¿Tóxico? El supuesto milagro allana el camino a la “santidad” de Juan Pablo I
El “milagro” involucró a Candela Giarda, de 10 años, de la ciudad de Paraná (Argentina), quien en julio de 2011 desarrolló un caso severo de encefalitis aguda y convulsiones cerebrales incontrolables que amenazaron su vida (años más tarde diagnosticadas como FIRES), y finalmente entró en un shock séptico en un Hospital de Buenos Aires.
Los médicos le dijeron a su madre Roxana que la muerte era “inminente” y el padre José Dabusti (quien posteriormente le informó por escrito a Francisco sobre el caso), de una parroquia cercana a la clínica, le dijo que rezara a Juan Pablo I. Unas horas después, la niña comenzó a recuperarse en el transcurso de los próximos seis meses.
La vicepostuladora de la causa de Juan Pablo I es Stefania Falasca. Ella y su esposo, Gianni Valente, ambos periodistas, ya eran amigos personales del cardenal Bergoglio. Candela ahora está estudiando “Salud y Seguridad animal” y tiene un negocio de venta de miel. Dice que no recuerda ese momento de su vida.
Después de esta beatificación, TODOS los Papas del desastroso período del Vaticano II, cuando ocurrió una caída sin precedentes de la Iglesia, se han convertido en “santos”, una clara señal de que la “santidad” del Concilio pastoral es tóxica.
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