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Vidas ejemplares: Beato Rupert Mayer - 1 de noviembre. Rupert Mayer (Stuttgart, 23 de enero de 1876–Múnich, 1 de noviembre de 1945), fue un sacerdote jesuita alemán y figura destacada de la resistencia …Más
Vidas ejemplares: Beato Rupert Mayer - 1 de noviembre.

Rupert Mayer (Stuttgart, 23 de enero de 1876–Múnich, 1 de noviembre de 1945), fue un sacerdote jesuita alemán y figura destacada de la resistencia católica contra el nazismo en Múnich. En 1987 fue beatificado por el papa Juan Pablo II.
Rupert Mayer nació y creció en Stuttgart, Alemania. Su familia se dedicaba a los negocios. Tuvo un hermano y cuatro hermanas. Era un violinista muy talentoso y un caballista avezado en su juventud. Rupert terminó su educación secundaria en 1894, estudió filosofía y teología en Friburgo, Múnich y Tubinga.
Terminados sus estudios universitarios en Tubinga, complementó su formación en el seminario donde cursó sólo ocho meses, al término de los cuales recibió las sucesivas órdenes sagradas: en septiembre de 1898 se ordenó de menores; el 25 enero del año siguiente obtuvo el subdiaconado y el 5 de marzo recibió el sacramento del orden como diácono. El 2 de mayo de 1899 fue ordenado sacerdote y se unió a la Compañía de Jesús en Feldkirch, Austria, el 1° de octubre de 19003. A partir de 1906 se desplazaba regularmente entre Alemania, Suiza y Holanda como comisionado de la congregación.
Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914 Rupert Mayer se alistó voluntariamente como capellán. Fue asignado inicialmente a un hospital militar, sin embargo, él deseaba estar cerca de los soldados y, con el grado de capitán, fue enviado a los frentes de Francia, Polonia y Rumania como capellán de una división militar, en la que la labor de Mayer le ganó la más alta consideración tanto de los soldados católicos, como de los no católicos. Muchas veces, en medio del combate, Mayer se encontraba arrastrándose por la tierra para conversar con los soldados, escuchándolos y administrándoles los sacramentos. Sus superiores le advirtieron que estaba poniendo su propia vida en peligro a través de estas actividades, a lo que él se encogió de hombros y simplemente respondió: «mi vida está en las manos de Dios». En diciembre de 1915 el padre Mayer fue el primer capellán en obtener la Cruz de Hierro por su valentía y en reconocimiento a su labor con los soldados en las trincheras. En diciembre de 1916 perdió la pierna izquierda durante un bombardeo. Regresó a Múnich para reponerse y se le conoció como el «padre cojo».
A partir de 1921 es nombrado líder de la Comunidad de Vida Cristiana de Múnich. En 1937 se encontró en «custodia preventiva» de los nazis durante seis meses, y siete meses después ya estaba internado en el campo de concentración de Sachsenhausen. Fue liberado con la prohibición de la Gestapo de predicar. En mayo de 1945 los Aliados liberan al padre Mayer de su arresto domiciliario en el monasterio benedictino de Ettal. Un oficial estadounidense le regresó a Múnich donde la multitud le dio una bienvenida de héroe.
El padre Rupert Mayer murió mientras cumplía con su deber, el 1 de noviembre 1945, de un infarto cerebral durante la celebración de la misa del Día de Todos los Santos a las 8:00 de la mañana, en la parroquia de San Miguel en Múnich, frente a los feligreses. Sus últimas palabras fueron: «el Señor, el Señor, el Señor».
Acompañado por miles de dolientes el padre Mayer fue enterrado en el cementerio jesuita de Pullach aunque, debido al flujo constante de peregrinos, sus restos fueron trasladados a Múnich en 1948 y enterrados de nuevo en la cripta de la iglesia de la Bürgersaalkirche, donde todavía se puede comprobar su popularidad como héroe de Baviera y hombre santo.

Protestas contra los nazis
En enero de 1933, cuando Adolf Hitler se convirtió en Canciller de Alemania, mostró su verdadero rostro: comenzó a cerrar las escuelas católicas e inició una campaña para difamar a las órdenes religiosas en Alemania. El padre Mayer habló en contra de la persecución desde el púlpito de la iglesia de San Miguel, en el centro de Múnich, porque era una poderosa influencia en la ciudad, pero los nazis no podían tolerar tal ofensa contra ellos. El 16 de mayo de 1937 la Gestapo le ordenó que dejara de hablar en público, lo que él obedeció, pero continuó predicando en el interior de la iglesia. El padre Mayer habló en contra de las campañas de anticatólicos y luchó contra la política nazi. Él dijo que: «el hombre debe obedecer más a Dios que a los hombres». Sus protestas contra los nazis lo llevaron varias veces a la prisión de Landsberg (la misma cárcel en la que Hitler pasó casi seis meses después del Putsch de Múnich en 1924), y en el campo de concentración de Sachsenhausen bajo la Kanzelparagraphen, una serie de leyes del siglo XIX que prohibían al clero hacer política. A finales de 1940 fue internado en el monasterio de Ettal, principalmente porque los nazis temían que pudiera morir en un campo de concentración, y por lo tanto convertirse en un mártir: moriría a unos meses de terminado el régimen nazi.
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