Para orar-Ignacio Larrañaga

I. EJERCICIOS PREVIOS

Mucha gente no avanza en la oración por descuidar la preparación previa.

Hay veces en que, al querer orar, te encontrarás sereno. En este caso no necesitas ningún ejercicio previo. Sin más, concéntrate, invoca al Espíritu Santo, y ora.

Otras veces, al inicio de la oración, te sentirás tan agitado y dispersivo que, si no calmas previamente los nervios, no conseguirás ningún fruto.
Puede suceder otra cosa: después de muchos minutos de sabrosa oración, de pronto te das cuenta que tu interior se está poblando de tensiones y preocupaciones. Si en ese momento no echas mano de algún ejercicio de relajación, no solamente perderás el tiempo sino que te resultará un momento desapacible y contraproducente.
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