Irapuato
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el 16 de junio SANTORAL

Santos Ferreol, presbítero y Ferrucio, diácono. Mártires, Besançon (Francia), 211. Los cuales fueron enviados a predicar el Evengelio por el santo Obispo Ireneo, y después de varios tormentos fueron degollados por órden del juez Claudio.

-Santos Quirico, niño, y Julita, su madre, mártires. En tiempo del Emperador Diocleciano, en Tarso de Cilicia. Quirico era un niño de tres años, y porque lloraba sin cesar, viendo como azotaban cruelmente a su madre con nervios de buey, delante del juez Alejandro, estrellado por los verdugos contra las gradas del tribunal, murió; Julita, después de aquellos crueles azotes y otros diversos tormentos, acabó el curso de su martirio habiéndola degollado.

-Santos Aureo y Justina, su hermana, y compañeros mártires, Maguncia, 451. Los cuales estando en la iglesia comulgando fueron hechos pedazos por los hunos, que andaban saqueando y devastando la Alemania.

-San Ticón, obispo y confesor de Amatunta, en tiempo de Teodosio el Mozo, en Limiso Chipre, s. V. Hijo de un panadero y castigado severamente por su padre porque toda lo daba a los pobres, huyó a un monasterio, se instruyó en las ciencias profanas y sagradas y llegó a la dignidad episcopal. Teodosio el joven le dió siempre muestras de estima y le hizo consejero suyo.

-Santos Similiano o Simblino, obispo y confesor de Nantes (Francia), 310. Este santo floreció en el siglo IV de la Iglesia, es solamente conocido por la mención que hace de él San Gregorio de Tours en su libro de Gloria Martyrum, diciéndonos que fué Obispo de Nantes en Bretaña, y que en el tiempo del rey Clodoveo, estando aquella ciudad sitiada por los bárbaros, se apareció por los aires este santo obispo, y de después de haber dado a aquellos habitantes algunas instrucciones acerca de lo que debían hacer en el peligro que los amenazaba, desapareció y la ciudad quedó dentro de poco liberada. En la misma ciudad de Nantes hay un magnifico templo en el que se guardan sus reliquias, y está dedicado a su nombre.

-San Aureliano, obispo de Arlés, allí fundó, gracias a la generosidad del rey Childeberto, dos monasterios: uno masculino y otro femenino. La regla del primero obligaba a aprender a leer a los monjes analfabetos. Fue uno de los prelados que acusó de herejía al Papa Virgilio; pero se retractó después que el pontifice le dirigió varias cartas sincerándose de su modo de proceder con los herejes en la famosa disputa de los tres capítulos. Arlés, 553.

-San Bennón, obispo de Meissen (Alemania), 1066-1107. Por sus raras prendas y piedad insigne llegó en contra de su voluntad a ser arzobispo de Meissen, en Alemania. Trabajó con celo en el aumento de la Iglesia de Dios, y murió con la murte de los justos, c. 1107. Dios glorificó su sepulcro con continuos milagros y fué canonizado en 1523, cuando Lutero propagaba con mejor éxito su erejía, y de aquí tomó motivo el hereciarca para ridiculidizar la religión y publicando un tratado intitulado "El Nuevo ídolo de Meissen.

-Santa Lutgarda, virgen, Bélgica, 1182-1246. nació en Tongres, Bélgica, en el año 1182 en el seno de una familia muy pobre.
De niña estuvo recogida en el convento de las monjas benedictinas de santa Catalina. Se salió del convento para ver si podía casarse. Al no lograrlo, se metió de monja para siempre.
Vivía algo superficial. Un día, en el salón de visitas, se le apareció Cristo mostrándole lo crudo de la Pasión. La joven que no había podido aspirar a un marido terreno, encontró en Cristo un verdadero esposo.
Desde entonces cambió radicalmente su vida. Se entregó al trabajo con fuerza joven, rezaba y meditaba continuamente la Pasión del Señor. Cuando la trasladaron del monasterio de Brabante, se sintió mejor porque su lengua era el alemán.
Dio ejemplo a las hermanas por su piedad y su devoción arraigada fuertemente en su alma al misterio de la Pasión del Señor. Murió santamente el 16 de junio de 1246.

-San Juan Francisco de Régis, Confesor, predicador misionero. (1587-1640) Nació en Fontcouverte, Francia el 31 de enero de 1587 Hijo de una familia de mercaderes y muy fervorosos cristiano. De niño era muy atento servicial y muy entregado a la Iglesia, nunca se cansaba de rezar. Se ordenó sacerdote jesuita en Toulouse, Francia. Ejerció su ministerio en Puy, fuero tradicional de los calvinistas, donde le llamaban “el santo”, pues aunque su atuendo era humilde, con sotana caída y remendada, y su oratoria poco brillante, la santidad de su vida hacía irresistibles sus sencillas palabras. Dedicaba largos ratos a la predicación y a la confesión, visitaba los lugares más apartados de la región, donde rara vez se veía un sacerdote, y convirtió a muchos herejes. Curaba a los enfermos y el Señor le regalo el don de hacer milagros.
Descubrió el gran valor del dolor y del sufrimiento abrazándolo a él y cuantos sufrían. De lo cual solia decir: "Sufrir por Jesucristo es el único consuelo que hallo en este mundo. Señor, dame fuerzas para poder sufir más y más por tu amor.
Con sus propias palabras él nos habla de su vida: “Mi vida, ¿para qué es sino para sacrificarla por las almas? ¿Cómo podría probar yo mi amor a Dios, si no ofrezco lo que más se estima en este mundo, la salud y la vida? No me sería grata la vida si no tuviere algo que perder por Jesucristo. Siento un deseo vivísimo de ir a las mansiones de los iroqueses y ofrecer mi vida por la salvación de aquellos salvajes.”

-San Ciro, mártir. Era un joven del siglo IV. Según cuenta la leyenda, había en Tarso un juez llamado Alejandro que perseguía cruelmente a los cristianos. Ciro era un niño de cinco años que deseaba más que nada ser mártir. Cierto día de audiencia, Ciro se presentó ante el tribunal, y abrazando por detrás al juez Alejandro le gritó ¡Soy cristiano!. Hizo falta media hora parta callar al niño que seguía gritando y escapándose de las manos de todos los que lo querían atrapar. Finalmente el juez lo atrapó y, furioso, lo tomó por una pierna y lo estrelló contra la pared.
Ciro fue muy célebre entre los cristianos de la época por su valentía a tan temprana edad. Las reliquias del pequeño mártir se repartieron por Francia y numerosas localidades llevan su nombre.

-Santos Domingo Nguyen, Sacerdote O.P. 11-26-1839. Domingo Nhi, Laico 6-16-1862. Domingo Mao, Laico 6-16-1862. Vicente y Andrés Tuoy, Laico 6-16-1862. Estos campesinos vietnamitas fueron, por su firme adhesión a Cristo, encarcelados, atormentados y degollados bajo el emperador TuDuc en la ciudad de Bach Coe, Vietnam. Fueron canonizados por Juan Pablo II.

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