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El prelado del Opus Dei en Argentina.

Vídeo resumen del viaje pastoral a Argentina

Mons. Fernando Ocáriz concluyó su viaje pastoral a Argentina. Ahora viajará a Bolivia y Paraguay. En este artículo se resumen sus actividades.

DEL PRELADO09/08/2018

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8 de agosto

En su último día en Argentina, el prelado se despidió de la Virgen de Luján, como hizo san Josemaría hace 44 años.

Antes de su paso por la basílica, saludó a un grupo de mujeres que lleva adelante los Talleres Marangatú. Se trata de una iniciativa impulsada por fieles y cooperadoras del Opus Dei para favorecer el desarrollo integral de la mujer y la familia. Le acercaron una cartulina con un collage de fotos de los distintos talleres que se dictan. Mons. Ocáriz escribió sobre la composición estas palabras: “Siempre fieles, siempre alegres”.

También saludó a las autoridades de la Fundación Marzano, institución que desde 1974 promueve el desarrollo rural y la inclusión social en nueve escuelas de las provincias de Mendoza, Santa Fe y Buenos Aires. Les felicitó por el nuevo proyecto lanzado en Luján: el Centro de Formación “Los Aromos”. No faltó el aliento ante los desafíos –“Es un trabajo imponente el que realizan”, les dijo–, y los animó a que trabajaran muy unidos. En una foto con la cronología de los Centros de Formación Rural, escribió estas palabras: “Con mi bendición más cariñosa para todas y todos los que sacáis adelante esta magnífica labor de los Centros de Formación Rural”.

Ya en la Basílica de Nuestra Señora de Luján oró unos minutos y rezó una Salve ante la imagen de la Virgen presente en tierras argentinas desde 1630. Luego, Mons. Ocáriz se dirigió a una de las capillas laterales donde en 2009 se instaló una imagen de san Josemaría. Allí se recuerdan unas palabras del Fundador del Opus Dei, pronunciadas en Buenos Aires el 26 de junio de 1974: “Yo tengo hambre de quedarme con vosotros. Y cuando me vaya me quedaré a los pies de Santa María de Luján; ahí dejo mi corazón. Hijos míos, gracias, gracias a Dios, gracias a vosotros, y gracias a Santa María de Luján: porque he venido, y porque me iré, pero volveré; y, además, me quedaré”.

En el libro de firmas de la basílica, el prelado escribió: “Con la alegría de haber rezado en este santo lugar a la Santísima Virgen de Luján, siguiendo los pasos de san Josemaría, pongo mis intenciones ante la intercesión de María, pidiendo por toda la Nación Argentina”. El P. Lucas, sacerdote de la basílica, le obsequió unas estampas de la Virgen de Luján con trocitos de un manto usado por Ella.

Por la tarde, partió en avión desde el aeropuerto de Ezeiza rumbo a Bolivia, donde continuará su gira pastoral por tierras de Latinoamérica.

7 de agosto

Mons. Fernando Ocáriz visitó hoy la www.austral.edu.ar/en/, sede Pilar, de la que es Rector honorario. A pocos metros de la entrada, lo esperaban familias, docentes y alumnos del jardín Cauquén y los colegios Los Candiles y Los Caminos.

Recorrió primero el Hospital Austral; luego, el Edificio de grado y, finalmente, la Escuela de negocios. Allí compartió un breve encuentro de diálogo con todas las unidades académicas de la Universidad.

El prelado del Opus Dei, en la Universidad Austral.

En ese espacio, Florencia Nizzoli, en representación de la Dirección de estudios de las facultades, le presentó a una alumna de la Facultad de comunicación quien profundizó su camino de fe en la Universidad. Representando el sector salud, el Dr. Ernesto Beruti, jefe del servicio de Obstetricia del Hospital Austral, le transmitió al prelado una síntesis del aporte realizado por la Universidad en el debate del aborto. Carolina Dams, la primera doctoranda del IAE (Business School), habló sobre el valor y la felicidad de trabajar, día a día, por amor y dando gloria a Dios.

Por su parte, Mons. Fernando Ocáriz, destacó el buen trabajo que se realiza desde la Universidad Austral: “El concepto de Universidad indica no un conjunto de elementos independientes, sino una unidad. Es una universalidad de saberes, de profesores y alumnos que tienen una unidad. La interdisciplinariedad de las facultades, el hospital y la escuela de negocios hacen un todo. Y también, la unidad entre ustedes, en todos los niveles. Aquí he visto, y me ha dado mucha alegría, esa unidad, esa interdisciplinariedad. Luchen por esto, que es una condición capital de eficacia y de progreso; ayúdense, compartan, sepan apoyarse para que nadie se sienta aislado”.

En la sala de Juegos Terapeuticos del Hospital Austral.

También resaltó la importancia de tener espíritu de superación “y no por un esfuerzo de afirmación personal, sino para servir mejor a los demás”.

Finalmente, el prelado del Opus Dei recibió el diploma de Rector honorario de la Universidad Austral, título que le había otorgado el Consejo superior en marzo de 2017.

Durante su estancia saludó también a varias familias: dos encuentros fueron especialmente emotivos. Enrique y Lili, con sus gemelos de ocho años, estaban esperándolo frente a la capellanía del hospital. Enrique, profesor de Economía en la Universidad de San Andrés, padece un cáncer avanzado. Quiso agradecer al Padre su cercanía y entregarle encuadernados sus papers académicos publicados desde 2005 hasta la actualidad: sus horas de trabajo. Antes comentaba que san Josemaría insistía en poner las últimas piedras en la tarea profesional y que, para un investigador, llegar a la publicación es poner la última piedra.

En la sala de Neonatología está internada Clementina, recién nacida, que padece un síndrome genético severo. Sus padres, Carolina y Juan, recibieron el consuelo del prelado.

Analía, mamá de Beltrán e Ignacio, mellizos que nacieron antes de la semana 30 de gestación y se están recuperando en Neonatología, tuvo ocasión de conversar con el prelado y compartir su experiencia.

El día anterior, en la celebración de la misa en San Benito.

En los trayectos, el Padre fue saludando a unos y otros; estudiantes, docentes y profesionales administrativos se acercaban para mostrarle fotos de la familia, entregarle cartas y regalos o pedirle oraciones.

Al dejar el campus, luego de una foto emblemática en la fachada del edificio principal del IAE, atravesó el Parque Austral y saludó a los del centro Arboleda, ubicado en ese predio.

Mientras atardecía en San Miguel, unas 20 familias de Buenos Aires tuvieron ocasión de compartir unos momentos con el Padre en La Chacra y llevarse un consejo y una alegría.

6 de agosto

Mons. Ocáriz visitó por la mañana al cardenal Poli en la curia porteña y luego se dirigió a Barracas, para saludar a las comunidades educativas de los colegios Cruz del Sur y Buen Consejo, de AESES (Asociación de Emprendimientos Sociales, Educativos y de la Salud).

Los chicos del colegio Cruz del Sur recibieron al prelado entonando “Siempre alegres”, un tema de origen salesiano. Al terminar, el Padre les pidió la letra impresa para leerla con calma en el coche de camino a su siguiente encuentro. El estribillo reza: “Nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres” y una estrofa expresa: “el que es un santo triste, un triste santo es; servir a Dios alegres es nuestra santidad”.

«VEAMOS A LOS DEMÁS COMO SON, COMO LOS VE EL SEÑOR»

Martín, un niño del colegio, le presentó los dibujos realizados por sus compañeros durante de la “Semana de san Josemaría”, que estaban expuestos en una pared central y regaló al prelado en nombre de todos un juego de ajedrez, práctica que es sensación entre los estudiantes.

Estos colegios desarrollan un proyecto educativo de inclusión, en permanente contacto con las familias. El Buen Consejo cumplió recientemente 100 años y con esa ocasión el Papa Francisco envió una carta de felicitaciones a través del capellán, el padre Pedro Velasco Suárez. Hace años, el entonces cardenal Bergoglio bendijo una imagen de María Santísima, que hoy las alumnas entregaron al prelado. Luego, Mons. Ocáriz les regaló una reliquia de san Josemaría para poner en la capilla.

“Le pedí un consejo para todas las maestras del colegio -narró Sofía, una de las profesoras- y me dijo que no nos olvidemos nunca de infundir el amor de Jesús en el corazón de cada una de nuestras alumnas”. El evento incluyó canciones, violines, flautas, guitarras, saludos, un ramo de flores para la Virgen y preguntas de las estudiantes.

Por la tarde, se acercó a la nunciatura para un cordial encuentro con Mons. Léon Kalenga Badikebele, llegado al país en junio pasado.

Finalmente, presidió la concelebración eucarística de la Fiesta de la Transfiguración en la parroquia San Benito de Palermo. En la homilía, reflexionó sobre la importancia de la centralidad de Jesucristo, tanto en la historia de la humanidad como en la historia de cada persona: “En Cristo se cumple todo el plan de Dios anterior a Él, toda historia converge ante Jesús, adquiere su sentido en Jesús”.

Del mismo modo, recordando las palabras de san Pablo “para mí vivir es Cristo”, afirmó que “nuestra vida adquiere su verdadero sentido en Jesucristo”, y recordó tres pasos de la vida espiritual que señalaba san Josemaría: “Que busques a Cristo, que encuentres a Cristo, que ames a Cristo”.

Para que la centralidad de Cristo sea una realidad, invitó a “buscarlo en la vida ordinaria: en el trabajo, en la familia, en el descanso”; y también a escucharlo, con una escucha “transformadora”, que se nutre del Evangelio y de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía.

Consideró, siguiendo al Papa Francisco, que necesitamos la fe “para ver a los demás como son, como queridos por Dios, como los ve el Señor” y subrayó que “de la unión con Cristo nace la fuerza apostólica”.

Concluyó con un llamado a evangelizar la familia: “¡Qué importante es el trabajo de ayudar a las familias! La familia cristiana es y debe ser la Iglesia doméstica…
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La santidad de vida se contagia, nada más hace falta ver tanta alegría.