaba una decidida reforma de su doctrina para adaptarla a las presuntas “exigencias de la modernidad”, (…).”(3)
Ya en las Instrucciones de la Alta Venta de los Carbonarios cuyo texto hizo publicar Pío IX en 1860 puede leerse: “El trabajo que vamos a emprender no es obra de un día, ni de un mes, ni de un año; puede durar varios años, acaso un siglo (…) Lo que debemos buscar y esperar, como los judíos esperan al Mesías, es un papa según nuestras necesidades (…) Ante todo se trata de prepararle, a este papa, una generación digna del reino que soñamos (…) Que el clero camine bajo nuestro estandarte creyendo siempre que camina bajo la bandera de las Llaves Apostólicas.”(4)
En la novela “Il Santo”, de Antonio Fogazzaro modernista (1842-1911) encontramos incluidos en el Índice los siguientes pasajes: “Somos, dice Don Paolo, un grupo de católicos, dentro y fuera de Italia, sacerdotes y laicos, que aspiramos a una reforma de la Iglesia. (…) Deseamos la reforma de la educación religiosa, la del culto, la de la disciplina del clero, incluso la reforma de las instancias más elevadas. Para lograrlo, debemos crear una opinión pública que permita a la autoridad legítima obrar en consecuencia, aunque ello no se realice hasta dentro de veinte, treinta o cincuenta años.”(5)
“El Rosa Cruz, Dr. Rudolf Steiner, fundador de la Sociedad Antroposófica, declaró en el año 1910: “Necesitamos un Concilio y un Papa que lo convoque”. (…) El concepto dominante, es la palabra “nuevo. Roca predice una “nueva religión”, un “nuevo dogma”, un “nuevo ritual”, un “nuevo sacerdocio”. A los nuevos sacerdotes los denomina “progresistas”, habla de la “supresión de la sotana y del matrimonio de los sacerdotes (…).”(6)
“Por eso, como comenta Ploncard d´Assac, la primera tarea por realizar era hacer entrar en la opinión pública la idea de que la Iglesia debía cambiar, evolucionar.”(7)
Los progresistas del 1900 tenían esta forma de pensar: “Hay que permanecer a toda costa (…)” en el interior de la Iglesia Católica. “Dejarse eliminar sería retardar el triunfo de nuestras propias aspiraciones en la Iglesia”. “Actuando así, (…)” pronosticaban “(…) un día se vería “la autoridad en manos de hombres que piensen como nosotros.”(8)
“Bien lo entendió en 1907 un protestante suizo, Théodore de la Rive, que se pasó al catolicismo, quien al querer describir a ese nuevo cristiano, lo calificó de “progresista, evolucionista y modernista”, que practica “una religión edulcorada, disminuida, adaptada a la moda del día”.”(9)
Por otra parte, los papas de esa época condenaron severamente a las distintas manifestaciones de ese progresismo católico, así, “León XIII dejó en claro que aun cuando la disciplina eclesiástica permite, según las circunstancias, adaptarse armoniosamente a las costumbres de los pueblos, sin embargo, nada puede afectar la intangibilidad del dogma, así como de los principios esenciales de la moral y de la vida espiritual.”(10)
El modernismo se presenta como la herejía final, así lo señala Pío X en su encíclica Pascendi: “Ahora bien, abarcando como de una mirada la totalidad de este sistema, ninguno se maravillará si lo definimos afirmando que es una síntesis de todas las herejías. Pues, a la verdad, si alguien se hubiera propuesto juntar en uno el jugo y como la esencia de todos los errores que han existido hasta ahora contra la fe, no habría podido por cierto hacerlo mejor que como lo han hecho los modernistas.”(11)
III.- Críticas a los católicos progresistas:
El progresismo católico como dijimos: “(…) se apropia de la religión de Dios y le corrige la plana, se pone en lugar de Dios para decidir qué está bien y qué está mal y no lo hace en base a la sabiduría divina o revelada sino al sentir del Mundo.”(12)
¿Por qué es pecado la pretensión por parte del género humano de salvarse a sí mismos por medios terrenales y de construir el Paraíso en la Tierra? Ello se relaciona con el pecado original, con el rechazo de Cristo como único salvador de la humanidad afirmando que la humanidad puede salvarse a sí misma, implica no querer ver las consecuencias del pecado en la ciudad de los hombres, implica rechazar la revelación y poner al hombre de salvador de sí mismo, es un rechazo a Dios que supone como pecado la aceptación del deicidio de Jesucristo. Es restaurar dentro de la Iglesia Católica el mito del Mesías con poder militar y político de la Sinagoga en la época de la Primera Venida con la diferencia que este Mesías es ahora la misma humanidad. Es, en último término, trabajar en la construcción del Reino del Anticristo para el Señor de este Mundo: el demonio y eso dentro de la Iglesia.
Los progresistas se niegan a aceptar una Iglesia anonadada a sí misma para la salvación del mundo, se niegan a aceptar que en los últimos tiempos la Iglesia va a tener la naturaleza de una pequeña Iglesia de mártires, una Iglesia derrotada por las fuerzas del mundo.
Los progresistas católicos pretenden salvar a la Iglesia uniéndola al Mundo, limando las asperezas que existen entre las enseñanzas de Cristo y lo que el mundo quiere, evitando el escándalo de la fe de Cristo, aspiran así a construir una Iglesia poderosa que se sentará sobre los poderes de la tierra. “Entonces me llevó el espíritu al desierto, y allí vi a una mujer sentada sobre una Bestia escarlata.” (Ap. 17, 3)
A la vez que para modificar las verdades reveladas apelan al argumento de que sus reformas responden a una inspiración del Espíritu Santo, inspiración que no está presente en la economía de la salvación y que corresponde más bien al demonio que se disfraza de ángel de luz, dando lugar así a una Contra Iglesia que es, por eso mismo, demoníaca pues la guía principalmente lo que piensa el Mundo y lo que quiere el Señor del Mundo y no la Verdad.
Alberto Ramón Althaus
(1) BOJORGE, HORACIO, SJ, “Reflexiones sobre la Debilidad Política de los Católicos”. Conferencia recopilada en su libro “Como Ovejas entre Lobos” (Editorial Narnia, Mendoza 2004, 68) presente en Internet en el Blog del Centro Pieper.
(2) CASTELLANI, Leonardo, Los papeles de Benjamín Benavidez. Dictio, Buenos Aires, 3ra. Ed. 1978, pág. 159.
(3) SAENZ, Alfredo, La Nave y las Tempestades El modernismo: Crisis en las venas de la Iglesia. Ed. Gladius, 2011, pág. 48.
(4) Idem., pág. 77 y 78.
(5) GRABER, Rudolf, “Atanasio y la Iglesia de nuestro tiempo (En su lucha contra el modernismo)”. Regenburg, 1973, pág. 22.
(6) Idem, pág. 16 y 17.
(7) SAENZ, Alfredo, La Nave y las Tempestades El modernismo: Crisis en las venas de la Iglesia. Ed. Gladius, 2011, pág. 179.
(8) Idem., pág. 185.
(9) Idem., pág. 110.
(10) Idem., pág. 95 y 96.
(11) PÍO X, Pascendi dominici gregis.
(12) ALTHAUS, Alberto Ramón, “La crisis religiosa del año 2013”. Actas del Congreso Internacional Interdisciplinario de Filosofía: “Filosofía – Política – Religión”. Sociedad Argentina de Filosofía, 11 al 15 de Noviembre de 2013, Córdoba, República Argentina.
Fuente: www.adelantelafe.com/el-partido-del-…