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De la mansedumbre con nosotros mismos, por San Francisco de Sales
El presente audiolibro es transcripción fiel del capítulo IX, de la parte tercera, de la obra “INTRODUCCIÓN A LA VIDA DEVOTA”, también conocida como la Filotea, del santo de la dulzura San Francisco de Sales.
En dicha obra el Santo se dirige a todas las almas devotas, utilizando el nombre de Filotea, que significa amante o enamorado de Dios.
El santo de la dulzura nos invita a sentir nuestras faltas, pero con paz y sosiego. Porque así como a un hijo le hacen más fuerza las reconvenciones dulces y cordiales de su padre, que no sus iras y enfados, así también si nosotros reprendemos a nuestro corazón, cuando comete alguna falta, con suaves y pacíficas reconvenciones, usando más de compasión que de enojo, y animándole a la enmienda , conseguiremos que conciba un arrepentimiento mucho más profundo y penetrante, que el que pudiera concebir entre el resentimiento, la ira y la turbación.
Pero, en palabras del Santo, si alguno conoce que las correcciones suaves no bastan para mover su corazón, podrá en tal caso servirse de reconvenciones y reprensiones ásperas y severas, para excitarle a una profunda contrición, con tal que después de haberle reprendido y corregido ásperamente, finalice dándole algún alivio, terminando todo su enojo y sentimiento en dulce y santa confianza en Dios, a imitación de aquel gran penitente, que viendo afligida su alma, la consolaba diciendo:
"¿Por qué estás afligida, alma mía, y por qué me conturbas? Espera en Dios, que todavía le bendeciré y confesaré, porque es la salud de mi rostro y mi Dios verdadero” (Salmos 42, 5).
Cuando cayere pues tu corazón, levántale suavemente, humillándote mucho en la presencia de Dios con el conocimiento de tu miseria, sin admirarte de tu caída; pues ¿qué extraño es que sea enferma la enfermedad, flaca la flaqueza, y la miseria miserable? Pero sin embargo, detesta de todo corazón la ofensa que has hecho a Dios, y lleno de ánimo y confianza en su misericordia, vuelve a emprender el ejercicio de aquella virtud que has abandonado.
¡Que alentados por las sabias palabras y el humilde ejemplo de San Francisco de Sales, sigamos adelante sin desfallecer, levantándonos tras cada caída, con un corazón humilde y contrito que confía en la misericordia del Señor!
¡San Francisco de Sales, ruega por nosotros que recurrimos a vos!
(Imagen: Adoración de los Reyes, retablo pintado al temple sobre madera, la obra más conocida de Gentile da Fabriano. Firmado y fechado en el año 1423)
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