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2"El Corazón de Jesús al mundo", del P. Lorenzo Sales. “El Corazón de Jesús al mundo”, del Padre Lorenzo Sales. Sor María Consolata Betrone fue una mística favorecida de locuciones y, quizás, de …Más
"El Corazón de Jesús al mundo", del P. Lorenzo Sales.
“El Corazón de Jesús al mundo”, del Padre Lorenzo Sales.
Sor María Consolata Betrone fue una mística favorecida de locuciones y, quizás, de visiones de Jesús. Ella lo contó detalladamente en su diario, posteriormente examinado por el Padre Lorenzo Sales, Misionero de la Consolata, al principio escéptico, pero posteriormente divulgador de la Obra del Señor.
Fue entonces el Padre Lorenzo Sales (1889-1972), su confesor y director espiritual desde 1935, quien hubo participado con sabiduría y discernimiento en la Obra de Dios escrita más en la vida de Sor Consolata que en los apuntes de su diario.
La joven Pierina Betrone –como su nombre de religiosa nos es indicativo- aceptó la misión de ser consoladora del Corazón de Jesús y de todos aquellos que no pueden percibir o acoger el amor del Señor.
Fue Clarisa Capuchina. Nacida el 6 de abril de 1903 y fallecida el 18 de julio de 1946 en el Monasterio Sagrado Corazón de Moriondo Moncalieri (Turín). Es Sierva de Dios, y en el año 1995 comenzó el proceso de su beatificación.
La invocación: “Jesús, María, os amo, salvad almas”, característica del Pequeño camino de amor, fue indicado por el Señor Jesús a la humilde religiosa para reconquistar a la gracia y a la misericordia, con un sencillo acto de confianza, millones de almas atormentadas por el pecado. Reproponiendo la necesidad evangélica “de rezar siempre, sin cansarse” (Lc 18,1).
Al aplicar al hombre de hoy este camino de regreso -del “hijo prodigo”- al Padre rico en Misericordia, Sor María Consolata Betrone no está sola. El designio divino parece estar significativamente entrelazado con el de dos de sus contemporáneos: sor María Faustina Kowalska (1905-1938) y el monje Silvano del Monte Athos (1866-1938). Denominador común de todos es Sta. Teresita de Lisieux (1873-1897).
“El Corazón de Jesús al mundo”, del Padre Lorenzo Sales.
Sor María Consolata Betrone fue una mística favorecida de locuciones y, quizás, de visiones de Jesús. Ella lo contó detalladamente en su diario, posteriormente examinado por el Padre Lorenzo Sales, Misionero de la Consolata, al principio escéptico, pero posteriormente divulgador de la Obra del Señor.
Fue entonces el Padre Lorenzo Sales (1889-1972), su confesor y director espiritual desde 1935, quien hubo participado con sabiduría y discernimiento en la Obra de Dios escrita más en la vida de Sor Consolata que en los apuntes de su diario.
La joven Pierina Betrone –como su nombre de religiosa nos es indicativo- aceptó la misión de ser consoladora del Corazón de Jesús y de todos aquellos que no pueden percibir o acoger el amor del Señor.
Fue Clarisa Capuchina. Nacida el 6 de abril de 1903 y fallecida el 18 de julio de 1946 en el Monasterio Sagrado Corazón de Moriondo Moncalieri (Turín). Es Sierva de Dios, y en el año 1995 comenzó el proceso de su beatificación.
La invocación: “Jesús, María, os amo, salvad almas”, característica del Pequeño camino de amor, fue indicado por el Señor Jesús a la humilde religiosa para reconquistar a la gracia y a la misericordia, con un sencillo acto de confianza, millones de almas atormentadas por el pecado. Reproponiendo la necesidad evangélica “de rezar siempre, sin cansarse” (Lc 18,1).
Al aplicar al hombre de hoy este camino de regreso -del “hijo prodigo”- al Padre rico en Misericordia, Sor María Consolata Betrone no está sola. El designio divino parece estar significativamente entrelazado con el de dos de sus contemporáneos: sor María Faustina Kowalska (1905-1938) y el monje Silvano del Monte Athos (1866-1938). Denominador común de todos es Sta. Teresita de Lisieux (1873-1897).