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Novena de Navidad dictada por Jesús Los 9 Excesos de Amor Día 5 (Amor solitario) En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Oración antes de la meditación de cada día: Señor mío …Más
Novena de Navidad dictada por Jesús
Los 9 Excesos de Amor

Día 5 (Amor solitario)

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración antes de la meditación de cada día:
Señor mío Jesucristo, postrado ante tu Divina presencia, suplico a tu amorosísimo Corazón que
me admitas a la meditación de los Excesos de tu Amor en el misterio de tu Encarnación. Dame tu
ayuda, gracia, amor, profunda compasión y entendimiento mientras medito el quinto Exceso de tu amor. Y a ti Madre Inmaculada, te pido que me encierres en tu Corazón, y me hagas un pequeño
lugar en tu seno materno para que pueda contemplar, comprender y acompañar a tu Hijo Jesús es
este misterio, e imitándolos a Él y a Ti, deje reinar en mi la Voluntad Divina, como en el Cielo así
en la tierra. Amén.

5 Exceso de Amor:
Entonces la voz interior seguía:
"Hija mía, no te alejes de Mí, no me dejes solo, mi amor quiere compañía, este es otro exceso de
mi amor: que no quiere estar solo. Pero ¿sabes tú de quién quiere compañía? De la criatura.
Mira en el seno de mi Mamá, junto conmigo están todas las criaturas concebidas en Mí. Yo estoy
con ellas todo amor, quiero decirles cuánto las amo, quiero hablar con ellas para narrarles mis
alegrías y mis dolores, para decirles que vine en medio de ellas para hacerlas felices, para
consolarlas, y que estaré en medio de ellas como un hermanito dando a cada una todos mis
bienes y mi reino a costa de mi muerte. Quiero darles mis besos, mis caricias; quiero
entretenerme con ellas.
Pero ¡ay, cuántos dolores me dan! Muchas me huyen, otras se hacen las sordas y me reducen al
silencio, otras desprecian mis bienes y no se preocupan de mi reino y corresponden a mis besos y
mis caricias con el descuido y con el olvido de Mí, y mi entretenimiento lo convierten en amargo
llanto. ¡Oh, cómo estoy solo a pesar de que estoy en medio de todos! ¡Oh, cómo me pesa mi
soledad! No tengo a quien decirle ni una palabra, con quien desahogarme en amor; estoy siempre
triste y callado, porque si hablo, no soy escuchado.
¡Ah, hija mía, te pido, te suplico que no me dejes solo en tanta soledad! Dame el bien de hablar
con escucharme, presta oídos a mis enseñanzas,
Yo soy el maestro de los maestros. ¡Ah, cuántas
cosas quiero enseñarte! Si me escuchas harás que deje de llorar y me entretendré contigo. ¿No
quieres tú entretenerte conmigo?"
Y mientras me abandonaba en Él, compadeciéndolo en su soledad, la voz interior continuaba:
"Basta, basta, pasa a considerar el sexto exceso de mi amor."

Al terminar la meditación:
Padre Nuestro, Ave María y Gloria