Marisa, al convento con 22 años: «En dos semanas ya he sido más feliz que en toda mi vida» Esta joven madrileña es novicia en las clarisas de Monzón ReL 31 marzo 2018 Marisa Macicior tiene 22 años y …Más
Marisa, al convento con 22 años: «En dos semanas ya he sido más feliz que en toda mi vida»
Esta joven madrileña es novicia en las clarisas de Monzón
ReL 31 marzo 2018
Marisa Macicior tiene 22 años y hace poco más de un mes que entró como novicia en el convento de las clarisas de Monzón (Huesca). Esta joven madrileña ha dejado su región y el último curso de Psicología por una vida de clausura y lejos de pensar que renuncia algo afirma ser profundamente feliz con la decisión que ha tomado.
Con un gran convencimiento y naturalidad Marisa explica al portal Iglesia de Aragón cómo alimentó su fe, el momento en el que empezó a sentir la vocación a la vida religiosa y la evolución que acabó llevándola al convento:
- ¿Qué recuerdas de tu niñez?
- Aunque vengo de una familia cristiana, cuando yo era pequeña, la fe se vivía con el típico “yo soy creyente pero no practicante”. Había una conciencia de que era importante, pero se había relajado. Al mudarme a Madrid, empecé a tratar mucho con mi tía Marta, hermana de mi padre, que me fascinaba hablándome de la fe. Al primer retiro fui engañada, con apenas 12 años. Me dijo: “Voy al Retiro”. Pensé que era al parque del Retiro y le dije: “Pues voy contigo”; y acabé en el Colegio de Cluny, donde luego estudié. Como empecé a ir a los retiros, también lo hicieron mis padres, que siguen hasta ahora. Desde entonces ha sido un camino de encuentro, porque Dios existe, Dios quiere y Dios habla.
- ¿Cómo ha sido ese proceso?
- Poco a poco, he ido conociendo a una persona que está viva y es real. Bien es cierto que, entre medio, se han mezclado pasiones a nivel personal, la música, el mundo del teatro… Entré en una productora en la que sentía que podía llevar a Dios al mundo del arte, de la belleza. Mi fe, mi trabajo y mis pasiones se empezaron a mezclar cada vez más y era una sensación complicada, porque me sentaba en la oración y decía: “Mira, Señor, todo lo que estoy haciendo por ti y, sin embrago, te siento muy lejos”. No entendía por qué no encajaba. Los Oblatos fueron una luz en el camino…
Artículo completo en www.religionenlibertad.com/marisa-convento…
Esta joven madrileña es novicia en las clarisas de Monzón
ReL 31 marzo 2018
Marisa Macicior tiene 22 años y hace poco más de un mes que entró como novicia en el convento de las clarisas de Monzón (Huesca). Esta joven madrileña ha dejado su región y el último curso de Psicología por una vida de clausura y lejos de pensar que renuncia algo afirma ser profundamente feliz con la decisión que ha tomado.
Con un gran convencimiento y naturalidad Marisa explica al portal Iglesia de Aragón cómo alimentó su fe, el momento en el que empezó a sentir la vocación a la vida religiosa y la evolución que acabó llevándola al convento:
- ¿Qué recuerdas de tu niñez?
- Aunque vengo de una familia cristiana, cuando yo era pequeña, la fe se vivía con el típico “yo soy creyente pero no practicante”. Había una conciencia de que era importante, pero se había relajado. Al mudarme a Madrid, empecé a tratar mucho con mi tía Marta, hermana de mi padre, que me fascinaba hablándome de la fe. Al primer retiro fui engañada, con apenas 12 años. Me dijo: “Voy al Retiro”. Pensé que era al parque del Retiro y le dije: “Pues voy contigo”; y acabé en el Colegio de Cluny, donde luego estudié. Como empecé a ir a los retiros, también lo hicieron mis padres, que siguen hasta ahora. Desde entonces ha sido un camino de encuentro, porque Dios existe, Dios quiere y Dios habla.
- ¿Cómo ha sido ese proceso?
- Poco a poco, he ido conociendo a una persona que está viva y es real. Bien es cierto que, entre medio, se han mezclado pasiones a nivel personal, la música, el mundo del teatro… Entré en una productora en la que sentía que podía llevar a Dios al mundo del arte, de la belleza. Mi fe, mi trabajo y mis pasiones se empezaron a mezclar cada vez más y era una sensación complicada, porque me sentaba en la oración y decía: “Mira, Señor, todo lo que estoy haciendo por ti y, sin embrago, te siento muy lejos”. No entendía por qué no encajaba. Los Oblatos fueron una luz en el camino…
Artículo completo en www.religionenlibertad.com/marisa-convento…
Este tipo de experiencias resultan hasta cierto punto engañosas, porque con 2 semanas apenas de experiencia religiosa, todavía no se conoce lo que realmente es la vida comunitaria, la cual es una enorme cruz que sólo con la ayuda de Dios se puede sobrellevar. Cierto que hay también el aspecto espiritual que reconforta, pero la Cruz es la Cruz. Y digo que este tipo de testimonios es …Más
jahfuentes
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