Los Teólogos de la liberación reducen la Eucaristía a una "cena fraterna" concientización …

El Problema radica en la concepción ideológica marxista que tienen del "pobre". *El concepto de pobre para ellos no es el mismo de la sagrada escritura que es humilde, este tipo de pobre no confía en Dios. Pobre" para ellos es el oprimido de la religión y de la sociedad. Para ellos el “pobre” es el miembro de una clase social que está enfrentada y en lucha contra otra clase social explotadora y opresora. Fuente de Cita Aciprensa.
En 1991 , Jon Sobrino define el pecado como estructura social injusta.
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«Para ellos, la Eucaristía ya no es el sacramento que nos remite al sacrificio de Jesucristo en la cruz y su Resurrección, sino más bien un momento en que el pueblo oprimido toma conciencia de su opresión y de su lucha liberadora. La Eucaristía se convierte en un momento de concientización ideológica».

LA SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
Resalta algunas tentaciones de teología de la liberación.

Extracto del documento Gaudium et spes fuente pagina del Vaticano:

2. El celo y la compasión que deben estar presentes en el corazón de todos los pastores corren el riesgo de ser desviados y proyectados hacia empresas tan ruinosas para el hombre y su dignidad como la miseria que se combate, si no se presta suficiente atención a ciertas tentaciones.
3. El angustioso sentimiento de la urgencia de los problemas no debe hacer perder de vista lo esencial, ni hacer olvidar la respuesta de Jesús al Tentador (Mt 4, 4): « No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios » (Dt 8, 3). Así, ante la urgencia de compartir el pan, algunos se ven tentados a poner entre paréntesis y a dejar para el mañana la evangelización: en primer lugar el pan, la Palabra para más tarde. Es un error mortal el separar ambas cosas hasta oponerlas entre sí. Por otra parte, el sentido cristiano sugiere espontáneamente lo mucho que hay que hacer en uno y otro sentido[19].
4. Para otros, parece que la lucha necesaria por la justicia y la libertad humanas, entendidas en su sentido económico y político, constituye lo esencial y el todo de la salvación. Para éstos, el Evangelio se reduce a un evangelio puramente terrestre.
5. Las diversas teologías de la liberación se sitúan, por una parte, en relación con la opción preferencial por los pobres reafirmada con fuerza y sin ambigüedades, después de Medellín, en la Conferencia de Puebla[20], y por otra, en la tentación de reducir el Evangelio de la salvación a un evangelio terrestre.
6. Recordemos que la opción preferencial definida en Puebla es doble: por los pobres y por los jóvenes[21]. Es significativo que la opción por la juventud se haya mantenido totalmente en silencio.
7. Anteriormente hemos dicho (cf. IV, 3) que hay una auténtica « teología de la liberación », la que está enraizada en la Palabra de Dios, debidamente interpretada.
8. Pero, desde un punto de vista descriptivo, conviene hablar de las teologías de la liberación, ya que la expresión encubre posiciones teológicas, o a veces también ideológicas, no solamente diferentes, sino también a menudo incompatibles entre sí.

9. El presente documento sólo tratará de las producciones de la corriente del pensamiento que, bajo el nombre de « teología de la liberación » proponen una interpretación innovadora del contenido de la fe y de la existencia cristiana que se aparta gravemente de la fe de la Iglesia, aún más, que constituye la negación práctica de la
misma.
7. La llamada de atención de Pablo VI sigue siendo hoy plenamente actual: a través del marxismo, tal como es vivido concretamente, se pueden distinguir diversos aspectos y diversas cuestiones planteadas a los cristianos para la reflexión y la acción. Sin embargo, « sería ilusorio y peligroso llegar a olvidar el íntimo vínculo que los une radicalmente, aceptar los elementos del análisis marxista sin reconocer sus relaciones con la ideología, entrar en la práctica de la lucha de clases y de su interpretación marxista dejando de percibir el tipo de sociedad totalitaria a la cual conduce este proceso » Pablo VI, Octogesima adveniens

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