Existe un profundo vínculo entre la lujuria pornográfica de Tucho y la crueldad del Papa Francisco
- ¿Realmente las espinas dan higos y las zarzas manzanas? ¿Esperaba alguien que, en el estado actual de la Iglesia, el Papa pudiera ser un santo y tener como mano derecha a un sabio?
- ¿No sería más normal tener un papa como Calígula y un burro que llega a cardenal?
- Tanto Francisco como Tucho son la viva imagen del estado actual de la Iglesia con su triple corrupción del gobierno, la inteligencia y la moral.
- La corrupción de la inteligencia se encarna en la figura de Tucho Fernández, que es capaz de mezclar lo más elevado y lo más bajo, el misticismo y el sexo.
- Francisco y el Tucho son el espíritu de nuestro tiempo en la Iglesia y en el mundo, por eso han llegado a la cima sin ser cuestionados.
- La obsesión del Tucho por el sexo no es extraña en la época del pontificado dictatorial de Francisco.
- Belloc decía que temía el futuro no tanto por su lujuria como por su crueldad, porque van de la mano.
- Uno de los seres que mejor encarnó ambas cosas fue el marqués de Sade, ateo, materialista e intérprete de nuestros infelices tiempos.
- De Sade llama a la destrucción sólo una "variación de formas" que no daña a la naturaleza, sino que es beneficiosa para ella, porque la destrucción proporciona a la naturaleza la materia prima para sus reconstrucciones.
- La única ley es la establecida por Aleister Crowley: "Hacer su voluntad es toda la ley".
- La lujuria en el cuerpo está al mismo nivel que el ateísmo en el intelecto y el voluntarismo en el espíritu, la triple negación de Dios, de la Verdad y del hombre como su imagen.
- Sin Dios, nada puede crearse, y la única forma de parecerse a la divinidad es mediante la destrucción, la crueldad y, al final, el suicidio.
- Existe una profunda conexión entre la lujuria pornográfica de Tucho, la tiranía, la crueldad y la destrucción de Francisco y el suicidio de la Iglesia.
- En nuestro tiempo, los pecados no sólo se cometen, sino que se defienden.
- Aunque estuvo encarcelado durante décadas, el marqués de Sade traicionó su propia "moral" porque tuvo la honestidad de defender sus ideas en público, con absoluto egoísmo, más allá de su interés personal, cuando su propia ética no le obligaba a ello.
- Sus corruptos enemigos podían quemar hipócrita y farisaicamente sus obras, mientras las leían morbosamente en secreto.
- Tanto el marqués como Tucho creen en una mezcla de sexualidad y misticismo religioso/político, con una fe de carbonero y celo apostólico.
- En su proselitismo, los perversos son peores que los depravados, porque propagan el mal, corrompiendo a los demás con su ejemplo, predicando y seduciéndoles porque aún conservan vestigios de bondad y amabilidad.
- Los perversos son los tontos útiles de los depravados.
- Los depravados se esconden detrás de los perversos y los necesitan para su supervivencia, para su control y poder sobre los demás.
- La corrupción sembrada por los perversos es la base del poder de los depravados.
- Por eso los que están entre bastidores promueven a los depravados a altos cargos, dándoles influencia, apoyo y publicidad.
- El depravado fue Voltaire y el perverso fue de Sade.
- Voltaire difundió su obra depravada por todo el continente con la ayuda de toda una serie de perversos como Rousseau, al que abandonó cuando ya no le era útil.
- Hizo que Federico de Prusia despreciara al piadoso Euler, un genio de las matemáticas, por su defensa del cristianismo.
- Enano frente a gigantes, Voltaire ridiculizó al religioso Leibnitz, uno de los mayores talentos científicos de la historia, y se disfrazó de filósofo para atacar a la religión como "enemiga de la razón".
- Por supuesto, Voltaire nunca arriesgó nada por sus ideas y murió rico, honrado y venerado.
- No es sorprendente que los escándalos sexuales, teológicos y políticos vayan de la mano.
- La lujuria, la tiranía y la crueldad tienen la misma raíz: la arrogancia, el exceso de un hombre despótico endiosado, sin fe ni corazón, esclavo de sus deseos, siervo de su voluntad desenfrenada.
- El hombre siempre ha pecado, pero en tiempos más sanos se reconocían los límites, no se justificaban los crímenes, y la hipocresía era el último homenaje que el vicio rendía a la virtud.
- La nueva hipocresía es mucho peor: en el pasado, los deshonestos intentaban desesperadamente ser vistos como honestos. Hoy, los honestos están desesperados por ser vistos como deshonestos.
- Este contexto explica a Tucho y nos ayuda a entender por qué un pornógrafo ha ascendido a las alturas de dios gracias a un Papa tiránico y a una jerarquía corrupta.
Traducción IA