El “temible” Burke

InfoVaticana

por Gabriel Ariza

¿Cómo reaccionaría el Cardenal Burke a las cartas desafiantes de un activista homosexual?
Jorge Soley publica en su blog la traducción de un testimonio relativo al Cardenal Burke publicado por un ex-homosexual en la revista “Celebrate Life Magazine”
De 1990 a 1994 fui a misa de vez en cuando. En 1995, le dije a mi “compañero” que no ya podía ir más porque estaba muy enfadado con la Iglesia. Metí en una caja todos mis crucifijos y Biblias y los dejé en la oficina del obispo de La Crosse, Wisconsin, con una carta renunciando a la fe católica.
Para mi sorpresa, el obispo Raymond Burke respondió con una amable carta expresando su tristeza. Me decía que respetaría mi decisión y que la notificaría a la parroquia donde había sido bautizado. Muy educadamente, el obispo Burke me decía que rezaría por mí y que esperaba el momento futuro en el que me reconciliase con la Iglesia.
Como uno de los más abiertos activistas “gay” de Wisconsin, pensé: “¡Qué arrogancia!”.Entonces le contesté al obispo Burke con una carta acusándole de acoso. Le dije que sus cartas no eran bienvenidas y le pregunté cómo podía atreverse a escribirme.
Mis esfuerzos no lograron desalentarle. El obispo Burke me envió otra carta asegurándome que no me iba a escribir más, pero que si en el futuro deseaba reconciliarme con la Iglesia, él me daría la bienvenida con los brazos abiertos.
De hecho, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nunca se dieron por vencidos conmigo. Al cabo de pocos años, hablé con un buen sacerdote, quien se sumó a las oraciones del obispo Burkedesde agosto de 1998.
El 14 de agosto, festividad de San Maximiliano María Kolbe y vigilia de la Santísima Asunciónde María, la misericordia divina penetró mi alma cuando estaba en un restaurante. Yo no sabíacuando entré en ese restaurante con mi “compañero” de más de ocho años que el Señor me iba a tomar esa misma tarde y me llevaría a otro lugar fuera de Sodoma, al banquillo de los acusados de su misericordia sanadora, el santo sacramento de la Penitencia.
El sacerdote que había consultado estaba allí. Mientras le miraba, una voz interior le habló ami corazón. Era suave, radiante y clara dentro de mi alma. La voz me dijo: “Este sacerdote es una imagen de lo que todavía puedes llegar a ser, si sólo vuelves a mí.”
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