Bergoglio Cómplice de Comunistas -escondió libros marxistas en la biblioteca de los Jesuitas.

8 de Noviembre del 2010 . Bergoglio confesó además que su jefe Esther Careaga, fue su mentora que lo introdujo en las ideas marxistas haciéndole leer libros comunistas. Congregación para la Doctrina de la Fe: •Prohibición formal de cooperar con partidos comunistas. Excomunión latae sententiaea (Denzinger-Hünermann 3865. Decreto del Santo Oficio, 28 de junio (1 de julio) de 1949) Dr. Antonio Caponnetto Lunes 31 de mayo de 2010 Bergoglio desenmascarado – Bergoglio fue denunciado como colaboracionista de marxistas. elblogdecabildo.blogspot.com/2010/05/eclesiales.html Bergoglio también utilizó los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola para esconder a los subversivos marxistas y sacarlos del país y acusó de crímenes de lesa humanidad a los que combatieron contra el comunismo castrista. Bergoglio speaks about his friendship with communist Esther Careaga, testifying at the trial of her murderers on 8 November 2010, while Archbishop of Buenos Aires. ( The marxist terrorists Esther Careaga was a founding of the Mothers of Plaza de Mayo.) During the trail Bergoglio confesses that he hid Marxist books in the library of the Jesuits and that the Marxist Esther Careaga introduced him into the political ideas reading communist books. Bergoglio accuses the political prisoners who fought against Communism with crimes of Lesa Humanity and defends Marxist terrorists. Papa Pío XI: • El sistema comunista, con sus autores y defensores están condenados Condenamos el sistema (comunista), a sus autores y defensores, quienes han considerado a Rusia como el terreno más apto para realizar un sistema elaborado hace mucho tiempo y desde Rusia extenderlo por todo el mundo. (Pío XI Encíclica Divini Redemptoris, n ° 24, 19 de marzo de 1937) • El comunismo es intrínsecamente perverso y no se puede colaborar con él en ningún terreno Procurad, venerables hermanos, con sumo cuidado que los fieles no se dejen engañar. El comunismo es intrínsecamente perverso, y no se puede admitir que colaboren con el comunismo, en terreno alguno, los que quieren salvar de la ruina la civilización cristiana. Y si algunos, inducidos al error, cooperasen al establecimiento del comunismo en sus propios países, serán los primeros en pagar el castigo de su error; y cuanto más antigua y luminosa es la civilización creada por el cristianismo en las naciones en que el comunismo logre penetrar, tanto mayor será la devastación que en ellas ejercerá el odio del ateísmo comunista. (Pío XI. Encíclica Divini Redemptoris, n. 60, 19 de marzo de 1937)