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Jesus y La Samaritana. Jesús mismo es el Mensaje de Salvación, la Palabra Eterna hecha carne. Él revela y transmite su Palabra, es decir, Él mismo se entrega a nosotros por amor. Ésa es la Buena Noticia …Más
Jesus y La Samaritana.

Jesús mismo es el Mensaje de Salvación, la Palabra Eterna hecha carne. Él revela y transmite su Palabra, es decir, Él mismo se entrega a nosotros por amor. Ésa es la Buena Noticia: Dios se hace presente en medio de nosotros, de manera plena y definitiva, a través de su Hijo Jesús. (Lc. 2,10-11; Jn. 1,1-18; Hech.2,22-36; 13,16-41; 1ª Carta de Juan 1,1-14).
Evidentemente, Jesús no habla en los Evangelios de un método catequístico, pero sí podemos percibir una manera de obrar, una "pedagogía", una "metodología" que le es propia y que utiliza con frecuencia. Es fascinante ver cuál fue el proceso que utilizó Jesús para llegar al corazón de la samaritana y que podríamos resumir de la siguiente manera:

1. JESÚS PARTE DE LA REALIDAD DE VIDA O DE LA SITUACIÓN EXISTENCIAL DE LA SAMARITANA.

La samaritana tenía su historia, sus creencias, su manera de relacionarse con los otros, su propia forma de vida. Ella no sabía ni podía crecer como persona. Se había transformado en un lugar de paso, para los hombres; de odio para las mujeres y en un motivo de escándalo para la comunidad. Era una mujer adúltera.
Jesús no se escandaliza ante tal realidad, muy por el contrario, la respeta y ama profundamente, al punto tal que decide ayudar a la mujer a reencontrarse con su historia. Por eso, él toma la iniciativa, da el primer paso y luego procede delicada y respetuosamente. Sin apremios, pero con marcada insistencia; sin cesar de llevarla por los caminos del amor y las exigencias de una vida mejor.
Y esto es lo primero que precisamente tenemos que aprender los catequistas: A AMAR Y RESPETAR PROFUNDAMENTE LA realidad DE NUESTROS CATEQUIZANDOS, en nuestro caso, los niños; no imponiéndoles nada, sino acercándolos al Amor de Dios.

2. JESÚS ANUNCIA SU PALABRA: "YO SOY EL CRISTO"

Recién cuando la tierra estaba preparada; es decir, cuando la samaritana estaba predispuesta, es que Jesús anuncia su Palabra, transformadora, viviente, operante. Generando un cambio de vida, un cambio fundamental en el corazón y en la vida de la samaritana. De la misma manera, la Palabra del Señor opera la Salvación y la Redención, en nosotros y en nuestros catequizandos, con una fuerza extraordinaria.

3. SE PRODUCE UN CAMBIO DE VIDA O RESPUESTA VITAL EN LA SAMARITANA

La mujer sacudida por el amor de Jesús, tocada y sanada por la Palabra de Dios se encuentra y acepta a sí misma. Esto le permite descubrirse, abrirse a los demás y al Otro. La samaritana no sólo vuelve corriendo a su pueblo -dejando el cántaro y con él, su vida anterior- sino que irrumpe llena de vida en la realidad cotidiana de su gente, testimoniando su encuentro con el Dios Viviente.

La samaritana pasa de ser DISCÍPULA (seguidora) de Jesús para convertirse en APÓSTOL (testigo o anunciadora) de la Buena Noticia, es decir, se transforma en CATEQUISTA: lleva sus hermanos hasta Jesús. De esa manera, se convierte en un puente para que sus hermanos conozcan a Jesús y luego, ellos mismos lo reconozcan como el Salvador, transformándose, a su vez, en discípulos del Maestro y nuevos apóstoles de su mensaje.
Y ésta es la experiencia que se viene transmitiendo de persona a persona, de corazón a corazón, de padres a hijos, de catequistas a sus catequizandos; desde hace más dos mil años en el seno de nuestra Iglesia, cumpliendo con el mandato del Señor: "vayan y hagan discípulos mío a todos los hombres enseñándoles a cumplir todo lo que les he mandado..." (Mt 28,20)