A mediados de los años 60 ó 70 del siglo pasado, el obispo de Cuernavaca, México, Mons. Sergio Méndez Arceo, a quien desagradaban sobremanera las imágenes sagradas, fue a una Iglesia y, viendo todas las paredes del recinto sacro llenas de tales representaciones, enfocó su atención en una de la Santísima Virgen que estaba en lo alto y dijo: «Traigan una escalera para bajar esa imagen.» Y de pronto de entre la multitud un fiel gritó: «Y también traigan una cuerda para el señor Obispo.»
La imagen fue dejada en su sitio.
Si tu obispo y párroco te dicen: «Lo único que tienes que hacer es callar, rezar, y no olvidarte de dar dinero en la Colecta», y tú les obedeces de manera servil, acobardándote ante lo que sabes que debes defender,
Muy pocos hombres eligen caminar el camino del Mártir.
Muchos elegirán la vanidad, la degeneración y el abandono de Dios Padre.
Pero no tú, el Hombre Católico.
Debes elegir morir al pecado, morir a ti mismo y vivir para Dios.
Debéis caminar por el camino del Mártir para la mayor Gloria de Dios y para mantener la línea contra los enemigos de la Iglesia.
Pelea la buena batalla y nunca retrocedas.
¡Viva Cristo Rey!