La Iglesia, como Jesús, vive en medio de la gente y para la gente.

La jornada del Papa Francisco en Florencia también estuvo marcada por intensos momentos de cercanía a los que la sociedad tiende a descartar, por considerarlos casi invisibles: la oración con los enfermos y discapacitados en la Basílica de la Santísima Anunciada y el almuerzo con las personas pobres en el Comedor de San Francisco. Con la escucha, la presencia y gestos tangibles, la Iglesia debe "mantener un contacto sano con la realidad, con lo que la gente vive, con sus lágrimas y alegrías." Y el Pontífice lo recordó celebrando la misa en el estadio comunal Artemio Franchi, precisando que, siguiendo el ejemplo del Hijo de Dios, "la única manera de hablar a los corazones de las personas" es tocar "su ...