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HISTORIA DE LA VIRGEN DE LUJAN - SU PAPEL EN LOS ULTIMOS TIEMPOS. GIORGIO SERNANI "LA MUJER VESTIDA DE SOL" Reluciente de sol, con corona de estrellas y la luna a tus pies ¡eres Tú la más bella! Desde …Más
HISTORIA DE LA VIRGEN DE LUJAN - SU PAPEL EN LOS ULTIMOS TIEMPOS.

GIORGIO SERNANI "LA MUJER VESTIDA DE SOL"

Reluciente de sol,
con corona de estrellas

y la luna a tus pies

¡eres Tú la más bella!

Desde la eternidad

Dios te tuvo a su lado

en un trono de nubes,

Él te dio el principado.

Argentina sé fiel

a tu Madre de luz,

como el Negro Manuel

¡te lo manda Jesús!

Y con Ella amarás

a tu blanco Pastor,

proclamando la Fe,

adorando al Señor.

Oh gran Madre de Dios

digna Reina del Cielo,

Madre nuestra también,

Señora del Consuelo.

Pura y Limpia llegaste

siempre Virgen bendita,

en tu pueblo arraigaste

aliviando sus cuitas.

Argentina sé fiel

a tu Madre de luz,

como el Negro Manuel

¡te lo manda Jesús!

Y con Ella amarás

a tu blanco Pastor,

proclamando la Fe,

adorando al Señor.

Esta Patria nació

de Ti, Madre querida:

En Luján la alumbraste,

amparando su vida.

Con acentos de cielo

la acunaste clemente,

con la Cruz del Señor

has signado su frente.

Argentina sé fiel

a tu Madre de luz,

como el Negro Manuel

¡te lo manda Jesús!

Y con Ella amarás

a tu blanco Pastor,

proclamando la Fe,

adorando al Señor.

Tus colores le diste

por bandera de gloria,

donde brilla aquel sol:

El Señor de la historia.

De tu amor la colmaste

y a la vera del río

derramaste tus gracias

como suave rocío.

Argentina sé fiel

a tu Madre de luz,

como el Negro Manuel

¡te lo manda Jesús!

Y con Ella amarás

a tu blanco Pastor,

proclamando la Fe,

adorando al Señor.

Hoy tu pueblo te eleva

un clamor nacional,

y confiado suplica

que lo libres del mal.

Corazón de María,

Refugio de la Paz,

Argentina ya es tuya

consagrada en Luján:

¡Argentina sé fiel…!


Notas

El Himno tiene diez estrofas de alabanza que, a la vez, hacen un relato de las glorias de María, predestinada desde la eternidad, hasta su llegada en su imagen taumaturga a nuestra tierra.

En la primera estrofa la saluda como la Mujer del Capítulo 12 del Apocalipsis.
La segunda está compuesta con palabras de la Sabiduría, que la Iglesia, en su Magisterio y en su Liturgia, pone en boca de la Virgen Santísima: “El Señor me tuvo consigo al principio de todas sus obras, desde el principio, antes que crease cosa alguna. Desde la eternidad tengo yo el principado” (Prov 8, 22-23) y “Puse mi trono sobre una columna de nubes” (Ecl 24, 7).

Luego se la proclama Madre de Dios y nuestra, y Señora del Consuelo.
Y continúa su alabanza contemplándola en su Inmaculada Concepción -su advocación de Luján usando nuevamente palabras de la Sabiduría: “Me arraigué en un pueblo glorioso” (Ecl 24,16) y para agradecer la solicitud materna conque “alivia las cuitas” de ese pueblo.

En la quinta estrofa la señala como Madre y fundadora de la Patria en Luján, y recuerda los cuidados que tuvo hacia la Argentina en sus primeros tiempos, cuando “la acunó” y la signó con la Cruz de su Hijo. La Argentina fue y será siempre cristiana.

La Virgen de Luján dio sus colores de Inmaculada a la bandera de la Patria, donde brilla el sol como símbolo de la Eucaristía . El himno quiere mantener viva la vocación eucarística y mariana de la Argentina.

Agradece luego los favores que concede desde su Santuario, a orillas del río Luján y por fin, se expresa el clamor nacional que hoy quieren elevarle sus hijos, suplicando confiadamente su ayuda -Ella es la Omnipotencia Suplicante- para que nos libre de los males presentes, y lo hace con la expresión que nos enseñara Jesús en el Padrenuestro: “Que nos libre del mal”.

El estribillo llama a nuestra Nación a a imitar la fidelidad que tuvo el Negrito Manuel hacia “su Amita”, proclamando la fe verdadera y adorando al Señor en los altares, en tanto, con la Virgen
La súplica culmina dirigiéndose a su Corazón, según el mandato divino de Fátima, a quien “se ha concedido la paz”, como repetía la Beata Jacinta en vísperas de su muerte. La Argentina pertenece al Corazón Inmaculado de María, al que fue consagrado por tres veces en el altar de la Patria.