denzingerbergoglio.com/juan-iv/No hubo ningún pecado en Cristo como deliran algunos herejes:Así pues,
uno solo es sin pecado, el mediador de Dios y de los hombres,
el hombre Cristo Jesús (1 Tm 2, 5), que fue concebido y nació libre entre los muertos. Así en la obra salvífica de su santa carne, nunca tuvo dos voluntades contrarias, ni se opuso a la voluntad de su mente la voluntad de su carne. De ahí que, sabiendo
que ni al nacer ni al vivir hubo en él absolutamente ningún pecado, convenientemente decimos y con toda verdad confesamos una sola voluntad en la humanidad de su santa dispensación, y no predicamos dos contrarias, de la mente y de la carne,
como se sabe que deliran algunos herejes, como si fuera un simple hombre. En este sentido, pues,… [el papa Honorio] escribió [a Sergio] que no se dan en el Salvador, es decir, en sus miembros (cf. Rom 7, 23), dos voluntades contrarias, pues
ningún vicio contrajo de la prevaricación del primer hombre. (
Denzinger-Hünermann 496-497. Juan IV. Carta Dominus qui dixit, al emperador Constantino III, 641)