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San Joaquín y Santa Ana: 26 de julio santodeldíapodcast
Memoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos.

San Pedro Damian decía que era una curiosidad vana y culpable tratar de averiguar lo que los Evangelistas no escribieron y ponía precisamente como ejemplo la curiosidad acerca de los padres de la Santísima Virgen. Los únicos escritos que pretenden poseer algunos datos sobre los padres de María son apócrifos, como el «Protoevangelio de Santiago», que -a pesar de su nombre- no tiene nada de la autenticidad de la Sagrada Escritura. En realidad no poseemos ningún dato cierto sobre ellos, pero no es ilícito aceptar las piadosas creencias procedentes de los apócrifos cuando no se oponen a las verdades ciertas.

Aunque la primera redacción del apócrifo de Santiago es muy antigua, no se trata de un documento fidedigno. El protoevangelio cuenta que los parientes de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana «se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones» (por su esterilidad y por haberse quedado sin marido). Cuando Ana se hallaba sentada orando bajo un laurel, un ángel se le apareció y le dijo: «Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo». Ana respondió: «Vive Dios que consagraré el fruto de mi vientre, hombre o mujer, a Dios mi Señor y que le servirá todos los días de su vida». El ángel se apareció también a san Joaquín. A su debido tiempo, nació María, quien sería un día la Madre de Dios. Hagamos notar que esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana (1Reyes 1). Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de San Juan Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una imitación.

Sin embargo, el culto a santa Ana se difundió desde la antigüedad: la mejor prueba es que en Constantinopla, ya a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a Santa Ana y datan del siglo VIII. Su nombre aparece también destacadamente en una lista de reliquias que pertenecían a san Angel de Pescheria y sabemos que el papa san León III (795-816), regaló a la iglesia de Santa María la Mayor un ornamento en el que estaban bordadas la escena de la Anunciación y las figuras de san Joaquín y santa Ana.

En Apt, en la Provenza, se guardan supuestas reliquias de santa Ana, sin embargo las pruebas históricas en favor de la autenticidad más bien muestran que carecen absolutamente de valor. La verdad es que antes de mediar el siglo XIV, el culto de santa Ana no era muy popular en Occidente, pero un siglo más tarde se popularizó enormemente, e incluso Lutero lo ridiculizó con acritud y atacó en particular la costumbre de representar juntos á Jesús, María y Ana, como una especie de trinidad. En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana; por él concedía la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente, como se lo habían pedido algunos ingleses. Muy probablemente la ocasión de dicho decreto fue el matrimonio del rey Ricardo II con Ana de Bohemia, que tuvo lugar en ese año. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de Occidente recién en 1584, y sólo desde ese tiempo comenzó en Occidente el culto a san Joaquín.

En el Oriente se celebra desde fecha muy antigua la fiesta de san Joaquín y santa Ana el 9 de septiembre. Pero en Occidente, puesto que no había tradición al respecto, las fechas fueron variables, y sólo en 1913 se fijó el 16 de agosto como día de la fiesta de san Joaquín. Sin embargo, los benedictinos y algunos católicos de Oriente celebraban juntos a san Joaquín y santa Ana el 26 de julio, fecha que el nuevo martirologio adoptó para toda la Iglesia.

El Protoevangelio de Santiago es conocido con diversos nombres, y su texto puede leerse en muchas ediciones actuales, incluso populares; una traducción confiable se contiene en «Los Evangelios apócrifos», BAC (2009). Una obra completa sobre santa Ana y su devoción es la del P. B. Kleinschmidt, Die heilige Anna (1930). El presente artículo fusiona (con algunos retoques) los del Butler-Guinea correspondientes a santa Ana del 26 de julio y a san Joaquín del 9 de agosto
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Santos Ana y Joaquín, padres de la B.V. María (8 coms.) - Memoria litúrgica
Memoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos.
San Erasto, santo del NT
Conmemoración de san Erasto, tesorero de la ciudad de Corinto, que estuvo al servicio del apóstol Pablo.
San Simeón de Polirone …Más
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Santos Ana y Joaquín, padres de la B.V. María (8 coms.) - Memoria litúrgica

Memoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos.

San Erasto, santo del NT

Conmemoración de san Erasto, tesorero de la ciudad de Corinto, que estuvo al servicio del apóstol Pablo.

San Simeón de Polirone, eremita

En el monasterio de San Benito, junto al río Po, en el territorio de Mantua, san Simeón, monje y ermitaño. († 1016)

San Austindo de Auch, obispo

En Auch, ciudad de Aquitania, san Austindo, obispo, que construyó la iglesia catedral de esta ciudad, mejoró las costumbres del pueblo y fue modelo en la casa de Dios. († 1068)

Beatos Evangelista y Peregrino, presbíteros

En Verona, en los confines de Venecia, beatos Evangelista y Peregrino, presbíteros. († s. XII/XIII)

Beato Hugo de Actis, monje

En Sassoferrato, del Piceno, beato Hugo de Actis, monje de la Congregación de Monjes Silvestrinos de la Orden de San Benito. († 1250)

Beata Camila Gentili, mártir

En Septémpeda, de nuevo en el Piceno, beata Camila Gentili, martirizada por su propio esposo. († s. XIV/XV)

Beato Juan Ingram, presbítero y mártir

En Gateshead, pueblo cercano a Newcastle-on-Tyne, en Inglaterra, beato Juan Ingram, presbítero y mártir, que, inglés de nacimiento, una vez ordenado en la basílica Lateranense ejerció su ministerio en Escocia hasta que, habiendo pasado a Inglaterra, en tiempo de la reina Isabel I fue ahorcado por ser sacerdote. († 1594)

Beato Jorge Swallowell, mártir

En Darlington, también en Inglaterra, beato Jorge Swallowell, mártir, condenado a muerte el mismo año en que había vuelto a la Iglesia católica, y aun cuando al ser atrozmente atormentado fue presa de gran pavor, permaneció firme en la fe católica y aceptó los crueles suplicios a que le sometieron. († 1594)

Beatos Eduardo Thwing y Roberto Nuter, presbíteros y mártires

En Lancaster, igualmente en Inglaterra, beatos Eduardo Thwing, de la Orden de Predicadores, y Roberto Nuter, ambos presbíteros y mártires, que tras árduos trabajos en el cuidado de la viña del Señor, en tiempo de la reina Isabel I fueron condenados a muerte por ser sacerdotes, alcanzando así la gloria del martirio. († 1600)

Beato Guillermo Webster, presbítero y mártir

En Londres, de nuevo en Inglaterra, beato Guillermo Webster, presbítero y mártir, que después de haber ejercido el ministerio a lo largo de más de veinte años en diversas cárceles, durante el reinado de Carlos I fue apresado por ser sacerdote y llevó a término su martirio en el patíbulo de Tyburn. († 1641)

Beato Andrés, catequista mártir

En Phû Yên, pueblo de Annam, beato Andrés, catequista, que, al exacerbarse la persecución contra la enseñanza de la doctrina cristiana, fue hecho prisionero y, tras ser condenado a muerte, derramó su sangre por Cristo como el primer mártir de la Iglesia de este país. († 1644)

Beatos Marcelo Gaucherii Labigne de Reignefort y Pedro José Le Groing de la Romagère, presbíteros y mártires

En una sórdida nave anclada ante las costas de Rochefort, en Francia, beatos Marcelo Gaucherii Labigne de Reignefort, de la Sociedad de Misioneros, y Pedro José Le Groing de la Romagère, ambos presbíteros y mártires. El primero vivía en el territorio de Limoges y el segundo en Bourges, y ambos, detenidos durante la Revolución Francesa por quienes odiaban la religión, murieron consumidos por el hambre y la enfermedad. († 1794)

Beatas María Margarita de San Agustín Bonnet y cuatro compañeras, vírgenes y mártires

En Orange, población también de Francia, beatas María Margarita de San Agustín Bonnet y cuatro compañeras, vírgenes de la Orden de Santa Úrsula, que fueron martirizadas durante la misma revolución. Sus nombres son: beatas Catalina de Jesús (María Magdalena) de Jastamont, Ana de San Basilio Cartier, Clara de Santa Rosalia (Maria Clara) du Bac e Isabel Teresa del Corazón de Jesús Consolin. († 1794)

Santa Bartolomea Capitanio, virgen y fundadora (1 coms.)

En Lovere, en la Lombardía, santa Bartolomea Capitanio, virgen, fundadora, junto con santa Vicenta Gerosa, de la Congregación de Hermanas de la Caridad de la Virgen Niña. Murió a los veintisiete años, atacada por la tisis, o más bien consumida por la caridad. († 1833)

Beatos Vicente Pinilla y Manuel Martín Sierra, presbíteros y mártires

En Motril, pueblo de la provincia de Granada, en España, beatos Vicente Pinilla, agustino recoleto, y Manuel Martín Sierra, presbíteros y mártires, que en tiempo de persecución religiosa fueron sacados por la fuerza de la iglesia y fusilados al día siguiente. († 1936)

Beato Ángel Cantador González, mártir

En Pedroche, en la provincia española de Córdoba, beato Ángel Cantador González, laico casado y mártir, víctima de la cruel persecusión religiosa que acompañó a la Guerra Civil Española. († 1936)

San Tito Brandsma, presbítero y mártir

En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, en Alemania, san Tito Brandsma, presbítero de la Orden de Carmelitas y mártir, holandés de nacimiento, que, por defender la Iglesia y la dignidad del hombre, padeció con ánimo sereno toda clase de sufrimientos y vejaciones, y dio ejemplo de una caridad sin límites, tanto en favor de sus hermanos concautivos como de sus mismos verdugos. († 1942)

Beata Josefa María de Micheli, religiosa

En Centonara d’Artò, Madonna del Sasso, beata Josefa María (María Pierina) de Micheli, religiosa de las Hermanas de la Inmaculada Concepción. († 1945)

San Jorge Preca, presbítero y fundador

En La Valetta, capital de la isla de Malta, san Jorge Preca, presbítero, que se entregó amorosamente a la formación catequética de los niños y fundó la Sociedad de la Doctrina Cristiana, con la misión de testimoniar la Palabra de Dios y propagarla al pueblo. († 1962)