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LA FALSA CATEQUESIS.

Vemos como desde hace casi medio siglo se vienen deformando las mentes. Es prácticamente imposible que quienes han sido "instruidos" en religión de esta forma, vean las desviaciones de la secta conciliar; es lógico que crean que esa es la verdadera Iglesia. ¡Que Dios Nuestro Señor se apiade de ellos y los ilumine!

Se han tenido noticias que en algunos colegios religiosos se está abandonando —en muchos casos nos parece que sin comunicar nada a la autoridad eclesiástica ni a los padres— la enseñanza del Catecismo Romano, sustituyéndola por enseñanzas vagas y difusas que omiten instruir a los niños sobre verdades de la fe, los mandamientos de la ley de Dios, o difundiendo graves errores sobre la fe y la piedad.

Se recuerda a los padres de familia que tienen el deber irrenunciable de velar por la formación religiosa de sus hijos. No creemos que en el día del juicio valdrá como excusa de que se lo confió a tal o cual sacerdote, catequista o colegio, por más que sea de religiosos.

Se resumen algunos de los horrores puestos en circulación por la nueva "catequesis", sin que pretendamos agotar el tema pues el error es cambiante, pero esta muestra basta para hacer ver la gravedad de la situación. Después de cada punto se consigna una breve refutación.

1) "Mejor que enseñar a los chicos el Padre Nuestro y el Ave María, y "otras oraciones formulistas" es acostumbrarlos a conversar con Dios a su modo".

Ningún hombre, sea Pontífice, sacerdote, religioso, educador o infante podrá encontrar un mejor modo de dirigirse a Dios que aquel que El mismo nos indicó, palabra por palabra. En cuanto al Ave María, un mensaje directo del Señor también ha de ser superior forma de expresión que la que los hombres o los niños podamos hallar. Ello no quita que, si el niño es capaz, hable, además, con Dios a su modo.

2) "Que es un absurdo rezarle el Padre Nuestro a la Virgen o el Ave María a N. Señor".

Con esto se elimina el Rosario, el que podemos dirigir completo, con sus Padres Nuestros, Aves Marías y Glorias, a Dios o a la Virgen.

3) "Que el pecado no existe en los niños y que solamente hay fallas en ellos".

La Iglesia enseña que el pecado comienza cuando comienza la edad de la razón. De acuerdo a la formación y al intelecto de cada niño ella es variable, pero la conciencia del bien y del mal, no en general, pero sí en algunos puntos parciales, llega a muchos niños en edades increíblemente precoces.

4) "Que como consecuencia del punto anterior dentro de pocos años los niños no se confesarán antes de los 9 años, lo cual es bueno".

La Penitencia es un Sacramento que confiere gracias, no vemos por qué puede ser bueno privar de ellas al niño en uso de razón.

Por otra parte, por más vigilancia que tengan los padres, nunca reemplazará a la seguridad que da el hecho de que desde que comienza la edad del peligro, el niño se vea obligado a abrir su alma y revelar sus secretos al ministro de Dios, cuanto más frecuentemente mejor.

5) "Que no hay que enseñarle los mandamientos al niño en esa etapa".

Si puede pecar desde que tiene uso de razón, debe el niño no sólo conocer los mandamientos, sino que, de acuerdo a la costumbre familiar cristiana, deben serle explicados aquellos como el no mentir, no robar, etc., al alcance de su entendimiento, aprovechando para que gradualmente comprenda la necesidad de la Redención, el sentido del Sacrificio de la Cruz y la realidad del pecado original.

6) "Que el valor de la confesión no estriba en el descargo ante Dios sino primordialmente ante la comunidad'".

Esta es una proposición atea. El valor del Sacramento de la Penitencia está en reconciliarse con Dios y volver, si se ha salido, al estado de gracia; si no hubo pecado mortal, en acrecentar el caudal de la gracia recibida.

Por otra parte, el pecado es pecado porque consiste en preferir lo creado a su Creador. Mal puede pues, la incidencia social del mismo ser más grave que su propia substancia.

7) "Que no hay que darle demasiada importancia a la Primera Comunión, la que no es sino un paso más en la formación del cristiano".

Por vez primera un niño se coloca en un plano superior al de los Ángeles y esto hay que hacérselo comprender.

8) "Que la fe no es fe en Dios sino en las personas, que es importante amar a las personas para tener fe en ellas y ver a Cristo como persona para tenerle fe".

Esta proposición también tiene aspecto de atea.

No tiene mérito amar a las personas por sí mismas en relación a amarlas por amor a Dios. Confiar en las personas es meritorio, pero insignificante frente a confiar directamente en Dios. Si a un niño se le inculca desde pequeño la idea de que Dios está presente en todos sus actos, su fe en Dios será mucho mayor y más viva que la que pueda depositar en las personas, inclusive en sus padres y educadores. El niño distingue bien la diferencia entre Dios y las personas creadas, sin esfuerzo, y hacerle ver a Cristo como una simple persona, sería crear en él la imagen de un dirigente o de un profeta. Dios es Dios y Jesús es su profeta (una fe abierta a todas las religiones y a todos los profetas, con la blanda exigencia de un común teísmo).

Asimismo se callan verdades fundamentales como la existencia de los santos ángeles custodios, del demonio y del fuego eterno para los pecadores. Con esto también se contribuye a dar un aspecto naturalista y filantrópico a la religión católica.

Por otro lado se omite la enseñanza de conceptos tan elemenntales como los diez mandamientos. ¿Puede llamarse "catequesis" a una instrucción que excluye esta base tan fundamental de la doctrina cristiana?

Finalmente debe consignarse una exigencia que, a veces imponen los cultores de una nueva catequesis, exigencia que está incluida en un folleto que cierto colegio de Buenos Aires distribuyó a los padres de sus alumnos a fines del año pasado: que los padres no lleven a sus hijos a un curso de catecismo de otro estilo. Esta exigencia configura una verdadera persecución al método tradicional de catcquesis, al cual, al parecer, se le tiene tanto miedo que se trata de comprometer a los padres a que no recurran a él. Tan ineficaz no debe haber sido.

LA FALSA CATEQUESIS
Federico E. Bracht