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La mejor música que el cine compuso para Jesucristo

José Ángel Barrueco
Oct 01, 2018


Photo by Philippe Antonello. - © 2003 Icon Distribution Inc. All Rights Reserved.

Una selección de bandas sonoras de películas sobre Jesús

Si, como dicen, la música es un bálsamo para el espíritu, estas bandas sonoras que hoy recomendamos, que en todos los casos sirven de ambientación para películas sobre la vida de Jesucristo, suponen cinco broches de oro para una tarde de exploración interior.

1. La Pasión de Cristo (Mel Gibson, 2004).


Música de John Debney. El caso del compositor John Debney (responsable del soundtrack del que, para muchos de nosotros, es el mejor filme sobre Jesús) resulta sorprendente: antes de ser elegido por Mel Gibson se había curtido componiendo la música de numerosas comedias infantiles, series televisivas, cintas de aventuras y películas de dibujos animados. Sólo en unas pocas ocasiones había participado en filmes más oscuros, caso de The Relic, Sé lo que hicisteis el último veranoy El fin de los días.

Su banda sonora para La Pasión es sublime, una obra maestra que fue nominada al Oscar y que debería haber obtenido el premio. Debney quiso representar las 14 Estaciones de la Cruz y sumir al oyente/espectador en una experiencia profunda y espiritual. Consideraba este trabajo como “un acto de fe”. El disco original contiene 15 cortes en los que se sirve de los coros, las orquestas e instrumentos como el duduk armenio. Años después editaron una edición extendida con dos discos y varios bonus tracks.

2. La última tentación de Cristo (Martin Scorsese, 1988).


Música de Peter Gabriel. Para la banda sonora de su polémica adaptación de la novela de Nikos Kazantzakis, Scorsese eligió a Peter Gabriel, quien ya había compuesto la espléndida música de la película Birdy. Gabriel ejecuta aquí una música exótica, de aires místicos, que parece transportarnos por distintas regiones: no en vano su composición final fue el fruto de sus investigaciones en distintos países. Cuando uno evoca este filme suelen venirle dos referencias a la cabeza: la interpretación de un torturado Willem Dafoe y las melodías de Peter Gabriel.

3. Jesús de Nazaret (Franco Zeffirelli, 1977)


Música de Maurice Jarre. En realidad no era una película, aunque a menudo así la recordemos, sino una miniserie de televisión que duraba alrededor de unas 6 horas. Cuando Jarre se incorporó al proyecto, había ganado un par de Oscars (por Lawrence de Arabiay Doctor Zhivago) y había sido nominado en cuatro ocasiones. Uno de los compositores más versátiles y completos de la historia del cine era ya un clásico en los 70. Sin embargo, para este disco se apartó un poco de su habitual sonido épico, presente en los filmes de David Lean. Aunque no es una de sus mejores bandas sonoras, está a la altura de la película y llena de sosiego a quien la escucha.

4. Killing Jesus (Christopher Menaul, 2015).


Música de Trevor Morris. Otra miniserie, en esta ocasión producida por el canal National Geographic. Por aquí no la hemos visto, pero la abundancia de barbas postizas que se disciernen en el tráiler no augura mucha credibilidad: y, tras el mazazo que supuso la película de Gibson, es difícil superar esos parámetros artísticos. De momento nos quedamos con la banda sonora: su autor, Trevor Morris, no es un compositor muy conocido, dado que se mueve en seriales y en películas de acción. Nada más y nada menos que 36 cortes contiene esta BSO: es una música bella, pero tampoco logra eclipsar el score de Debney.

5. Últimos días en el desierto (Rodrigo García, 2015).


Música de Danny Bensi & Saunder Jurriaans. Estos dos compositores suelen trabajar juntos, y a ellos debemos algunos soundtracks notables, como Enemy, El regalo o Martha Marcy May Marlene. Para este filme en el que Ewan McGregor se desdobla en Jesús y en el Diablo, utilizaron violines y sonidos más propios de una producción del cine independiente que de las siniestras y espectaculares partituras de Gabriel y Debney. Sólo dura media hora, pero merece la pena: es algo austero y alejado de los anteriores discos.

Fuente: aleteia