Sí, tenemos que Actuar, pero la acción que debemos tomar es empezar por denunciar la complicidad de estos activistas homosexuales anticatólicos que usurpan la jerarquía católica. El grave problema es que los católicos no podemos permanecer ciegos y engañados y negarnos a ver que aquellos a quienes hemos estado pidiendo ayuda equivocadamente son precisamente los miembros de una red corrupta de activistas homosexuales marxistas anticatólicos que encubren a pedófilos y actúan como un anillo internacional organizado de pedófilos que se rebelan abiertamente contra las leyes de Dios y desafían descaradamente la moral católica. ¿Qué ayuda podemos esperar de estos enemigos de Dios y de la Iglesia, que son discípulos del depredador homosexual McCarrick, miembro de la mafia de St. Gallen? No podemos continuar con esta actitud delirante, siendo cómplices de los culpables de esta gran apostasía, de esta gran rebelión contra Dios. Muchos católicos engañados siguen alimentando a estos impostores que actúan como el pájaro cucú parásito usurpador, ese cáncer invasor que busca destruir a la Iglesia desde dentro. Lamentablemente, han sido encubiertos por la simultánea toma de control orquestada de los medios de comunicación católicos. Otros católicos prefieren ignorar que han sido engañados por ellos y les siguen el juego y continúan patrocinándolos financieramente, y muchos de ellos incluso parecen ignorar que al reconocerlos como autoridades legítimas se han convertido en sus cómplices, ya que la Iglesia ha dictado la excomunión automática para quienes colaboran con los herejes.