Divino Rostro. “Señor, no soy digno de que entres en mi casa; pero una palabra tuya bastará para sanarme” Pues, tú eres, oh Cristo, la única y verdadera cura de todos nuestros males.Más
Divino Rostro.
“Señor, no soy digno de que entres en mi casa; pero una palabra tuya bastará para sanarme”
Pues, tú eres, oh Cristo, la única y verdadera cura de todos nuestros males.
“Señor, no soy digno de que entres en mi casa; pero una palabra tuya bastará para sanarme”
Pues, tú eres, oh Cristo, la única y verdadera cura de todos nuestros males.