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Sarah, ‘ghostwriter’ de las catequesis litúrgicas del Papa

Sarah, ‘ghostwriter’ de las catequesis litúrgicas del Papa

Gabriel Ariza
21 febrero, 2018

Según ha podido saber InfoVaticana, el Papa pidió al Cardenal Sarah que le ayudara a preparar una serie de catequesis sobre los sacramentos que han ocupado las audiencias de los miércoles de los últimos meses, en una muestra de confianza y reconocimiento a la labor del purpurado guineano al frente de Culto Divino.

El pasado 8 de noviembre, el Papa Francisco daba inicio a un ciclo de catequesis dedicado a la Santa Misa: “Comenzamos hoy una serie nueva de catequesis, que se centrará en el corazón de la Iglesia, es decir en la Eucaristía. Para nosotros, cristianos, es fundamental entender bien el valor y el significado de la Santa Misa para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios”.


El Papa manifestaba entonces, ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro en la audiencia general, su intención de dar respuesta con estas catequesis a cuestiones fundamentales sobre la Eucaristía “para redescubrir, o descubrir, cómo a través de este misterio de la fe resplandece el amor de Dios”. “A través de estas catequesis que hoy iniciamos, quisiera redescubrir junto a ustedes la belleza que se esconde en la celebración eucarística, y que, una vez revelada, da sentido pleno a la vida de cada uno”, señalaba.

Según ha podido saber InfoVaticana, en la elaboración de los textos de estas catequesis sobre liturgia del Papa ha tenido un papel fundamental el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a petición del propio Francisco.

Una de las cuestiones en las que el Papa ha insistido en las catequesis de los últimos meses es la importancia del silencio. Así lo explicaba durante la audiencia general del 15 de noviembre:

Y cuando vamos a misa, a lo mejor llegamos cinco minutos antes y empezamos a charlar con el que está al lado. Pero no es el momento de charlar: es el momento del silencio para prepararse al diálogo. Es el momento de recogerse en el corazón para prepararse al encuentro con Jesús. ¡El silencio es tan importante!”

“El silencio no se limita a la ausencia de palabras; es estar dispuesto a escuchar otras voces: la de nuestro corazón y, sobre todo, la voz del Espíritu Santo”, explicaba el Santo Padre en otra catequesis en la que también mostró su deseo de que la liturgia se convirtiera para todos en escuela de oración. En esta ocasión, el Papa pidió encarecidamente a los sacerdotes cuidar los momentos de silencio:

Tal vez venimos de días fatigosos, o de alegría, de dolor, y queremos decírselo al Señor, invocar su ayuda, pedirle que esté cerca de nosotros; tenemos familiares y amigos que están enfermos o que atraviesan pruebas difíciles; deseamos confiarle a Dios la suerte de la Iglesia y del mundo. Para esto sirve el breve silencio antes de que el sacerdote, recogiendo las intenciones de cada uno, exprese en voz alta a Dios, en nombre de todos, la oración común que concluye los ritos de introducción, haciendo la “colecta” de las intenciones individuales. Recomiendo encarecidamente a los sacerdotes que observen este momento de silencio y no vayan deprisa: “oremos”, y que se haga silencio. Se lo recomiendo a los sacerdotes. Sin ese silencio corremos el peligro de descuidar el recogimiento del alma”.

En sus primeras catequesis dedicadas a la Eucaristía, Francisco insistió en varias ocasiones en que “la Misa no es un espectáculo”. “Les digo que a mí me da mucha tristeza cuando celebro aquí en la Plaza o en la Basílica y veo muchos celulares levantados no solo de los fieles, también de algunos sacerdotes y también de obispos. ¡Por favor! La Misa no es un espectáculo: es ir al encuentro de la pasión, de la resurrección del Señor”, aseguró al iniciar el ciclo de catequesis sobre la Santa Misa.

Pocas semanas después insistía:Cuando vamos a misa es como si fuéramos al calvario, lo mismo. Pero pensad: Si en el momento de la misa vamos al calvario- imaginadlo- y sabemos que el hombre que está allí es Jesús: ¿Nos pondríamos a hablar, a sacar fotografías, a hacer un espectáculo? ¡No! ¡Porque es Jesús! De seguro estaríamos en silencio, en llanto y también con la alegría de ser salvados. Cuando entramos en una iglesia para ir a misa pensemos en esto: entro en el calvario, donde Jesús da su vida por mí. Y así se acaba el espectáculo, se acaban las charlas, los comentarios y estas cosas que nos alejan de algo tan hermoso como es la misa, el triunfo de Jesús.”

En una de sus últimas catequesis, dedicada a la Liturgia de la Palabra, el Papa señaló que “la proclamación litúrgica de las lecturas, con los cantos procedentes de la Sagrada Escritura, expresa y fomenta la comunión eclesial, acompañando el camino de todos y cada uno de nosotros” y advirtió que no se pueden sustituir estas lecturas por textos no bíblicos:

Así se entiende porqué algunas decisiones subjetivas, como la omisión de las lecturas o su sustitución por textos no bíblicos, estén prohibidas. He oído que alguno, si hay una noticia, lee el periódico porque es la noticia del día. ¡No! ¡La Palabra de Dios es la Palabra de Dios! El periódico se puede leer después. Pero allí se lee la Palabra de Dios. Es el Señor quien nos habla. Sustituir esa Palabra con otras cosas empobrece y compromete el diálogo entre Dios y su pueblo en oración. Por el contrario, (se requiere) la dignidad del ambón y el uso del Leccionario, la disponibilidad de buenos lectores y salmistas. Pero hay que buscar buenos lectores, que sepan leer, no esos que leen (tragándose las palabras) y no se entiende nada. Es así. Buenos lectores. Tienen que ensayar antes de misa para leer bien. Y así se crea un clima de silencio receptivo.

Mientras algunos de los autoproclamados “defensores de Francisco” tratan de mostrar al Cardenal Sarah como obstáculo en el trabajo del Papa Francisco, el propio papa demuestra, con su recurso al purpurado, confiar en la trayectoria y criterio de Robert Sarah como autoridad en materia litúrgica.