PASTORALISMO Y NULIDADES A GRANEL

* a granel, en grandes cantidades.

Infocaótica

Para que un matrimonio sea válido debe ser realizado en forma válida, entre personas hábiles y además que sean capaces de prestar consentimiento. En sentido contrario, las causas de nulidad son el defecto de forma, el impedimento o vicio de consentimiento. Cada una de estas tres causas generales se divide también en varios tipos. La terminología canonística habla de caput nullitatis, o capítulo de nulidad, para referirse a cada motivo de nulidad. Para poder determinar si un matrimonio es nulo, debe realizarse un proceso judicial ante el juez competente, al que se le deben aportar las pruebas pertinentes, y en el que deben intervenir todas las partes procesales, como son el promotor de justicia y el defensor del vínculo. No es posible, por lo tanto, pretender que, a través de unas pocas líneas, el lector sea capaz de obtener conclusiones definitivas sobre una determinada situación. Un estudio pormenorizado de estos capítulos de nulidad excede los límites de una bitácora y resulta tedioso para quienes no se interesan por cuestiones jurídicas.
En todo proceso canónico sobre matrimonio la cuestión central es la veritas rei que es siempre último y único fundamento de la nulidad o validez de un matrimonio. El ministerio del juez consiste en descubrir la verdad de un matrimonio concreto, sometido a examen. La verdad está fuera de nosotros, en las cosas, en la unión concreta que el juez debe examinar, y en el matrimonio mismo tal como ha sido querido por Dios. La realidad objetiva de las cosas es tan decisiva que una sentencia que declarara la nulidad contra la verdad de las cosas, no haría nulo el matrimonio, a pesar de las apariencias; y una sentencia de validez, contraria a la verdad del matrimonio examinado, tampoco lo haría válido. En ambos casos, los cónyuges no culpables del error, ignorantes del mismo, actuarán de buena fe al considerarse esposos o no según la sentencia.
Lo ideal es que todo matrimonio realmente existente tenga el correspondiente reconocimiento ante el derecho canónico. Es decir, que la verdad judicial sobre la validez o no de un matrimonio, reflejada en la decisión de un tribunal eclesiástico, coincida siempre con la verdad objetiva sobre dicha validez. Pero como la aplicación del derecho es obra de seres humanos falibles es posible que existan casos de discordancia entre la realidad de los hechos y las normas jurídicas aplicadas.
En esta materia uno de los vicios por exceso es el denominado pastoralismo. Podría sintetizarse así: si alguien fracasó en su matrimonio le inventamos una «nulidad» para que pueda volver a «casarse por Iglesia» y «rehacer su vida».
El pastoralismo en la práctica produce una avalancha de pedidos de nulidad matrimonial. Y cuando esta avalancha tiene recepción favorable por parte de malos jueces su efecto principal son las nulidades a granel. No es el único vicio posible en esta materia. También cabe pensar en un vicio por defecto, del que nos ocuparemos en otro momento

«La sustitución de las soluciones jurídicas por las soluciones pretendidamente pastorales —si es que así pueden llamarse— es el vicio del pastoralismo. No se trata de tener sentido pastoral en la búsqueda de las soluciones jurídicas, sino de la sustitución del derecho por la pastoral. El pastoralismo prescinde de las soluciones jurídicas, aunque aparente darlas, sustituyéndolas por lo que cree «más pastoral». Una materia donde se da mucho el pastoralismo es el matrimonio.

Por ejemplo, si la convivencia en un matrimonio se ha hecho insostenible —sobre todo si alguno de los dos cónyuges ha encontrado solución con un tercero—, se entiende que la solución pastoral es que ese matrimonio se disuelva; como la Iglesia no admite la disolución, se distorsionan las causas de nulidad, de modo que todo matrimonio fracasado se entienda nulo. La «pastoral» ha sustituido al derecho. Con ello el derecho desaparece, manteniendo tan sólo una apariencia.

Lo más grave del pastoralismo es que atenta contra el bien de las almas, convirtiéndose en una antipastoral.

En el caso del matrimonio, por ejemplo, al pretender que son nulos matrimonios que de ningún modo lo son, coloca a los que atenten nuevo matrimonio en una situación de pecado, al menos material.
En cualquier caso, el pastoralismo introduce la arbitrariedad y la injusticia
. Todo queda a merced de la buena (o menos buena) voluntad y del criterio (o falta de criterio) del que se encuentra en el trance de actuar según derecho. En lugar de actuar conforme a derecho, actúa según su leal saber y entender, esto es, según su arbitrio. Y eso es arbitrariedad. Por otra parte, el pastoralismo distorsiona la solución jurídica, que es la solución según justicia, cayendo en el vicio de la injusticia. ¿No es una injusticia declarar nulo un matrimonio válido?» (Cfr. Hervada, J. PENSAMIENTOS DE UN CANONISTA EN LA HORA PRESENTE.)

fuente
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“Basta ya de anulaciones a cualquier precio”, clamó S.S. el Papa Benedicto XVI en febrero de 2011 ante los magistrados del Tribunal de la Rota, reunidos en pleno con motivo de la inauguración del año judicial.
"No es verdad que, para ser más pastoral, el derecho deba hacerse menos jurídico", les dijo.
ferdinan2
Doble responsabilidad moral para los Sacerdotes: celebrar Matrimonios válidos con todo lo que ello implica (entrevistas, buena preparación, acompañamiento a los novios, etc.) y hacerse responsables de las anulaciones porque estos Matrimonios no eran válidos.
De ello darán cuentas, por tanto deben esforzarse por hacerlo bien, y los laicos por apoyarlos en ese proceso, especialmente en la preparación …Más
Doble responsabilidad moral para los Sacerdotes: celebrar Matrimonios válidos con todo lo que ello implica (entrevistas, buena preparación, acompañamiento a los novios, etc.) y hacerse responsables de las anulaciones porque estos Matrimonios no eran válidos.
De ello darán cuentas, por tanto deben esforzarse por hacerlo bien, y los laicos por apoyarlos en ese proceso, especialmente en la preparación y acompañamiento de novios.
adeste fideles
LA NULIDAD COMO EXCESO, ES UN ACTO DE EGOÍSMO EXTREMO E INJUSTICIA HACIA LOS HIJOS NACIDOS DE PADRES UNIDOS POR DIOS EN EL SAGRADO VÍNCULO DEL MATRIMONIO.
adeste fideles
“Basta ya de anulaciones a cualquier precio”, clamó S.S. el Papa Benedicto XVI en febrero de 2011 ante los magistrados del Tribunal de la Rota, reunidos en pleno con motivo de la inauguración del año judicial.
"No es verdad que, para ser más pastoral, el derecho deba hacerse menos jurídico", les dijo.