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Hacia una espiritualidad arraigada en Jesús (JOSÉ ANTONIO PAGOLA) Hacia una espiritualidad arraigada en Jesús Jesús vive la experiencia de un Dios Padre, de la que brotan en él dos actitudes que vive …Más
Hacia una espiritualidad arraigada en Jesús (JOSÉ ANTONIO PAGOLA)

Hacia una espiritualidad arraigada en Jesús

Jesús vive la experiencia de un Dios Padre, de la que brotan en él dos actitudes que vive y trata de comunicar a sus seguidores: confianza absoluta en Dios y docilidad incondicional al Padre. Jesús vive desde un silencio interior en el que escucha el misterio de Dios como la Buena Noticia de un Padre.

Jesús tiene una espiritualidad centrada en el proyecto del Reino de Dios. Lo que Jesús enseña no es una «doctrina religiosa», sino un modo nuevo de acoger y de vivir el misterio de Dios que nos lleva a situarlo todo dentro de su gran proyecto de humanizar el mundo. Él lo está ya experimentando y quiere que todos compartan su experiencia.

Jesús muestra una espiritualidad al servicio de una vida más humana. En su silencio interior, Jesús nunca percibe a Dios encerrado en su Misterio insondable, aislado del sufrimiento humano e indiferente a la historia de sus hijos. Lo experimenta como una Presencia buena y amistosa que nos está atrayendo a todos sus hijos hacia un mundo más justo y fraterno.

Jesús comparte una espiritualidad alentada por la compasión, que no se mueve tanto desde el principio de la santidad religiosa: «Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo» (Lv 19,2), sino desde el «Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso» (Lc 6,36).

Jesús nos enseña la importancia de la mirada a los que sufren. La experiencia de Dios como Misterio insondable de un Padre que es Amor misericordioso hacia sus hijos despierta en Jesús su capacidad de mirar a los que sufren con amor compasivo. Me atrevería a decir que el camino más eficaz para sintonizar con la espiritualidad de Jesús es aprender a mirar de manera atenta y responsable el rostro de los que sufren. Esta mirada nos arranca de la indiferencia que bloquea nuestra compasión o de marcos religiosos o espirituales que nos permiten vivir con la conciencia tranquila sin activar en nosotros la solidaridad fraterna.

José Antonio Pagola