PORQUE TODOS SOMOS PEQUEÑOS Y PECADORES, NADIE DEBE ENGRANDECERSE ASÍ MISMO La lectura del Evangelio de hoy domingo 23 de octubre según san Lucas (18,9-14) nos coloca ante el Juez verdadero al que no …Más
PORQUE TODOS SOMOS PEQUEÑOS Y PECADORES, NADIE DEBE ENGRANDECERSE ASÍ MISMO

La lectura del Evangelio de hoy domingo 23 de octubre según san Lucas (18,9-14) nos coloca ante el Juez verdadero al que no le podemos engañar ni mentir porque lo sabe todo.

El Juez Supremo no nos va a pedir títulos ni conocimientos , ni capacidades económicas entre otras vanidades del mundo. Nos va a mostrar nuestra posición y estado espiritual en la que hoy estamos ante Él, y la que en el momento de nuestra fecha de partida a la eternidad, nos hará ver, que tan cerca o tan lejos estuvimos ante el Juez perfecto y que nos buscó siempre para salvarnos de la oscuridad eterna.

Por eso, nos preguntaremos, ¿ puedo jactarme de algo que supere la sabiduría, la grandeza y el amor de Dios? ¿Quién soy para juzgar a los demás si llevo la ley del pecado en mí que me hace trastabillar en el momento impensado?

Si el Juez me invita a reconciliarme con Él, luchar el combate de la Fe y la esperanza de alcanzar los cielos de la perfección donde Dios gobierna en pureza, santidad, armonía , sin perspicacia ni envidia ni nada de lo malo entre unos y otros que vemos y pasamos por experiencia en este mundo, ¿voy a desobedecerle y no anhelar ese reino celestial?.

Nuestro verdadero Juez Divino nos pide humildad en todo momento, obediencia y fidelidad para tener conciencia que no somos importantes ni busquemos reconocimiento del mundo que como viento fugaz desaparece como igual sucede en el ámbito de vida espiritual.

No te creas ni caigas en error que, porque Dios nos regala Gracias, carismas, dones, somos más importantes que otros y a veces como el publicano de la lectura, presumimos miserablemente de posiciones y cargos religiosos o grupales o movimientos católicos que extravía la humildad y la pequeñez de lo que somos ante esa grandeza y majestad de Dios.

El Señor siempre camina al lado nuestro y nos da su fuerza para superar dificultades y, si nosotros despreciamos su compañía para ir sólos luchando en el mundo, en vano estarías trabajando, porque el premio o la corona del cielo no la alcanzarás.

Siempre alaba al señor al Dios de la misericordia que como juez Divino nos da una y otras oportunidades para seguir los caminos del bien de la rectitud y el coraje para no declinar nuestros pasos firmes de buen cristiano.

Nunca olvides la sentencia de Dios, "todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido"

Pepe Galep