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TOMO X. VIDA DE GARCÍA MORENO. En julio de 1874; el Sr. Juan Aguirre, antes de partir a Europa, fue a despedirse de García Moreno. Tras una larga y afectuosa tertulia, el Mandatario acompañó al visitante …Más
TOMO X. VIDA DE GARCÍA MORENO.

En julio de 1874; el Sr. Juan Aguirre, antes de partir a Europa,
fue a despedirse de García Moreno. Tras una larga y
afectuosa tertulia, el Mandatario acompañó al visitante hasta la
puerta, le abrazó y le dijo: “ ¡Ya no volveremos a vernos. Lo
presiento. Este es nuestro postrer adiós!” Enseguida tornó el
rostro a un lado, para enjugar unas lágrimas, y repitió: “ ¡Ya no
volveremos a vernos. Adiós!” Transcurrió un año, y en 4 de
agosto de 1875, le dirigió una carta, en la cual después de hacerle acuerdo de los tristes presentimientos del año anterior,
se ratificó en ellos con estas textuales y conmovedoras expresiones:
“Voy a ser asesinado. Soy dichoso de morir por la
santa Fe. Nos veremos en el Cielo” A unos amigos que le conjuraban a tomar precauciones, les contestó sonriendo alegremente: “Y bien, ¿qué anhela un peregrino sino llegar cuanto antes al término de la jornada? ¿Por qué suspira un navegante sino por saludar presto las riberas
de la Patria? No me guardaré, no. En manos de Dios tengo
puesta mi suerte. El me sacará del mundo cómo y cuando le
plazca” Cinco de agosto de 1875. Preside García Moreno al
Consejo de Estado, cuyos miembros le ruegan prevenirse contra
las asechanzas de los asesinos. El contesta: “No hay cómo
evitar el puñal del sicario, siempre en acecho, y dispuesto
9 clavarlo en el punto, y hora menos pensados. Pero, si los enemigos de Dios y de la Iglesia pueden matarme, Dios no muere"