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EDGARIUS
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5 Julio 2017-Miércoles 13º Ordinario-Mt 8, 28-34-Con tal de salvar un alma cualquier sacrificio es. EVANGELIO DEL MIÉRCOLES 13º DEL TIEMPO ORDINARIO, 5 DE JULIO 2017-CICLO A: Mt 8, 28-34: "CON TAL DE …Más
5 Julio 2017-Miércoles 13º Ordinario-Mt 8, 28-34-Con tal de salvar un alma cualquier sacrificio es.

EVANGELIO DEL MIÉRCOLES 13º DEL TIEMPO ORDINARIO, 5 DE JULIO 2017-CICLO A: Mt 8, 28-34: "CON TAL DE SALVAR UN ALMA CUALQUIER SACRIFICIO ES POCO". Ayer como hoy sigue siendo verdad que vale la pena todo lo que se pueda hacer para salvar un alma. Y es poco, pues por una eternidad feliz, vale la pena el sacrificio más grande que se nos pida hacer. Pero, también es verdad que sigue habiendo en la vida muchos contrastes, como el de este Evangelio. "Contraste" porque admiramos el poder de Jesucristo, a quien voluntariamente se le someten los demonios (signo de la presencia y llegada del Reino de Dios). Pero, al mismo tiempo, deploramos toda estrechez del corazón humano al rechazar a quien le trae la salvación: «Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, viéndole, le rogaron que se retirase de su término» (Mt 8,34). Y "triste" porque «la luz verdadera (...) vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron», como nos dice San Juan al inicio de su Evangelio (Jn 1,9.11). CONTRASTE TRAS CONTRASTE: Más contraste y más sorpresa si ponemos atención en el hecho de que el hombre es libre y, como tal, tiene el "poder de detener" la acción de Dios. Dicho de otra manera: El infinito poder de Dios llega hasta donde se lo permite nuestra "poderosa" libertad. Y todo esto exclusivamente porque Dios nos ama, con ese amor de Padre. No nos extrañe que Él sea muy respetuoso de nuestra libertad: Él no impone su amor, sino que nos lo propone. A DIOS LE PODEMOS DAR LAS ESPALDAS: Dios respeta nuestra libertad, a tal grado que le podemos girar las espaldas y no querer aceptar su voluntad. Pero, Dios lleva todo a buen término, a pesar de los impedimentos que le podamos poner. De hecho, nuestros impedimentos son, antes que nada, impedimentos para nosotros mismos. Si le echamos, Él obedece y se marcha. Él paga, pero nosotros perdemos. Salimos ganando, en cambio, cuando respondemos como Santa María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual "Gaudium et spes", § 12-13 La libertad humana: "la gente le suplicaron que se marchara de aquella región" Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigación del demonio, en el propio exordio de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios. Conocieron a Dios, pero no le glorificaron como a Dios. Oscurecieron su estúpido corazón y prefirieron servir a la criatura, no al Creador (Rm 1,21-25). Lo que la Revelación divina nos dice coincide con la experiencia. El hombre, en efecto, cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al mal y se siente anegado por muchos males, que no pueden tener origen en su santo Creador. Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como a su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación. Es esto lo que explica la división íntima del hombre. Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas. Más todavía, el hombre se nota incapaz de domeñar con eficacia por sí solo los ataques del mal, hasta el punto de sentirse como aherrojado entre cadenas. Pero el Señor vino en persona para liberar y vigorizar al hombre, renovándole interiormente y expulsando al "príncipe de este mundo" (Jn 12,31), que le retenía en la esclavitud del pecado. El pecado rebaja al hombre, impidiéndole lograr su propia plenitud. A la luz de esta Revelación, la sublime vocación y la miseria profunda que el hombre experimenta hallan simultáneamente su última explicación. Ojalá, todos tomemos conciencia de lo importante que es dejarle a Dios que actúe en nuestras vidas. ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C. PONGO MI LINK DE FACEBOOK, por si alguno quiere hacer algún comentario o quiere contactarme: www.facebook.com/FRSGG/