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Las “Pascuas” de Jerusalén. Literalmente significa “saltar más allá”. Pésaj, la pascua judía, se celebra este año el martes de esta semana que los cristianos llamamos santa. “Pasar de largo”, como …Más
Las “Pascuas” de Jerusalén.

Literalmente significa “saltar más allá”. Pésaj, la pascua judía, se celebra este año el martes de esta semana que los cristianos llamamos santa. “Pasar de largo”, como memorial perpetuo de la décima plaga de Egipto, cuando el Ángel del Señor causó la muerte de todos los primogénitos de las familias egipcias, perdonando a los de los judíos.

"Es importante porque marca el fin de la esclavitud de los judíos en manos de los egipcios para convertirse, en un cierto sentido, en esclavos de Dios. Es decir: libres para una esclavitud que consiste en la divina adoración a Dios. El pueblo salió de Egipto celebrando el don de la libertad, y en ella están llamados a ser un pueblo como ningún otro, nacido para adorar a Dios y para poner en práctica su palabra".

Y en Jerusalén, estos días tienen una apariencia todavía más particular, para quien ha elegido vivirlos dentro de los límites de la bíblica Palestina. Son muchísimos los peregrinos que han elegido venir a pasar la fiesta de Pésaj en la Ciudad Santa, para rezar en esta 'fiesta de la memoria’, un símbolo que, más que cualquier otro, mantiene vivo el recuerdo de Dios. Y también para vivir Pésah con toda la familia.

"Lo más bonito en Israel, y en cualquier parte del mundo, es esto: la familia se reúne en torno a la mesa y el padre de familia hace de oficiante. Nosotros los cristianos tenemos, en este sentido, mucho que aprender, porque no tenemos muchas celebraciones litúrgicas fuera del templo, de la iglesia. Para los judíos, celebrar la pascua en Jerusalén tiene un gran significado: ya en el Antiguo Testamento los judíos venían aquí tres veces al año".

A cinco días de distancia de la pascua cristiana, la analogía entre las dos fiestas es evidente en la lectura de los evangelios, donde Jesús es llamado ‘Cordero de Dios’.

"Las dos fiestas están muy relacionadas entre sí. En ambas se ofrece el cordero. En la fiesta judía, las puertas de la casa son ungidas con la sangre del cordero, de forma que el ángel de la muerte pase de largo. Para nosotros, el cordero que se inmola para liberarnos de la muerte, de la oscuridad y de la esclavitud es Jesucristo".

Distintas conmemoraciones, y sin embargo muy parecidas en su significado, porque ambas recuerdan una sola cosa: Dios no dejó solo al hombre, lo salva de la esclavitud: primero, de la esclavitud de los hombres; luego, de la esclavitud de la muerte.