Clarissa
461
No perdamos la alegría. Con todas las cosas que pasan en el mundo, en nuestra vida y en la vida de quienes amamos, nos puede ocurrir que perdamos la alegría. Y justamente eso es lo que busca el demonio …Más
No perdamos la alegría.

Con todas las cosas que pasan en el mundo, en nuestra vida y en la vida de quienes amamos, nos puede ocurrir que perdamos la alegría. Y justamente eso es lo que busca el demonio, puesto que sin alegría es como que estamos sin motor espiritual, y somos muy propensos a caer en pecados graves, o al menos quedarnos abatidos e inofensivos para el demonio.

Ya decía San Francisco de Sales que “un santo triste, es un triste santo”, y Santa Teresa de Jesús se preocupaba cuando sus religiosas estaban tristes.

Está bien que hay muchos motivos para estar tristes. Pero no permitamos que la tristeza se nos desordene, es decir, no le permitamos que nos impida cumplir bien nuestras obligaciones y deberes, porque ahí ya sería un desorden.

El demonio busca por todos los medios abatirnos, entristecernos, con situaciones y problemas, reales o aparentes, exagerando cosas y haciéndonos proyectar cosas futuras que tal vez nunca se produzcan.

Hay que estar atentos y si nos viene la tristeza, tenemos que pensar en la resurrección del Señor, que Él está presente en medio de nosotros. Entonemos cánticos alegres a la Virgen y a Dios. Recemos el Rosario, especialmente los misterios gloriosos. Y sobre todo pensemos en el Cielo que nos espera, y que ya podemos vivir desde la tierra, porque el mal y los males son pasajeros, mientras que la Alegría de Dios permanece para siempre.

Y tengamos en cuenta lo que dice también San Juan Bosco, profundo conocedor del espíritu del mal y del corazón del hombre: “El demonio tiene miedo de la gente alegre.”


El secreto para estar siempre alegres interiormente, es pensar que Dios nos ama siempre, y que pase lo que pase, si Dios lo ha permitido, es para bien. Es decir, que la confianza en Dios es lo que nos da alegría. El alma más feliz es el alma que confía en Dios. Cuanto más confía, más feliz es, porque sabe que está en manos de un Dios infinitamente Bueno, que cuida de todos, hasta en los más mínimos detalles.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

www.santisimavirgen.com.ar