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Irapuato
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Celebran al Beato Sebastián de Aparicio. PueblaNoticias el 25 de diciembro 2016 fecha: 25 de febrero n.: 1502 - †: 1600 - país: México canonización: B: Pío VI 17 may 1789 hagiografía: «Vidas de …Más
Celebran al Beato Sebastián de Aparicio.

PueblaNoticias el 25 de diciembro 2016 fecha: 25 de febrero
n.: 1502 - †: 1600 - país: México
canonización: B: Pío VI 17 may 1789
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio:
En Puebla de los Ángeles, en México, beato Sebastián Aparicio, que, siendo pastor de ovejas, se trasladó de España a México, donde reunió con su trabajo una notable fortuna con la que ayudó a los pobres, y tras haber enviudado dos veces, fue recibido como hermano laico en la Orden de los Hermanos Menores, en la cual falleció casi centenario.
Patronazgos: patrono de los constructores de carreteras.

Siendo muy niño, Sebastián de Aparicio, natural de España, cuyos padres eran pobres, tuvo que ocuparse de cuidar el ganado. A los quince años, entró al servicio de una viuda en Salamanca; pero, viéndose expuesto a las tentaciones, pasó a servir de ayuda de cámara a un hombre muy rico. Un año después, fue a trabajar en una granja de Sanlúcar de Barrameda, lugar de donde partían los barcos que iban a América. Como el trabajo del campo podía combinarse con la oración y contemplación, el beato permaneció ahí ocho años, durante los cuales ganó suficiente dinero para dotar a sus hermanas. Viéndose de nuevo asaltado por la tentación, huyó de Sanlúcar y decidió partir a América.

Se estableció en México, en la Puebla de los Angeles, donde empezó por dedicarse a la agricultura. Más tarde inició un negocio de transportes de mercancía y correo entre Zacatecas y México. Construyó algunas carreteras y, a fuerza de trabajo, llegó a ser rico. Empleaba su dinero en obras de caridad, dotando a las doncellas, alimentando a los pobres y prestando a los campesinos, sin exigirles que le pagasen. El prestigio de Sebastián, así entre los españoles como entre los indios, era inmenso; las gentes apelaban a su juicio para resolver las disputas. A pesar de su riqueza, el beato vivía muy austeramente, dormía sobre una estera y comía como un pobre. En 1552, se retiró de los negocios y compró una propiedad en las cercanías de la ciudad de México; allí llevó una vida más retirada durante veinte años, entregado al cultivo y la cría de ganado. A los sesenta años se casó con una mujer pobre, a ruegos de los padres de ésta. Cuando murió su esposa, el beato se casó de nuevo; pero en ambos casos el matrimonio no llegó a ser consumado, por consentimiento mutuo de los cónyuges. Después de la muerte de su segunda esposa, cuando tenía setenta años, el beato se vio atacado por una peligrosa enfermedad y fue desahuciado por los médicos. A pesar de ello, recobró la salud. Considerando esto como un aviso del cielo, regaló todas sus posesiones a las clarisas y tomó el hábito de la Tercera Orden de San Francisco.

Pasó algún tiempo al servicio de las clarisas; pero después, sintiéndose llamado a la vida conventual, ingresó en el monasterio de los Frailes Menores de la Observancia, en la ciudad de México. No obstante su edad, Sebastián fue un novicio fervoroso y ejemplar, muy humilde y perfectamente obediente. Sus superiores le enviaron primero a Tlaxcala y más tarde a Puebla a un convento de más de cien frailes, donde pasó los veintiséis últimos años de su vida en el humilde y fatigoso oficio de limosnero. Se cuenta que los ángeles acompañaban al anciano en sus largos y azarosos viajes y que le mostraban el camino. El beato poseía un poder especial sobre las bestias y domaba instantáneamente las mulas y aun las fieras. Acostumbraba conducir un carro tirado por bueyes para transportar el grano y los alimentos que las gentes le regalaban para el sostenimiento de su numerosa comunidad; jamás tuvo la menor dificultad con los bueyes, que obedecían al sólo movimiento de sus labios. El beato Sebastián vivió hasta los noventa y cinco años. Una de las grandes penas de sus últimos días fue que no podía recibir la comunión, pues su estómago era ya incapaz de retener los alimentos. Cuando le llevaron a su celda el Santísimo Sacramento para que lo adorase, el beato, transportado de gozo, pidió que le bajasen del lecho al suelo y allí se tendió en adoración y acción de gracias. Fue beatificado en 1789.

Ver M. Cuevas, Historia de la Iglesia en México, vol. I, Léon, Auréole Séraphique, vol. I, pp. 313-319.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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✍️ Domingo de la segunda semana de Cuaresma
Libro de Génesis 22,1-2.9a.10-13.15-18.

Después de estos acontecimientos, "Dios puso a prueba a Abraham "¡Abraham!", le dijo. El respondió: "Aquí estoy".
Entonces Dios le siguió diciendo: "Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré".
Cuando llegaron al lugar …Más
✍️ Domingo de la segunda semana de Cuaresma

Libro de Génesis 22,1-2.9a.10-13.15-18.

Después de estos acontecimientos, "Dios puso a prueba a Abraham "¡Abraham!", le dijo. El respondió: "Aquí estoy".
Entonces Dios le siguió diciendo: "Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré".
Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña.
Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.
Pero el Angel del Señor lo llamó desde el cielo: "¡Abraham, Abraham!". "Aquí estoy", respondió él.
Y el Angel le dijo: "No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único".
Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Luego el Angel del Señor llamó por segunda vez a Abraham desde el cielo,
y le dijo: "Juro por mí mismo - oráculo del Señor - : porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único,
yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos,
y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz".

Salmo 116(115),10.15.16-17.18-19.
Tenía confianza, incluso cuando dije:
“¡Qué grande es mi desgracia!”.
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!

Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo.
en los atrios de la casa del Señor,

en medio de ti, Jerusalén.
¡Aleluya!

Carta de San Pablo a los Romanos 8,31b-34.
¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?
¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?

Evangelio según San Marcos 9,2-10.
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos.
Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.
Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo".
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los muertos".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por : San Jerónimo
«El Cristo anunciado por la Ley y los profetas, único Salvador del género humano»