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MARÍA: DEVOCIÓN POPULAR - SR. CANÓNIGO DR. EDUARDO CHÁVEZ SÁNCHEZ. El ser humano siempre tendrá las preguntas más importantes y que le dan razón de su existir: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde …Más
MARÍA: DEVOCIÓN POPULAR - SR. CANÓNIGO DR. EDUARDO CHÁVEZ SÁNCHEZ.

El ser humano siempre tendrá las preguntas más importantes y que le dan razón de su existir: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde voy? ¿Quiénes son los demás que me rodean?
¿Qué es este mundo que me rodea? Cuando el ser humano logra contestar cada una de estas preguntas, y lo hace con armonía y unidad, llega a ser modelo para otros pueblos, esto hará de su
cultura una cultura clásica que ayudará a otros pueblos a contestar sus propias preguntas en un tiempo y espacio totalmente distinto.
Y dentro de estas preguntas, el ser humano toma con especial cuidado su relación con el Absoluto, con el Trascendente, con la divinidad, quien le ayudará a tener un sentido de todo lo
demás. Por ello la Devoción de todo un pueblo, generalmente, gira en torno a su conocimiento de esa trascendencia; son esas “semillas del Verbo” que Dios mismo ha puesto y dispuesto en cada
uno de los corazones de los seres humanos que buscarán siempre esa trascendencia.
Jesucristo, nuestro Señor, es la respuesta de todo ser humano ante sus más grandes necesidades, es la respuesta de cada una de las preguntas profundas del ser humano y el que le da
sentido a toda su existencia. Es Él quien tiene la iniciativa de encontrarse con ese ser humano por
medio de lo más amado para Él como es su propia Madre, María.
La devoción popular de María de Guadalupe es uno de los ejemplos más realizados de
todo esto; es el recordado Juan Pablo II, quien afirmó que fue en México, a los pies de la Virgen de Guadalupe, cuando vislumbró la manera de realizar su Pontificado: “Visité –decía el Papa- el
santuario de Guadalupe en enero de 1979, durante mi primera peregrinación apostólica. El viaje fue decidido como respuesta a la invitación apostólica en la Asamblea de la Conferencia de los
obispos de América Latina (CELAM), en Puebla. Aquella peregrinación inspiró en cierto
sentidos todos los siguientes años del pontificado.”1 El Papa reafirmó la importancia del mensaje de Dios por medio de la Estrella de la Evangelización, María de Guadalupe, y su fiel, humilde y
verdadero mensajero Juan Diego; momento histórico para la evangelización de los pueblos, “La aparición de María al indio Juan Diego –reafirmó el Santo Padre– en la colina del Tepeyac, el
año de 1531, tuvo una repercusión decisiva para la evangelización. Este influjo va más allá de
los confines de la nación mexicana, alcanzando todo el Continente.”2
¿Qué contiene esta devoción para que, de manera evidente, sea tan amada por los Papas,
ya que desde 1573 se han concedido innumerables indulgencias, bendiciones y beneficios al humilde Santuario del Tepeyac? ¿Qué fue lo que vislumbró Juan Pablo II para que además
proclamara Fiesta Litúrgica de Nuestra Señora de Guadalupe para todo el Continente Americano,
y declarara en aquella ocasión: “La aparición de María al indio Juan Diego en la colina del
Tepeyac, el año de 1531, tuvo una repercusión decisiva para la evangelización. Este influjo va
más allá de los confines de la nación mexicana, alcanzando todo el Continente.”3? Y que además
y de manera explícita el Santo Padre declarara: “América, que históricamente ha sido y es crisol
de pueblos, ha reconocido «en el rostro mestizo de la Virgen del Tepeyac, [...] en Santa María de
Guadalupe, [...] un gran ejemplo de evangelización perfectamente inculturada». Por eso, no sólo
en el Centro y en el Sur, sino también en el Norte del Continente, la Virgen de Guadalupe es
venerada como Reina de toda América.”4 ¿Qué tendría esta Devoción, como decía, para que
explícitamente el Santo Padre proclamara todo esto y más? Asimismo, a pocos días de iniciar su
pontificado, el Papa Benedicto XVI oró ante la Virgen de Guadalupe del Tepeyac: “En tus manos
encomendamos nuestras vidas”; y en Brasil regaló un decorado y artístico Altar tríptico para que
presidiera las reuniones de los obispos; en este hermoso objeto, el Papa quiso que se pintara a
Juan Diego, el primer laico indígena canonizado del Continente, con la imagen de la Virgen de
Guadalupe en su tilma y la Biblia en mano para evangelizar a sus hermanos y debajo de este
cuadro puso una frase muy importante “Ustedes serán mis testigos”; profunda frase, ya que este
es el tiempo del laico en su Iglesia Católica.
Como todo Acontecimiento Salvífico, el Guadalupano, si bien se verifica en un momento
histórico: hace casi quinientos años, y en un lugar determinado: en el cerro del Tepeyac; es una
devoción que trasciende fronteras, culturas, pueblos, costumbres, etc.; llega hasta lo más
profundo del ser humano; además, toma en cuenta la participación precisamente de este ser
humano, concreto e histórico, con sus defectos y virtudes, para que con su intervención fuera más
allá de lo que la humana naturaleza permitiría. Una de las más claras manifestaciones de que en
realidad se trata de un Acontecimiento Salvífico es la conversión del corazón, es el mover, en un
verdadero arrepentimiento, al ser humano desde lo más profundo del alma, del espíritu y la razón,
para encontrase con Dios, quien siempre es el primero en tomar esta iniciativa; haciendo realidad
un cambio de vida pleno y total.
Santa María de Guadalupe no es solamente enviada por el Padre, por medio del Espíritu
Santo para manifestar y hacer partícipe a todo ser humano de su Hijo Jesucristo, sino que Ella lo
trae en su inmaculado vientre; por lo que es un verdadero encuentro con Dios por medio de
María. Ella es la discípula y misionera que nos manifiesta y nos entrega el mensaje de salvación
y, asimismo, Ella forma discípulos y misioneros para testimoniar con la propia vida la inmensa
alegría de este encuentro en el amor con Jesucristo Nuestro Señor: Camino, Verdad y Vida, por
medio de su Madre y Madre nuestra.
Veamos, aunque sean algunos pincelazos, los momentos más significativos de esta
historia de salvación que influye decididamente en la evangelización de todo un Continente,
como el mismo Santo Padre lo afirmó. Santa María de Guadalupe es la Estrella de la
Evangelización perfectamente inculturada, modelo para el mundo entero.