San Bernardino de Siena. Es el santo patrono de: los anunciantes; la publicidad; contra la ronquera; para pedir por los adictos a los juegos de azar; el personal de relaciones públicas; problemas …Más
San Bernardino de Siena.
Es el santo patrono de: los anunciantes; la publicidad; contra la ronquera; para pedir por los adictos a los juegos de azar; el personal de relaciones públicas; problemas respiratorios; de la diócesis de San Bernardino en California, E.E.U.U., y de Italia.San Bernardino tiene palabras terribles para los vicios obstinados y abominables que en su época estaban ampliamente difundidos en todas las capas sociales, para los sacrilegios tan en contraste con la fe de gran parte del pueblo, para las facciones que laceraban las ciudades italianas. Algunas de sus invectivas contra la usura, la sodomía, los partidos güelfo y gibelino provocan aún hoy estremecimientosEn sus palabras hay algo de angustioso y de ardiente, el celo del apóstol y la piedad afectuosa del hermano: «No os reprendo jamás por vuestros pecados sin que muera de dolor por vuestros pecados... Tenéis necesidad de que os diga la verdad. Creo que maese Domeneddio me condenaría si callase esta verdad».San Bernardino fue el más famoso predicador del 1400 y sus sermones sirvieron de modelos de predicación para muchos oradores en los siglos siguientes.Era muy bien parecido y un día un compañero lo incitó a cometer una acción impura. Bernardino le respondió dándole una sonora bofetada. Otro día un estudiante invitó a los compañeros del curso a cometer impurezas y Bernardino los animó a todos contra el impuro y le lanzaron barro y basura por la cara hasta hacerlo salir huyendo. Pero en el resto de su vida Bernardino fue siempre un modelo de amabilidad y bondad.Ni la voz ni las cualidades oratorias le ayudaban a Bernardino para tener éxito en la predicación. Entonces se dedicó a pedir a Nuestro Señor y a la Sma. Virgen que lo capacitaran para dedicarse a evangelizar con éxito y de pronto Dios le envió a predicar. Y esto sucedió de un modo bien singular.Recorrió todo su país (Italia) a pie, predicando. Cada día predicaba bastantes horas y varios sermones. A todos y siempre les recomendaba que se arrepintieran de sus pecados y que hicieran penitencia por su vida mala pasada. Atacaba sin compasión los vicios y las malas costumbres e invitaba con gran vehemencia a tener un intenso amor a Jesucristo y la Virgen MaríaEn Polonia predicó contra los juegos de azar y las gentes quemaron todos los juegos de azar que tenían. Un fabricante de naipes se quejó con el santo diciéndole que lo había dejado en la ruina, y él aconsejó: "Ahora dedíquese a imprimir estampas de Jesús". Así lo hizo y consiguió más dinero que el que había logrado conseguir imprimiendo cartas de naipeAun después de su muerte, acaecida en la ciudad de Aquila, en 1444, San Bernardino continuó su obra de pacificación. En efecto, había llegado a esa ciudad casi moribundo y no pudo predicar los sermones que se había propuesto. Como las luchas seguían entre los bandos, su cuerpo comenzó dentro del cajón a echar sangre a borbotones, y el chorro de sangre cesó solamente cuando los ciudadanos de Aquila pactaron la paz. En acción de gracias decretaron la construcción de un magnífico monumento sepulcral, llevado a cabo después por Silvestre de Santiago.
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Es el santo patrono de: los anunciantes; la publicidad; contra la ronquera; para pedir por los adictos a los juegos de azar; el personal de relaciones públicas; problemas respiratorios; de la diócesis de San Bernardino en California, E.E.U.U., y de Italia.San Bernardino tiene palabras terribles para los vicios obstinados y abominables que en su época estaban ampliamente difundidos en todas las capas sociales, para los sacrilegios tan en contraste con la fe de gran parte del pueblo, para las facciones que laceraban las ciudades italianas. Algunas de sus invectivas contra la usura, la sodomía, los partidos güelfo y gibelino provocan aún hoy estremecimientosEn sus palabras hay algo de angustioso y de ardiente, el celo del apóstol y la piedad afectuosa del hermano: «No os reprendo jamás por vuestros pecados sin que muera de dolor por vuestros pecados... Tenéis necesidad de que os diga la verdad. Creo que maese Domeneddio me condenaría si callase esta verdad».San Bernardino fue el más famoso predicador del 1400 y sus sermones sirvieron de modelos de predicación para muchos oradores en los siglos siguientes.Era muy bien parecido y un día un compañero lo incitó a cometer una acción impura. Bernardino le respondió dándole una sonora bofetada. Otro día un estudiante invitó a los compañeros del curso a cometer impurezas y Bernardino los animó a todos contra el impuro y le lanzaron barro y basura por la cara hasta hacerlo salir huyendo. Pero en el resto de su vida Bernardino fue siempre un modelo de amabilidad y bondad.Ni la voz ni las cualidades oratorias le ayudaban a Bernardino para tener éxito en la predicación. Entonces se dedicó a pedir a Nuestro Señor y a la Sma. Virgen que lo capacitaran para dedicarse a evangelizar con éxito y de pronto Dios le envió a predicar. Y esto sucedió de un modo bien singular.Recorrió todo su país (Italia) a pie, predicando. Cada día predicaba bastantes horas y varios sermones. A todos y siempre les recomendaba que se arrepintieran de sus pecados y que hicieran penitencia por su vida mala pasada. Atacaba sin compasión los vicios y las malas costumbres e invitaba con gran vehemencia a tener un intenso amor a Jesucristo y la Virgen MaríaEn Polonia predicó contra los juegos de azar y las gentes quemaron todos los juegos de azar que tenían. Un fabricante de naipes se quejó con el santo diciéndole que lo había dejado en la ruina, y él aconsejó: "Ahora dedíquese a imprimir estampas de Jesús". Así lo hizo y consiguió más dinero que el que había logrado conseguir imprimiendo cartas de naipeAun después de su muerte, acaecida en la ciudad de Aquila, en 1444, San Bernardino continuó su obra de pacificación. En efecto, había llegado a esa ciudad casi moribundo y no pudo predicar los sermones que se había propuesto. Como las luchas seguían entre los bandos, su cuerpo comenzó dentro del cajón a echar sangre a borbotones, y el chorro de sangre cesó solamente cuando los ciudadanos de Aquila pactaron la paz. En acción de gracias decretaron la construcción de un magnífico monumento sepulcral, llevado a cabo después por Silvestre de Santiago.
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