'¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?' '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías …Más
'¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'

'¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?' (Mt 18 31-35)

Señor, gracias porque me haces darme cuenta de que perdonar a mis hermanos no es ser yo bueno, sino simplemente no tener la cara dura y la poca vergüenza que sería negarles el perdón, después de todo lo que tú me has perdonado y me sigues perdonando. Perdonar no es de santos, es simplemente no ser un asqueroso miserable.