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El infierno. Monseñor De Segur. Relatos documentados sobre la realidad del infierno.
Marcelo Fernando de Argentina
Oración de San Carlos de la Colombiere para no caer en la desesperación.
Dios mío, estoy tan persuadido de que veláis sobre todos los que en Vos esperan y de que nada puede faltar a quien de Vos aguarda toda las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre Vos todas mis inquietudes. Mas yo dormiré en paz y descansaré; porque Tú ¡Oh Señor! Y sólo Tú, has asegurado …Más
Oración de San Carlos de la Colombiere para no caer en la desesperación.

Dios mío, estoy tan persuadido de que veláis sobre todos los que en Vos esperan y de que nada puede faltar a quien de Vos aguarda toda las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre Vos todas mis inquietudes. Mas yo dormiré en paz y descansaré; porque Tú ¡Oh Señor! Y sólo Tú, has asegurado mi esperanza.

Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las fuerzas y los medios de serviros; yo mismo puedo perder vuestra gracia por el pecado; pero no perderé mi esperanza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.

Que otros esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones. En cuanto a mí, Señor, toda mi confianza es mi confianza misma. Porque Tú, Señor, solo Tú, has asegurado mi esperanza.

A nadie engañó esta confianza. Ninguno de los que han esperado en el Señor ha quedado frustrado en su confianza.

Por tanto, estoy seguro de que seré eternamente feliz, porque firmemente espero serlo y porque de Vos ¡oh Dios mío! Es de Quien lo espero. En Ti esperé , Señor, y jamás seré confundido.

Bien conozco ¡ah! Demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuánto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me conservaré a cubierto de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable esperanza.

En fin, estoy seguro de que no puedo esperar con exceso de Vos y de que conseguiré todo lo que hubiere esperado de Vos. Así, espero que me sostendréis en las más rápidas y resbaladizas pendientes, que me fortaleceréis contra los más violentos asaltos y que haréis triunfar mi flaqueza sobre mis más formidables enemigos. Espero que me amaréis siempre y que yo os amaré sin interrupción ; y para llevar de una vez toda mi esperanza tan lejos como puedo llevarla, os espero a Vos mismo de Vos mismo ¡oh Creador mío! Para el tiempo y para la eternidad. Así sea.
Marcelo Fernando de Argentina
Con respecto al tema del demonio y los condenados en el infierno hay que decir que no pueden ser perdonados porque ellos mismos no quieren aceptar la Misericordia de Dios y la rechazan por toda la eternidad. En el caso de los seres humanos, si se muere en pecado mortal, la voluntad queda confirmada, congelada y petrificada, por decirlo de algún modo, en el estado de odio y rechazo eternos a Dios …Más
Con respecto al tema del demonio y los condenados en el infierno hay que decir que no pueden ser perdonados porque ellos mismos no quieren aceptar la Misericordia de Dios y la rechazan por toda la eternidad. En el caso de los seres humanos, si se muere en pecado mortal, la voluntad queda confirmada, congelada y petrificada, por decirlo de algún modo, en el estado de odio y rechazo eternos a Dios y sin posibilidad de arrepentimiento. El tiempo de la Misericordia es mientras hay vida. Luego de la muerte ya no hay posibilidad de volver atrás.
En el siglo XX hay muchos testimonios sobre la realidad del infierno. Está el testimonio de la Dra. Gloria Polo y el del Padre Steven Scheier, entre otros.
Algo muy destacable de este libro de Monseñor De Segur es la parte que cuenta que un exorcista preguntó al demonio si deseaba ser aniquilado para al menos no sufrir más y el demonio respondió que NO. Transcribo a continuación el párrafo.
"En el siglo pasado, en Messina, un santo sacerdote conjuraba a un poseído, y le preguntaba al demonio: «¿Quién eres?» —Soy el ser que no ama a Dios—, respondió el maligno espíritu. Y en París, en otro exorcismo, el ministro de Dios preguntando al demonio: «¿Dónde estás?» respondió enfurecido: — ¡En los infiernos para siempre! — ¿Querrías ser anonadado? —No, para que pueda odiar siempre a Dios. De este modo podría hablar cada uno de los condenados. Aborrecen eternamente a Aquél a quien habían de amar."