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Misioneros católicos llevan alegría a los más desfavorecidos de Kazajstán 1/2 «Aperite plene portas Christo!» El lema episcopal de Mons. José Luis Mumbiela son las palabras del beato Juan Pablo II …Más
Misioneros católicos llevan alegría a los más desfavorecidos de Kazajstán 1/2

«Aperite plene portas Christo!»
El lema episcopal de Mons. José Luis Mumbiela son las palabras del beato Juan Pablo II que ponían de manifiesto su gran deseo al inicio de su pontificado y que fueron repetidas, y asumidas, por Benedicto XVI al final de su homilía también en el inicio de su servicio en la cátedra de Pedro: «Aperite plene portas Christo!» (iAbrid de par en par las puertas a Cristo!). Mons. José Luis Mumbiela, nuevo obispo de Almaty, en Kazajistán

El pasado 8 de mayo, justo una semana después de la subida a los altares de Juan Pablo II, era consagrado como obispo de Almaty, en Kazajistán, el joven sacerdote de Monzón José Luis Mumbiela, hasta ahora rector del Seminario Interdiocesano de Karaganda. Del nuevo Papa beato ha elegido Mons. Mumbiela su lema episcopal: «iAbrid de par en par las puertas a Cristo!» Éste será su gran desafío como pastor en medio de las estepas kazajas, una tierra a la que llegó hace 13 años y que poco a poco se ha ido convirtiendo en la «niña de sus ojos».
Con sólo 41 años, ¿cómo ha vivido su nombramiento como obispo de Almaty, una de las ciudades más importantes de Kazajistán? ¿Qué se le pasa a uno por la cabeza y por el corazón en esos momentos?
He de reconocer que los rumores que corrían antes del nombramiento no me entusiasmaban lo más mínimo, pero cuando la Iglesia te pide un servicio no se lo puedes negar, aunque al inicio te cueste mucho asimilarlo. Con el tiempo, uno se acostumbra a hacer lo que no le apetece cuando Dios se lo pide; y además, descubres, pasado un tiempo, que Él tenía razón. Curiosamente siempre es así: el camino para tu felicidad pasa por el cumplimiento de su voluntad.
¿Con qué expectativas afronta el desafío pastoral que el Papa ahora le propone?
Con la convicción de que sólo con la ayuda de Dios se podrá sacar adelante la misión encomendada. Junto a eso, da alegría saber que Él suele poner al lado los colaboradores necesarios (sacerdotes, religiosas y laicos) para que la obra sea totalmente de Él y como Él quiere. Lo nuestro es procurar «estorbar» lo menos posible.
¿Qué se siente llamado a aportar como pastor diocesano?
Es difícil adivinarlo al inicio del camino, aunque bien me gustaría resumirlo, como deseo, en las palabras de la famosa oración «haz de mí, Señor, un instrumento de tu paz», poniendo perdón, reconciliación, vida, esperanza, optimismo, fe..., en definitiva «Amor donde no hay amor».
Muchos se preguntarán: ¿qué hace un sacerdote de Monzón en las estepas kazajas? ¿Podría describirnos brevemente su particular «historia de amor» con un pueblo tan distinto al suyo de origen y en el que lleva ya más de 13 años?
Aunque nunca tuve entre mis proyectos y deseos el irme a misiones, sí que tenía claro que el ministerio sacerdotal de un cura diocesano no se agota en los límites geográficos de la propia diócesis, sino que has de tener el corazón y la disponibilidad tan amplios como los horizontes de las necesidades de la Iglesia. Por eso la «historia de amor» arranca de los inicios de mi propia vocación, amándolos antes de conocerlos, deseando servirles antes de saber que un día estaría junto a ellos. Y una vez aquí fue hermoso descubrir las grandes cualidades humanas de estas gentes, su profundo sentido de respeto hacia lo sagrado. No dudo de que el hecho de haber vivido en un seminario internacional durante mi preparación al sacerdocio haya sido un buen «campo de entrenamiento» para estar acostumbrado a convivir con personas muy distintas a mi cultura y lengua. Por otro lado, esta capacidad de convivencia con gente diversa creo que está insertada, o al menos lo debería, en el alma de todo sacerdote, de todo pastor.
¿Qué nos puede decir de la Iglesia y del pueblo que ahora le toca guiar como pastor? ¿Se sienten bien integrados y reconocidos en el contexto de pluralismo religioso que se vive en el país?
Los católicos gozan en la actualidad de una libertad de culto con la que sólo se podía soñar décadas atrás. A nivel oficial la Iglesia católica es considerada una de las religiones «tradicionales» del país, junto con el islam y la iglesia ortodoxa rusa. Este hecho, teniendo en cuenta el pequeño número de creyentes católicos en comparación con el resto, no deja de ser un detalle de gran distinción.
La Iglesia católica afronta en estos tiempos un período de transformación. La imagen (incluso manifestada en las facciones de los rostros según las nacionalidades) de la Iglesia en épocas soviéticas y en los años noventa, está adquiriendo una mayor variedad. La mentalidad de la gente también cambia, así como la situación sociopolítica. Respecto a esto último, de cara al futuro siempre se generan interrogantes, debido a la constante corriente de emigración y a la incógnita acerca de la estabilidad de un sistema que de momento da buenos resultados, pero no sabes cuánto puede durar.