PROHIBICIONES OFICIALES DE LA JERARQUÍA SOBRE GARABANDAL. Acusan a los “adictos” a Garabandal de pretender desfigurar las resoluciones.

Autor y Editor: Obispado de Santander.

Palacio Episcopal. Santander

Imprenta: Graficas Bedia. Africa, 5. Santander.

Deposito Legal: SA. 80-70


PRESENTACION.

Son numerosas las peticiones de informes que llegan a este Obispado, en relación con supuestos acontecimientos maravillosos acaecidos en San Sebastián de Garabandal.

Desde 1961, año en que se iniciaron las pretendidas apariciones, varios documentos oficiales se han producido a este propósito, tanto por parte de los sucesivos obispos de Santander como por parte de la S. Congregación para la Doctrina de la Fe. Con el fin de poder presentar en conjunto tales documentos y facilitar con ello las respuestas que se nos piden, este Obispado ha querido reunirlos y ofrecer una visión completa del dictamen auténtico pronunciado por la Iglesia.

Cuando se preparaba esta edición, el Sr. Obispo de Santander ha recibido un ejemplar fotocopiado de la carta que remitía la S. Congregacion para la Doctrina de la Fe al Sr. Arzobispo de Nueva Orleans, respondiendo a preguntas y aclarando dudas que este Prelado proponía a la Santa Sede sobre el lema de las supuestas apariciones. Aunque el destinatario directo de dicha carta no es el Obispo de Santander, el hecho de haberla este recibido de la propia Sagrada Congregación, nos induce a incluir su texto,como apéndice, dentro de la presente colección. Ella contribuye a la correcta interpretación de los restantes documentos, confirma las líneas fundamentales del comunicado del Sr. Obispo de Santander a sus Hermanos en el Episcopado y aporta nueva luz sobre
EL CRITERIO DE LA SANTA SEDE, QUE REITERADAMENTE SE HA PRETENDIDO DESFIGURAR.

COMUNICACIÓN DE MONS. CIRARDA, OBISPO DE SANTANDER, A SUS HERMANOS EN EL EPISCOPADO, SOBRE LAS SUPUESTAS APARIClONES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN EN SAN SEBASTIÁN DE GARABANDAL

Razón de esta comunicación.

Son muchos los Excmos. Sres. Obispos que consultan al Obispado de Santander sobre las pretendidas apariciones de la Santísima Virgen María en el pueblo de San Sebastián de Garabandal, de esta diócesis. Alguno ha llegado a escribirme anunciando su llegada a Santander, al frente de una peregrinación de su diócesis para visitar Garabandal.

En reciente visita a Roma, he sabido también que llegan allí igualmente consultas sobre el mismo tema, según me ha sido comunicado en la Secretaria de Estado de Su Santidad y en la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe.

Por otra parte, los adictos a las citadas pretendidas apariciones vienen publicando libros y artículos, en que siguen defendiendo:

a) la veracidad de dichas apariciones;

b) la falta de autoridad del Obispo de Santander para juzgar sobre su verdad o falsedad, porque es cosa que toca a la Santa Serle, dada la pretendida naturaleza profética que dicen dichas apariciones;

c) una supuesta contradicción entre la Santa Sede y la Curia de Santander, como si aquella aprobara, al menos implícitamente con su silencio o con su complacencia, las dichas apariciones.

Fundados en esas razones, los adictos a Garabandal se niegan a sentir con las repetidas declaraciones de los Obispos de Santander. Y lo grave es que algunas de sus publicaciones aparezcan en libros o revistas que cuentan con la aprobación eclesiástica.

En consecuencia, previa consulta a la Santa Sede, ha parecido oportuno dar esta comunicación a todos los Hermanos en el Episcopado, aclarando el verdadero estado de la cuestión, para que no se dejen sorprender por noticias falsas.

Se hace la comunicación con carácter general, porque el tema de las citadas pretendidas apariciones no tiene ningún interés especial en la propia diócesis de Santander, donde sacerdotes y fieles han demostrado en este punta una pronta y filial obediencia a sus Obispos con excepción de un pequeñísimo grupo sociológicamente insignificante, pero las consultas, incluso de Prelados, llegan a Santander desde distintos países de Europa, de América y aún de Asia y de Oceanía.


Primeras decisiones de los Obispos de Santander.

Las supuestas apariciones comenzaron en San Sebastián de Garabandal, el 18 de junio de 1961 (FC: la fecha 18 de junio, es igual a tres veces seis, del sexto mes y según los testimonios la primera visión fue a las 18 horas, otra vez, tres veces seis), y se prolongaron con frecuencia grandísima durante muchos meses.

Regía, por aquel entonces, la diócesis Mons. Doroteo Fernández, como Administrador Apostólico. lnmediatamente atendió al estudio del problema, creando una comisión especial para ello; y tuvo informada a la Santa Serle de la marcha de los acontecimientos dado el volumen y la publicidad que alcanzaron muy prontamente. Lo mismo hizo Mons. Beitia tras su toma de posesión como Obispo de la diócesis en 1962.

Cuatro notas publicaron dichos Prelados entre 1961 y 1965, coincidentes las cuatro en sus elementos fundamentales. De ellas destacan dos proposiciones:

a) que en el supuesto mensaje, que se dice comunicado por la Santsima Virgen, no hay nada contra el dogma y la moral.

b) que ello, no obstante, no constaba que los fenómenos acaecidos en San Sebastián de Garabandal pudieran presentarse ni ser tenidos con fundamento serio como sobrenaturales, pues tenían una explicación natural.


Confirmación de Ottavianni a la conclusión del obispo Mons. Puchol

Mons. Puchol sucedió a Mons. Beitia en el Obispado de Santander en agosto de 1965. Tras un largo estudio de todo el problema, cerró el expediente sabre las citadas supuestas apariciones de la Santisima Virgen con una nota publicada el 17 de marzo de 1967. Todo el expediente y el texto de la nota fueron enviados a la S. Congregación el 27 de octubre de 1966. El Card. Ottaviani acusó recibo de toda la documentación con carta del 7 de marzo de 1967, en que decía: La S. Congregación examinó atenta y cuidadosamente todos los documentos, y otros venidos de distinta procedencia, Y POR FIN LLEGÓ A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA CUESTIÓN HA SIDO YA DISCUTIDA Y DEFINIDA POR S. E., POR LO CUAL NO HAY RAZON PARA QUE ESTA S. CONGREGACIÓN PROCEDA EN ESTE ASUNTO (Carta del 7-111-67). La nota de Mons. Puchol (1) pasaba no consta de la sobrenaturalidad de sus predecesores al consta de la no sobrenaturalidad, pues decía textualmente:

“NO HA EXISTIDO NINGUNA APARICIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN, NI DEL ARCÁNGEL SAN MIGUEL, NI DE NINGÚN OTRO PERSONAJE CELESTIAL; NO HA HABIDO NINGÚN MENSAJE; TODOS LOS HECHOS ACAECIDOS EN DICHA LOCALIDAD TIENEN EXPLICACIÓN NATURAL.”

Al tomar posesión un servidor de la diócesis de Santander, vacante por fallecimiento de Mons. Puchol, los adictos a las apariciones citadas hicieron pública, incluso en escritos varios, su esperanza de que al cambiar de obispo traería una actitud diferente de la Jerarquía. Por eso, tras estudiar el amplio expediente y vista el sólido fundamento del juicio de mi predecesor, de venerable memoria, reafirmo su posición con una nota publicada por mi Secretaria de Cámara y Gobierno, el 9 de octubre de 1968.

La Santa Sede y Garabandal.

Dicho que los defensores de la veracidad de las apariciones en cuestión apelan a la Santa Sede contra el juicio firme de los obispos de Santander, y aún alegan una discrepancia de Roma con la Curia Santanderina en este punto.

Claro es que tal alegación es falsa. El Obispado de Santander, como queda dicho, tuvo siempre perfectamente informada a la Santa Sede sobre este problema. Un servidor mismo ha estado dos veces en Roma – en enero de 1969 y en febrero de este ano de 1970- tratando del asunto en la Sagrada Congregacion para la Doctrina de la Fe, en la Secretaría de Estado de Su Santidad, y con el propio Santo Padre; y en 1969 se cruzaron cartas entre el Card. Seper y un servidor con fechas de 31 de enero y 10 de marzo.

En consecuencia puedo y debo comunicar lo que sigue:

a) tanto Mons. Puchol como yo mismo rogamos en su día a la S. Congregación que estudiara si procedía reservarse el juicio sabre el problema de las supuestas apariciones de San Sebastián de Garabandal, habida cuenta de la agitación de sus adictos en distintos lugares del mundo, al paso que el tema no tiene especial interés en la diócesis de Santander.

b) la S. Congregación, como me dice el Card. Seper en su carta del 10 de marzo de 1969, ha estudiado el problema mas de una vez, y de nuevo con ocasión de su carta (se refiere a la mía del 31-1-69); y piensa que al no existir nuevos elementos, no hay ninguna razón para que la S. Congregación para la Doctrina de la Fe interfiera ahora directamente en el problema, porque, como V. E. sabe muy bien, esta S. Congregación no ha querido sustituir hasta hoy a la autoridad a la que pertenece en primer lugar el examen y el juicio en esta clase de cuestiones, ni ha querido poner sus manos en el problema.

c) Lo único que ha hecho dicho Dicasterio -sigue diciendo el Card. Seper en la misma carta -ha sido alabar la prudencia y la solicitud pastoral de esa curia (de Santander), sin dar nunca juicio con la autoridad de la Santa Sede.

e) de palabra y por escrito se me ha dicho en la S. Congregación que el motivo por el que la S. Congregación no quiere dar ningún juicio es porque, de decidirse a hacerlo, tendría que reservarse la causa retirando al obispo de Santander la autoridad que Ie compete en esta materia, porque, como me dice el propio Card. Seper en la carta citada, no se puede olvidar que si la S. Congregacion para la Doctrina de la Fe ve las cosas con su propia autoridad, todas ellas quedan reservadas y son discutidas en su seno, lo que en el caso presente se ha pensado que no debe hacerse.

f) de aquí que la S. Congregación no quiere que se diga que ella ha declarado nada en este problema, y par esto Mons. Philippe replicó en La Documentation Catholique del 15 de febrero de 1970 a la noticia de que la S. Congregación había dado una nota sabre el tema el 10 de mayo de 1969, según el mismo me declaró a mí personalmente en nuestra conversación del 24 de febrero de este mismo año. La nota en cuestión fue una respuesta dada en la S. Congregacion, pero no por la S. Congregación, a una consulta llegada a Roma desde Norteamérica.

e) los adictos a las dichas apariciones, suelen atreverse incluso en libros y artículos a alegar cierta supuesta complacencia del Papa Pablo VI por ellas. Apelan para ello al argumento risible, si no fuera triste, de presentar unas bendiciones dadas en Roma a unos o a otros para concederles indulgencia plenaria “in articulo mortis”, en cuyo texto preparado, como se sabe, par unos amanuenses dedicados a ello, habían puesto el nombre del solicitante con la advertencia de pertenecer a la Legion de Garabandal, base sobre la cual se han llegado a publicar estampas diciendo que el Papa había bendecido las apariciones de S. Sebastián de Garabandal en la data de una de esas citadas bendiciones. Pero afirman además dichos adictos a estas apariciones que el propio Papa había expresado personalmente su afección a las mismas. Debidamente informado, puedo manifestar a los Hermanos con firme certeza que ninguna de estas alegaciones tiene fundamento, porque el Santo Padre esta identificado en su todo con su S. Congregacion y deja el juicio del problema en manos del Obispo de Santander, a quien toca, mientras no se haga una reserva de la Santa Sede, que expresamente se niega, segun queda dicho antes.


Prohibición de todo culto fundado en las pretendidas apariciones.

PARA TERMINAR, DEBO COMUNICARLES QUE EN LA DIÓCESIS DE SANTANDER, COMO CONSECUENCIA DE CUANTO QUEDA DICHO, ESTÁ TERMINANTEMENTE PROHIBIDA TODA MANIFESTACIÓN DE PIEDAD QUE SE FUNDAMENTE EN LAS SUPUESTAS APARICIONES DE SAN SEBASTIÁN DE GARABANDAL, PROHIBICIÓN QUE CONCULCAN QUIENES ALLÍ LLEGAN EN PEREGRINACIONES, COMO LOS QUE, CONTRADICIENDO ORDEN EXPRESA DEL OBISPADO, ERIGIERON UNA CAPILLA EN HONOR DE SAN MIGUEL EN DICHO LUGAR. DE OTRO LADO ESTA PROHIBIDO A TODOS LOS SACERDOTES, DIOCESANOS O EXTRADIOCESANOS, EL SUBIR AL CITADO PUEBLO SIN PERMISO ESPECIAL, CONDICIONANDO A ELLO EL USO DE LAS LICENCIAS MINISTERIALES EN TODA LA DIÓCESIS. ELLO NO OBSTANTE, HAY SACERDOTES PEREGRINOS QUE LLEGAN DE VARIOS LUGARES DEL MUNDO, QUE CELEBRAN ALLÍ LA EUCARISTÍA EN EL CAMPO O EN CASAS PARTICULARES CONTRAVINIENDO LAS DISPOSICIONES EPISCOPALES.

Por lo que se refiere a la prohibición de las manifestaciones de piedad citadas, la S. Congregación desea igualmente que se mantenga en todas partes, de acuerdo con lo dispuesto par el obispo de Santander, como dice el Card. Seper con las siguientes palabras terminantes:

El decreto dado par la autoridad del Ordinaria Diocesano, a quien corresponde par derecho, debe ser también argumento suficiente para todos los Ordinarios del Lugar,
a fin de apartar a sus fieles de las peregrinaciones y ejercicios de piedad, que se fundamenten en las citadas supuestas apariciones y comunicaciones. (Carta del Card. Seper del 10 de marzo de 1969).

Quiera el Señor que esta comunicación sirva para aclarar todo el estado de la cuestión
en este enojoso problema de las pretendidas apariciones de la Santísima Virgen en San Sebastián de Garabandal, cortando brotes de falsas piedades y de actitudes contrarias a lo dispuesto por la Jerarquía, al paso que conseguimos crecer siempre en una auténtica piedad filial hacia nuestra Madre amantísima, la Virgen María, con una verdadera devoción que, come dice el Concilio, -no consiste ni en un sentimentalismo estéril y transitorio, ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, y nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la limitación de sus virtudes.


(L. G. 67).

Jose María, Obispo de Santander

Santander, 25 de abril de 1970


(1) NOTA OFICIAL DE MONS. PUCHOL:

SAN SEBASTIAN DE GARABANDAL.

NOTA OFICIAL.


En los días 30 de agosto, 2, 7 y 27 de setiembre y 11 de octubre de 1966, Nos mismo, acompañado del Sr. Vicario General, del Provisor del Obispado y del Párroco de San Sebastián de Garabandal, y a petición de las interesadas, hecha al referido Párroco, hemos procedido a tomar declaracián a Conchita González González, Mari Loli Mazón González, Jacinta González González y Mari Cruz Gonzalez Madrazo, sabre los hechos acaecidos en San Sebastián de Garabandal, a partir del día 18 de junio de 1961.

De las declaraciones de las interesadas resulta:

1) Que no ha existido ninguna aparición, ni de la Santísima Virgen, ni del Arcángel San Miguel, ni de ningún otro personaje celestial.

2) Que no ha habido ningún mensaje.

3) Que todos los hechos acaecidos en dicha localidad tienen explicación natural.

Al dar la presente Nota no podemos menos de felicitar al Clero y fieles de la diócesis de Santander, que en todo momento y con filial obediencia han seguido las indicaciones de la Jerarquía. Lamentamos que este ejemplo no haya sido seguido por otras personas que han sembrado con su imprudente conducta la confusión y la desconfianza hacia la Jerarquía, impidiendo con una tremenda presión social que lo que había comenzado como un inocente juego de niñas pudieran desvanecerlo SUS mismas autoras.

Una vez más es bueno recordar que los verdaderos mensajes del cielo nos vienen a través de las palabras del Evangelio, de los Papas y Concilios y del Magisterio Ordinaria de la Iglesia.

Santander, 17 de marzo de 1967.

VICENTE, Obispo de Santander.

(Del Boletín O. del Obispado, enero-marzo 1967, p. 35).


(2) CARTA DEL CARDENAL OTTAVIANI, PREFECTO DE LA S. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE AL OBISPO DE SANTANDER.

Roma, 7 marzo 1967.

Excmo. y Rvdmo. Señor:

Par carta del mes de Octubre del pasado año V. E. hizo llegar a esta Sagrada Congregación los documentos redactados par la Comisión diocesana, así como las normas dadas par V. E. acerca de las apariciones que se decía habían tenido lugar en GARABANDAL.

Esta Sagrada Congregación ha examinado cuidadosa y atentamente toda la documentación, incluso la que ha sido enviada desde otros lugares, y finalmente ha llegado a la conclusión de que esta cuestión había sido ya examinada minuciosamente y decidida par V. E. y que par tanto no hay razón para que esta Sagrada Congregación intervenga en ella.

Mas aun, doy las gracias a V. E. par la discreción y prudencia que ha mostrado en la resolución de este asunto y aprovecho gustoso la ocasión para expresar a V. E. mi gran estima y manifestarme

de V. E. Rvdma. afectisimo

A. Card. Ottaviani

Pro-Prefecto