Francisco llama “tentación” a la preservación de la fe
Consiste en tópicos como: no podemos “fingir que no vemos estas señales y seguir como si nada hubiera ocurrido, repitiendo las mismas cosas de siempre”, “arrastrándonos por inercia a las formas del pasado” y quedarnos “paralizados por el miedo al cambio”.
Las formas del pasado en las que Francisco está atrapado son las desastrosas recetas del Vaticano II. Paralizado por el miedo al cambio, Francisco es incapaz de superarlas.
Por eso ha dicho correctamente tantas veces que en la Iglesia conciliar la “tentación” es “ir hacia atrás, por seguridad, por miedo, para conservar la fe” y tratar de “conservar el carisma fundacional [del Vaticano II]”. Restaurar la belleza de la Iglesia y de la vida religiosa provocaría, en efecto, un enorme alboroto de los señores de este mundo del que Francisco y sus obispos tienen un miedo mortal.
Su “tentación de retroceder y preservar las 'tradiciones' [del Vaticano II] con rigidez” -la Traditionis Custodes es un ejemplo especialmente repugnante para esto- es para Francisco incluso una “perversión”. Agrega que “pongámonos esto en la cabeza: la rigidez es una perversión, y bajo toda rigidez hay graves problemas”. De hecho, los comentaristas han señalado que Francisco sufre de graves problemas personales subyacentes.
Sin embargo, es extraño que Francisco califique el deseo de “preservar la Fe” también como “una tentación”.
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