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Sin fe se pierde el uso de la razón. Actualizado 8 junio 2015 José María Uraburu se lanza con valentía a la defensa de la fidelidad a la fe y su contenido. Las aguas bajan con cierta turbulencia por …Más
Sin fe se pierde el uso de la razón.

Actualizado 8 junio 2015

José María Uraburu se lanza con valentía a la defensa de la fidelidad a la fe y su contenido. Las aguas bajan con cierta turbulencia por los cauces de la teología, el derecho y la pastoral en la Iglesia. Parece que queremos solucionar la infidelidad levantando barreras y bendiciendo cualquier aberración. La Iglesia es madre y maestra, estamos en sus manos, pero no podemos perder la racionalidad, y esta se pierde cuando falta la fe. Así se expresa el P. Uraburu:

La apostasía, al perder la fe, hace perder el uso de la razón
, al menos en determinadas cuestiones. Esto podemos comprobarlo al considerar que algunos enormes errores, que se van imponiendo en las naciones de antigua filiación cristiana, hoy apóstatas, no suelen afectar tanto a los pueblos paganos. Corruptio optimi pessima.

Cuando le oímos afirmar a una ministra del Gobierno español socialista, Bibiana Aído
, encargada de ampliar las posibilidades legales del aborto, que «el feto es un ser viviente; pero que no sabemos si es un ser humano», pensamos que la pobre no tiene uso de razón –al menos en referencia al asunto que trata–. Pero cuando se generalizan en la calle, en los medios de comunicación, en la cultura general, en las leyes, pensamientos de la misma condición absurda sobre muchas otras cuestiones, llegamos a la conclusión de que estamos viviendo en un mundo irracional, que no se guía por la razón, sino por el sentimiento y por la voluntad. Y ya no hay filósofos que clamen contra las declaraciones irracionales, por graves que se prevean sus consecuencias. Podría, pues, decirse que la filosofía ha muerto. Juvenal: Sit pro ratione voluntas.

Eso es lo que pensaba San Pablo de los intelectuales de su tiempo. Por eso exhortaba a los cristianos: debéis ser «irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta generación perversa y depravada, entre la cual aparecéis como antorchas en el mundo, llevando en alto la Palabra de la vida» (Flp 2,15-16).

Mayor aún es nuestro espanto cuando la irracionalidad secular invade a no pocos cristianos, que habrían de ser en Cristo «sal de la tierra, luz del mundo» (Mt 5,13-16). Y especialmente nos alarma e indigna cuando graves errores afectan a quienes integran las altas esferas académicas y pastorales. El pueblo sencillo, una de dos, o ha perdido ya la fe, engañado por los falsos doctores, o sigue pensando que dos más dos son cuatro. Ellos, mientras no haya quien los engañe, permanecen en el Credo y el Catecismo de la Iglesia. Y la Iglesia es la Esposa única de la Verdad, que es Cristo.

Fuente del artículo www.religionenlibertad.com/sin-fe-se-pierd…