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La civilización de Hoy - Dr. Rafael Arango. 11 Así, pues, acordaos, que en otro tiempo vosotros que erais gentiles de origen y llamados incircuncisos por los que se llaman circuncidados a causa de la …Más
La civilización de Hoy - Dr. Rafael Arango.

11 Así, pues, acordaos, que en otro tiempo vosotros que erais gentiles de origen y llamados incircuncisos por los que se llaman circuncidados a causa de la circuncisión hecha en su carne, por mano de hombre, 12 acordaos, digo, que vosotros no teníais entonces parte alguna con Jesucristo, estabais enteramente separados de la sociedad de Israel, extranjeros, por lo tocante a las alianzas, sin esperanza de la promesa o bienes prometidos, y sin Dios en este mundo. 13 Mas ahora que creéis en Cristo Jesús , vosotros que en otro tiempo estabais alejados de Dios y de sus promesas, os habéis puesto cerca por la sangre de Jesucristo. 14 Pues él es la paz nuestra, el que de los dos pueblos judío y gentil ha hecho uno, rompiendo, por medio del sacrificio de su carne, el muro de separación, esa enemistad que los dividía, 15 aboliendo con sus preceptos evangélicos la ley de los ritos, o las ceremonias legales, para formar en sí mismo de dos un solo hombre nuevo, haciendo la paz, 16 y reconciliando a ambos pueblos ya reunidos en un solo cuerpo con Dios por medio de la cruz, destruyendo en sí mismo la enemistad de ellos. 17 Y así vino al mundo a evangelizar la paz a vosotros los gentiles, que estabais alejados de Dios, como a los judíos, que estaban cercanos; 18 pues por él es por quien unos y otros tenemos cabida con el Padre eterno, unidos en el mismo Espíritu.
19 Así que ya no sois extraños, ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y domésticos o familiares de la Casa de Dios; 20 pues estáis edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, y unidos en Jesucristo, el cual es la principal piedra angular de la nueva Jerusalén , 21 sobre quien trabado todo el espiritual edificio se alza para ser un templo santo del Señor. 22 Por él entráis también vosotros, gentiles, a ser parte de la estructura de este edificio, para llegar a ser morada de Dios por medio del Espíritu Santo. Efesios 2, 11-22