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Bottega
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De qué castigo seremos dignos. Génesis Capítulos 18 y 19 “El clamor de la Sodomía ha crecido mucho, y su pecado se ha agravado en extremo; voy a bajar a ver si sus obras han llegado a ser como el …Más
De qué castigo seremos dignos.

Génesis Capítulos 18 y 19 “El clamor de la Sodomía ha crecido mucho, y su pecado se ha agravado en extremo; voy a bajar a ver si sus obras han llegado a ser como el clamor que ha venido hasta mí, y si no, lo sabré.” Al ver... dijo a Lot... Todo cuanto tengas en esta ciudad, sácalo de aquí, porque vamos a destruir este lugar, pues es grande su clamor en la presencia de Yahvé, y éste nos ha mandado para destruirla.” ¿De qué castigo seremos dignos, si después de haber entrado en la Iglesia, conocido la voluntad y leyes de Dios, y haber recibido la gracia de los Sacramentos, viviéremos según las leyes y máximas del mundo y demonio, como si al ser bautizados nos hubiéramos dedicado al demonio y mundo, y no a Jesucristo Señor y Redentor nuestro? Catecismo romano 64 Plantinga, argumenta: *que los males naturales son el resultado de la caída del hombre, que corrompió el mundo perfecto creado por Dios *que los males naturales son el resultado de leyes naturales *que los males naturales nos brindan un conocimiento del mal que hace que nuestras elecciones libres sean más significativas de lo que serían de otra manera, y que nuestro libre albedrío sea más valioso *que los males naturales son un mecanismo de castigo divino por los males morales que los humanos han cometido, por lo que el mal natural está justificado. ¿Dios paga con “ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo” Rom 2, 8 16 Se debe juzgar con gran cautela el sufrimiento del hombre como consecuencia de pecados concretos, sin embargo, éste no puede separarse del pecado original, lo que en San Juan llama «el pecado del mundo», el trasfondo pecaminoso de las acciones personales. En gran parte de los hombres queda en lo más profundo de su ser una última apertura interior a la verdad, al amor, a Dios. Pero esta apertura se ha empañado con el mal; hay mucha suciedad que recubre la pureza, de la que, sin embargo, queda la sed y que, a pesar de todo, rebrota una vez más desde el fondo de la inmundicia y está presente en el alma. El teólogo griego del siglo II Ireneo de Lyon. Propuso que, el mal y el sufrimiento son necesarios para el crecimiento espiritual, para que el hombre descubra su alma. Dios permite el mal para el crecimiento espiritual de los seres humanos. “Combatieron, los filisteos y fue derrotado Israel, una gran derrota, y fue tomada el arca de Dios y la metieron en el templo de Dagón. La mano de Yahvé pesó grandemente los desoló e hirió con tumores a los filisteos y su territorio. Y convocaron a todos los príncipes de los filisteos, que dijeron: “Devolved el arca del Dios de Israel; que vuelva a su sitio, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo”; 1Sa 4:10-5:11