Pacocatolic
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Inmaculada Concepción. Es el tiempo de María, la Corredentora.

ENORMES MINUCIAS

Inmaculada Concepción. Es el tiempo de María, la Corredentora

La humanidad se ha degenerado hasta los tiempos oscuros y la Iglesia sufre la mayor crisis de toda su historia. Por eso, sólo la Corredentora puede liberarnos.

Eulogio López
07/12/18 11:49

La Virgen, la persona más egregia que jamás ha existido o existirá, fue el único ser humano nacido sin pecado original

En Hispanidad siempre hemos dicho que la festividad de laInmaculada Concepción es una fiesta religiosa muy española. Lo es, porque fue España quien más empujó para lograr la definición del dogma de la concepción inmaculada de María, que postula algo tan sencillo como esto: la Virgen, la persona más egregia que jamás ha existido o existirá, fue el único ser humano nacido sin pecado original. Y ya saben, quien no crea en el pecado original, quien no ve la inclinación al mal de su persona, o de cualquier otra persona, es que carece de ojos en la cara.

Pero el amor a la Virgen sólo es para gente recia

Pero, ahora, yo pensaría en el llamado quinto dogma mariano, que ya se le ha planteado al Vaticano: María Corredentora. Sería muy útil en el momento actual por dos razones: la humanidad se ha degenerado hasta los tiempos oscuros y la Iglesia sufre la mayor crisis de toda su historia. Sí, mucho me temo que no es exageración. Es el momento de acudir a Santa María por una cuestión muy práctica: la apostasía es general y, en breve, es muy posible que el único asidero que le quedará al católico sea Ella. El resto… poco importa.

Es el tiempo de María. Ahora, la protagonista es ella. No perdamos la oportunidad que nos abre María Corredentora: podría ser la última. Eso sí, alistarse en el Ejército de la Virgen es como alistarse en la legión: sólo se admite gente recia.
Pacocatolic
Muy cierto @torrededavid
Pacocatolic
Benedicto XVI. Los tiempos difíciles que vienen
Redacción
11/02/13 14:04
Si consultan el diccionario de papas y Concilios, del historiador Javier Paredes, descubrirán qué ocurrió en el siglo XIII. Celestino III, Papa desde el 1191 al 1198, abdicó, cansado de intentar evitar guerras entre monarcas católicos, al menos sólo de nombre. Pero incluso este caso es distinto porque los cardenales se …Más
Benedicto XVI. Los tiempos difíciles que vienen

Redacción
11/02/13 14:04

Si consultan el diccionario de papas y Concilios, del historiador Javier Paredes, descubrirán qué ocurrió en el siglo XIII. Celestino III, Papa desde el 1191 al 1198, abdicó, cansado de intentar evitar guerras entre monarcas católicos, al menos sólo de nombre. Pero incluso este caso es distinto porque los cardenales se negaron. Moriría pronto, bastante hastiado de la hipocresía de los monarcas entonces reinantes.

En el caso de Benedicto XVI (en la imagen) no ha habido lugar. Su dimisión ha sido tan inesperada como sorprendente (salvo para los vaticanólogos: ellos ya lo sabían, aunque no lo habían contado por discreción).

La referencia histórica da una idea de la importancia de la decisión de Benedicto XVI, cuya modestia no pongo en duda pero con el que, por vez primera, me permito discrepar: si sufría agotamiento intelectual la verdad es que lo disimulaba un montón. Al igual que su predecesor, Juan Pablo II, el Papa alemán era un torbellino intelectual, un huracán del espíritu que tenía la virtud de poner siempre el dedo en la llaga. Ya he dicho otras veces que yo lo contrataría como periodista por su capacidad de hacer titulares, es decir, de condensar en una idea procesos sociales y espirituales e intelectuales verdaderamente complejos y enrevesados.

Como Papa Santo y sabio que ha sido, el discurso cultural imperante, la progresía, ha intentado crucificarle todo lo que ha podido. De entrada le llamaron nazi, sólo porque hay mucho malnacido pululando por el planeta tierra, y se acabó llamando pederasta, mismamente a quien había metido en vereda a los curas pederastas, a pesar de tratarse de un asunto exagerado hasta la náusea por el Nuevo Orden Mundial (NOM).

Se le castigó con el modelo: cara, yo gano; cruz, tú pierdes". Al tiempo, se trataba de reducir sus mensajes y resaltar cualquier error, más que suyo, de los suyos.

Sin embargo, miren por dónde, hoy, lunes 11 de febrero de 2013, hasta los progres se sienten huérfanos. Está claro: una cosa es laminar a un Papa, sea quien sea, diga lo que diga y haga lo que haga.

Y entonces llega ese "porqué" del que hemos hablado en Hispanidad. ¿Por qué ha dimitido Joseph Ratzinger En mi opinión ha dimitido por esas palabras de su comunicado que menos se han resaltado, donde habla de un mundo, el actual: "sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe". Lo que está diciendo Benedicto XVI es que la Iglesia se enfrenta a retos que él no se atreve a asumir. Y eso me lleva a otro enigma: "la verdadera humildad de un cristiano no consiste en retirarse ante los retos sino en poner su poquedad humana en manos de su confianza en Dios".

En definitiva, ¿presiente el Papa Benedicto que se aproximan tiempos muy difíciles para la Iglesia y ha optado por acelerar el proceso Yo creo que sí pero, como ha dicho Paloma Gómez Borrero, "el Espíritu sabe más". Y encima ha decido retirarse en un monasterio de clausura, donde podrá rezar "por la Iglesia" y no tendrá que dar explicaciones. En su caso yo haría lo mismo.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
3 más comentarios de Pacocatolic
Pacocatolic
A lo mejor se nos está acabando el tiempo
Redacción
12/02/09 11:21
Un afamado director de comunicación, de profesión periodista, me preguntaba días atrás qué había hecho durante el último fin de semana.
Le respondí que unos ejercicios espirituales de corte ignaciano, unos días de encierro en perfecto silencio. En definición de Lázaro Carreter, el colmo de la maravilla.
Lo comprende de …Más
A lo mejor se nos está acabando el tiempo

Redacción
12/02/09 11:21

Un afamado director de comunicación, de profesión periodista, me preguntaba días atrás qué había hecho durante el último fin de semana.

Le respondí que unos ejercicios espirituales de corte ignaciano, unos días de encierro en perfecto silencio. En definición de Lázaro Carreter, el colmo de la maravilla.

Lo comprende de inmediato: Si tiene que ser maravilloso estar unos días a solas, en silencio, planteándose cosas. Presiento la deriva y me apresuro a aclarar: No, no estuve hablando conmigo mismo ni replanteándome la vida. A estas alturas estamos como para replantearnos nada. Estuve rezando y la oración del cristiano no consiste en permanecer en silencio sino en hablar con Dios. Es diálogo, no meditación, ni monólogo. El hombre habla y Dios responde.

Mi interlocutor es mejor periodista que yo, con mejor historial, más prestigio profesional, más experiencia, más conocimientos, más sabiduría. Pero lo que le estoy diciendo no se lo tendría que enseñar a mi abuela, que dejó la escuela a los seis años. Mis dos abuelas sabían muy bien que la oración era diálogo entre la criatura y el creador, no relajación.

Lo que quiero decir es muy sencillo: me asombra la incapacidad de la sociedad actual para comprender la doctrina más elemental que, una par de generaciones atrás, un gañán tenía claro desde la infancia. Los apóstoles no enseñaron el pecado sino la redención, predicando a unos hombres a lo que nadie tenía que convencer de que eran pecadores. Los misioneros predicaron la paternidad divina a unos personajes que podían creer en ídolos malvados pero que jamás se plantearon la vulgar osadía de creerse dueños de sí mismos, como si pudieran dar sentido a su propia peripecia vital, como si alguien les hubiera pedido permiso para venir a la existencia. Hoy, sospecho que, por vez primera, esto no es así. Y resulta una triste novedad.

Como mucho, cuando se habla de Dios, si es que se habla, gente muy instruida se queda en lo numinoso, y eso no da para mucho. Ninguna espiritualidad consuela al hombre, Cristo sí.

Y todo esto recuerda aquello de cuando vuelva el hijo del hombre, ¿encontrará fe sobe la tierra?.

Parece claro que Juan Pablo IIembridó un caballo desbocado y, en pocas palabras, dejó preparada a la Iglesia para un final de ciclo, de ciclo largo. Era el filósofo capaz de recrear cosmovisiones -las cosmovisiones no la crean ni los filósofos ni los teólogos, sólo los santos, de poner orden en el caos relativista de los modernos, en salvar lo salvable de la modernidad, -que no era mucho- y volver a encajar las piezas, antes de que le progresismo penetrara en el manicomio al que se dirigía. Digamos que el alma, cabeza y corazón del irrepetible papa polaco retrasó el ingreso en el loquero de la mayor parte de la humanidad.

Al filósofo Wojtyla le sucedió el teólogo Ratzinger. Ya es significativo que el uno comenzara su pontificado con un No tengáis miedo y el teólogo con el Dios es amor. Clarificados los conceptos, desatados los nudos gordianos, aclarado que el hombre es libre y puede alcanzar en su vida mucho más que la satisfacción, la plenitud, Benedicto XVI ha encontrado el campo abonado para convertir la doctrina en libro vivo, para decirnos que a partir de ahí ya no hay nada que aprender y mucho que disfrutar: del amor de Cristo.

Digamos que pasó la hora del debate y llega la de la experiencia. Es decir, que hay que elegir. En términos históricos, a lo mejor ésta es la última oportunidad. No hablo de Apocalipsis, porque, para cada cual, el fin del mundo no es más que su propia vida y su propio tránsito, pero algo hay de verdad en que estamos en una especie de fin de la historia o de fin de la historia moderna. Es cierto que la historia de la humanidad es la historia de la libertad humana, apotegma que siempre alabaré hasta donde sea preciso, pero también lo es de la Providencia. Diría que se no se acaba el tiempo, es decir, el tiempo para elegir, y está llegando el momento de vivir. Es hora de tomar la gran decisión: con Cristo o contra él. Porque se acaba el tiempo y comienza la eternidad. Y mejor que se acabe, porque si no se acorta, no se salvarían los elegidos. Si se piensa en la legión desertores, algunos veteranos de décadas en el servicio, el panorama resulta un tanto inquietante. Pero no se apuren. Nuestro lema es: De derrota en derrota hasta la victoria final.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com
Pacocatolic
La Virgen, la persona más egregia que jamás ha existido o existirá, fue el único ser humano nacido sin pecado original
torrededavid
Sí señor, muy cierto lo que dice. A mí me consta, que el 5° Dogma Mariano vaya a ser proclamado bajo el pontificado del Papa Francisco antes del Triunfo del Corazón Inmaculado, no sin antes y en breve la Iglesia tenga que pasar por una gran apostasía y crisis con repercusiones para el mundo entero.