San Agustín, denunciar el error es bastante fácil. Mostrar donde está la Verdad no lo es tanto

Pero había una razón que, en última instancia, impedía mi entrega completa a los maniqueos y me retenía entre los oyentes, sin fuerza para renunciar a las esperanzas y cosas de este mundo, a saber: veía que su elocuencia era más rica y más fina cuando se trataba de refutar los errores de los demás que segura y firme en la exposición de las doctrinas propias.
San Agustín, De la utilidad de creer I.