Carta abierta al Cardenal Burke

Su Eminencia Reverendísima Cardenal Raymond Leo Burke,

Me dirijo a su Eminencia con la admiración y respeto por su persona, al dar público testimonio ante la Iglesia de su fidelidad al Magisterio de la Santa Madre Iglesia.

Usted, Sr. Cardenal, ha sido repudiado como lo fue Nuestro Señor Jesucristo, simplemente por ser seguidor de la Verdad de la Iglesia que hemos recibido en el depósito de la fe, y que el hombre no puede tergiversar. Usted es humillado siendo apartado de su cargo y privándonos de su sabiduría, y relegándole a un cargo secundario. Pero usted es un pastor de Dios que nos guía con su palabra y su ejemplo. Su postura firme y sin dudas recuerda a Abrahán, que creyó y no dudó. Creyó en Dios y dejó que Él actuara en él. Y así actúa usted, Sr. Cardenal.

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