Nadie como Él
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Salmos, 140:5-9

Líbrame, Señor, de las manos de los criminales, guárdame de los hombres que ejercen la violencia, que proyectan mi caída;

los orgullosos me ponen trampas, me tienden una red y emplazan cepos a lo largo del camino.

Yo digo al Señor: "Tú eres mi Dios"; escucha, Señor, la voz de mi plegaria.

Oh Señor, Señor mío, la fuerza que me salva, tú cubres mi cabeza el día del combate.

No consientas, Señor, el plan de los malvados, no permitas que triunfen sus proyectos contra mí.