Almas del purgatorio: Federico el pastor trató de ahorcarme /Eugenia Von der Leyen

Almas del purgatorio: Federico el pastor trató de ahorcarme /Eugenia Von der Leyen

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11 de Junio (1923). Al despertarme, se inclinó sobre mí una figura alta y oscura, toda envuelta en niebla; no sabría decir si era hombre o mujer. Nada agradable. Me asusté mucho. No he vuelto a escuchar aquel ruido.

14 de Junio. Encontré al fantasma de nuevo en mi habitación cuando fui a dormir. Empecé a rezar en voz alta y se vino junto a mí. Si no fuera porque tiene brazos, diría que parece un
árbol del bosque. Permaneció cerca de veinte minutos y se fue; volvió a las cuatro.

16 de Junio. Fue algo muy duro. Me sacudió por los hombros. Un momento terrible. Le di un puñetazo y le dije: "¡Tú no puedes tocarme!". De inmediato se fue a un rincón. Cuando le di el puñetazo no sentí nada corpóreo, era como un pañuelo mojado en agua caliente. No creo que sea capaz de soportar con frecuencia tales sustos.

18 de Junio. De nuevo aquella cosa monstruosa. Intentó estrangularme. Torcía sus ojos. En mi angustia oraba. Tomé mi reliquia de la S. Cruz. De repente se puso frente a mí, gigantesco. A mis preguntas no respondió; luego salió por la puerta, dejándola abierta.

19 de Junio. Ahora sé que se trata de un hombre. Se estuvo un rato.
Volví a ver las dos mujeres en la Iglesia; parecen ser de otra época. Les pregunté si tal vez habían robado velas; no respondieron nada.

21 de Junio. El monstruo permaneció por más de una hora; se la pasa dando vueltas. Tiene pelo lanudo y negro, y ojos que me producen horror y espanto.
También vi la mujer sentada en el gallinero. Se ha vuelto más agradable, pero no dice nada. Mientras la miraba sucedió algo extraño: un gato se acercaba a ella y, de un momento a otro, saltó a un lado como espantado, como si hubiese sentido a la mujer.
¡Me puse contenta, pues al menos el gato los ve como yo*!

22 de Junio. Permaneció cerca de mí en mi habitación desde la una hasta las cinco, fue algo muy duro. Se inclinó varias veces sobre mí y luego se sentó en mi cama. Hasta lloré de terror y angustia. Luego, para no verlo más, me puse a recitar la oración de las Horas del Oficio Divino. Se me alejó y empezó a suspirar pavorosamente. Ahora se me presenta un poco más reconocible, pero no sé quién es. Siento mucho miedo, a veces tengo que hacer un verdadero esfuerzo para caminar por mi habitación. Sin embargo, el resto de
tiempo puedo descansar y dormir bien.

24 de Junio. Él regresó nuevamente y me tomó por los hombros. Le dije: "¡Dime lo que quieres y no vuelvas más!". Ninguna respuesta; volvió a correr por la habitación y luego se fue.

No pude tranquilizarme. Retornó a las seis de la mañana. De día produce aún más miedo. Se resiste a la lucha; es un alma de las más miserables que han venido hasta ahora. Le dije: "¡No me molestes, debo prepararme para la Sagrada Comunión!". Se me acercó y alzó las manos suplicando. Sentí tanta compasión, que le prometí muchas cosas; luego le dije: "¿No puedes hablar?", negó con la cabeza, "¿Sufres mucho?", gimió terriblemente; lo
rocié con agua bendita y desapareció.

27 de Junio. Vino de nuevo por la noche, creo conocerlo; me parto la cabeza pensando quién podría ser. No es para nada simpático.

28 de Junio. Nuevamente vi las dos mujeres en la Iglesia.

29 de Junio. Cuando iba a dormir, lo encontré de nuevo en mi habitación. Puede que sea Federico, el pastor asesinado. De inmediato se lo pregunté pero no reaccionó. Oré con él, luego me miró tan serio que sentí mucho miedo. Le rogué que se fuera y realmente me hizo caso.

30 de Junio. Estuvo poquísimo tiempo, me despertaron sus sollozos. Su cara es tan negra que en verdad me es muy difícil reconocerlo. Sin embargo: la estatura, la nariz, los ojos: estoy casi segura que es él, yo lo vi muchas veces cuando estaba vivo.

2 de Julio. Vino de nuevo, pero ya no tenía ese aspecto tan feo y duro, no se estuvo mucho tiempo. Lo llamé como "Federico el pastor", cosa que encontró, al parecer, muy natural.

3 de Julio. Sólo estuvo unos minutos. Le pregunté: "¿Eres Federico, el pastor asesinado?", dijo muy claramente: "¡Sí!".

4 de Julio. Vino a mí por la mañana, me miró con tristeza y se fue. No me dió ninguna respuesta.

5 de Julio. Tuve la impresión de que estaba como resplandeciente. Durante la oración hizo la señal de la cruz.

6 de Julio. Estoy muy contenta porque al fin pudo hablar. Le pregunté: "¿Por qué siempre vienes a mí?". Él: "Porque siempre has rezado por mí" (Era cierto, pues siempre sentí compasión de ese pobre Cristiano. De niño era muy extraño). Yo: "¿Qué cosa te ha salvado?". Él: "Reconocimiento y arrepentimiento". Yo: "¿Entonces no moriste inmediatamente?". Él: "No". Yo: "¿Saldrás pronto del Purgatorio?". Él: "¡Falta mucho, mucho!". Le dije que entonces podía seguir viniendo si le hacía bien. Es interesante que alguien, bruto en vida, hable de esa manera cuando ha dejado su cuerpo*.

Ahora no le tengo miedo. Deseo ayudarlo con todo mi corazón. ¡Qué misericordioso es Dios!.

*El Padre Sebastián Wieser señala: "Al final de su vida se le
manifestó la gran misericordia de Dios. Raramente iba a la Iglesia. Sólo tuvo un hijo, que en la escuela era conocido como falso y mentiroso; les dio muchos dolores de cabeza a sus superiores.
Si el joven era castigado en la escuela, él [(Federico)], por el enojo, tiraba los cuadernos hacia el maestro y el Párroco. ¡Le advertí que algún recibiría una paliza de este mismo hijo!. A los diecisiete años, este hijo, cerca de la medianoche, asesinó a su propio padre y fue condenado a muerte. El pastor Federico entró en la eternidad víctima de una tragedia familiar. Nadie supo si había muerto instantáneamente o si pudo alcanzó a arrepentirse. Ahora sabemos que no murió en el acto. El chico lo había abandonado en el granero a su suerte. Una mañana encontraron al pobre hombre ya fallecido. Volvamos de nuevo "al muerto del pelo desgreñado, negro y ojos que infundian terror" no reconocible sino hasta el 27 de junio. Y desde entonces, su figura fue más clara y luminosa y el 6 de julio dijo que no había muerto al instante, que "el reconocimiento y el arrepentimiento de sus pecados" lo salvó de la condenación"

. El 12 de Julio dijo: "¡Estoy ardiendo!", presionó su dedo en la mano de la princesa dejándole una quemadura roja, como de sol, que yo mismo vi.

8 de Julio. Vino sólo por un momento.

11 de Julio. Estuvo pero sólo poquísimo.

9 de Julio. Eran las seis de la tarde, me dió un puñetazo por la espalda y asi me despertó, de lo contrario habría seguido durmiendo. Yo: "¿Te interesa tanto que yo vaya a Misa?".

Él: "Así puedes ayudarme mucho".

12 de Julio. Hemos orado juntos, luego: "¿Qué es lo que tienes que sufrir?". Él: "¡Estoy ardiendo!". Al instante se me acercó y sin darme tiempo de reaccionar presionó su dedo en mi mano. Me espantó y me hizo tanto daño que lloré. Ahora tengo una mancha roja, que espero desaparezca pronto. Es una cosa y una sensación del todo insólita y excepcional,
tener esta señal del otro mundo*.

*Existen varios libros que hablan de marcas de fuego dejadas por las almas del purgatorio, ver libro "¿Vivono i morti?", famoso libro de devoción en el cual se muestra la marca de una mano impresa en fuego, la cual había atravesado varias hojas.

15 de Julio (1923). Esta noche, después de un breve descanso, ha vuelto. Le dije que no me volviera a tocar porque si lo hacía no volvería a rezar por él. También le dije que se fuera de una vez al Señor Párroco.

18 de Julio. Me encontré con que ya estaba en mi habitación cuando me dirigía a dormir. Me pareció que junto a él había otra figura, pero no estoy segura. Ahora reza siempre conmigo; hay algo que murmura cerca de mí. No respondió a nada de lo que le pregunté.

21 de Julio. Efectivamente son dos, pero no puedo ni imaginarme quién sea el otro. Horrible, sucio y despeinado. No habla. Vi a las dos mujeres en la Iglesia, me arrodillé a su lado, parecía que ya no había lugar para mí. Se mantuvieron mirándome pero no les pude decir nada porque estaba rezando el rosario. Vi la mujer en el gallinero. Por fin habla: se llama Adelgonda. Tiene una apariencia elegante y me mira amablemente. Lleva un vestido. Se ve un poco anciana. Cuando le pregunté qué cosa quería de mí, respondió:
"¡Rezar!".

24 de Julio. El pastor Federico y el otro vinieron dos veces durante la noche, en silencio,
pero no del todo agradable.

29 de Julio. Nada especial. Ambos han venido cada noche. El nuevo tiene un aspecto espantoso. Federico se vuelve cada vez más claro.

1 de Agosto. Ahora sé que la segunda figura es G...*, quien murió hace algunos años de viruela; cuando le pregunté a Federico algo al respecto, me respondió: "¡Mira tú misma!".
De nuevo se acercó y rápidamente escondí las manos.

4 de Agosto. Estuvieron un momento. Pregunté por qué G... venía a mí. Respuesta: "Él te buscó".

9 de Agosto. No he tenido paz en toda la noche, han estado viniendo. G... da bastante miedo, le rogué que me dejara en paz. Luego Federico dijo: "Ofrece sacrificios por
nosotros". Ahora me avergüenza el haber tenido un corazón tan duro.

10 de Agosto. Federico se acercó bastante a mí, tenía un rostro tan bello y bondadoso, que le pregunté: "¿Ya no tienes que sufrir tanto?". Él: "No". Yo: "¿A dónde irás?". Él: "¡Al abandono!". Yo: "¿Volverás nuevamente a mí?". Él: "No". Yo: "¿Por qué no?". Él: "No puedo más". Yo: "¿Pude servirte de ayuda?". Él: "Sí". Luego desapareció. G... se quedó, cosa que para mí no es nada agradable. Suspira y me mira de una forma tan detestable. Sin
embargo, si puedo ayudarle estaré contenta.

Tenía un rostro muy triste.

11 de Agosto. G... vino dos veces por la noche. No responde a nada. No puede estarse ni un momento quieto, se la pasa corriendo por la habitacion. Cuánto lamento que el pastor Federico no venga más, después de todo él era como una especie de defensa para mí. G...
me es muy desagradable, pero de veras deseo ayudarlo.

Nada mejor, estoy acostumbrándome a estos huéspedes no invitados y después (cuando se van) puedo dormir tranquila.