Santo Evangelio y Lecturas // SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE, Presbítero y Mártir

4 de agosto del 2024
Miércoles XIX Semana Tiempo Ordinario
Rojo

Memoria, SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE, Presbítero y Mártir
MR p. 769 [796] / Lecc. II p. 676

Nació en Polonia, de padres muy pobres. Ingresó en la Orden franciscana y fue ordenado sacerdote. Publicó una valiente revista,” El caballero de la Inmaculada” que llegó a tener un tiraje de millones de ejemplares. El 17 de febrero de 1941 la policía nazi condujo al P Kolbe al campo de concentración de Auschwitz. Un día escapó un preso y los nazis quisieron hacer un escarmiento. El P Kolbe ofreció su vida por la de uno de los condenados a muerte. Murió en un calabozo (búnker de la muerte), alabando al Señor entre cánticos se mantuvo acompañando y confortando al resto de aquellos en la celda, uno a uno fueron falleciendo consumidos por el hambre, cuando solo quedaba el P.Maximiliano con vida le aplicaron una inyección letal en el corazón, así culminó su martirio. (1894-1941).

ANTÍFONA DE ENTRADA Mt 25, 34. 40

Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor. Yo les aseguro que, cuanto hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que llenaste de celo por las almas y de amor al prójimo al presbítero y mártir san Maximiliano María Kolbe, inflamado en amor a la Virgen Inmaculada, concede, propicio, que, por su intercesión, trabajando esforzadamente por tu gloria al servicio de los hombres, podamos asemejarnos a tu Hijo hasta la muerte. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

[Marca con una señal la frente de los que lloran por las prácticas abomina¬bles que se realizan en Jerusalén.]
Del libro del profeta Ezequiel 9, 1-7; 10, 18-22
En aquellos días, oí que el Señor gritaba con voz potente: "¡Acérquense los que van a castigar a la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal!" Entonces aparecieron, en dirección del pórtico que da al norte, seis hombres, cada cual con su arma mortal en la mano. En medio de ellos estaba un hombre vestido de lino, que llevaba en la cintura un estuche para escribir. Entraron y se detuvieron ante el altar de bronce.
La gloria del Dios de Israel que descansaba sobre los querubines, se elevó y se dirigió a la entrada del templo. El Señor llamó al hombre vestido de lino que llevaba en la cintura el estuche para escribir y le dijo: "Recorre a Jerusalén y marca con una señal en la frente a los hombres que gimen y lloran por todas las prácticas abominables que se cometen en la ciudad". Y oí que les dijo a los otros: "Recorran la ciudad detrás de él y maten sin piedad ni compasión; maten a los viejos y a los jóvenes, a las doncellas, a los niños y a las mujeres, hasta que no quede ni uno. Pero al que tenga la señal en la frente no lo toquen. Comiencen, pues, por mi santuario".
Entonces ellos empezaron a matar a los ancianos que estaban delante del templo, y el Señor les dijo: "Profanen el templo; llenen sus atrios de cadáveres y salgan después a matar a los que se encuentran en la ciudad".
Luego la gloria del Señor se elevó del umbral del templo y se posó sobre los querubines. Al partir, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo ante mis ojos. Se detuvieron a la entrada del pórtico oriental del templo del Señor, y la gloria del Dios de Israel estaba encima de ellos. Eran los mismos seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel, junto al río Kebar, y reconocí que eran los querubines. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas, y unas como manos bajo las alas. Sus caras se parecían a las que yo había visto junto al río Kebar. Y todos caminaban hacia el frente. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL del salmo 112, 1-2, 3-4, 5-6

R. Bendito sea el Señor ahora y para siempre.
Bendito sea el Señor, alábenlo sus siervos. Bendito sea el Señor, desde ahora y para siempre. R
Desde que sale el sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. Dios está sobre todas las naciones, su gloria, por encima de los cielos. R
¿Quién hay como el Señor? ¿Quién iguala al Dios nuestro, que tiene en las alturas su morada, y sin embargo de esto, bajar se digna su mirada para ver tierra y cielo? R

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cor 5, 19

R. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación.
R. Aleluya.

EVANGELIO

[Si tu hermano te escucha, lo habrás salvado.]
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.
Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN: Jesús –que nos prometió estar siempre presente en su Iglesia por medio de su gracia y de su perdón– instruye a los suyos sobre la forma de comportarse frente a las fallas o errores de los demás. Todos hemos de sentirnos responsables los unos de los otros. De ahí la obligación de practicar la gradual y prudente “corrección fraterna”. El respeto a los demás no debe confundirse con la indiferencia ante el hermano en peligro, y menos aún con la falsa prudencia. Jesús descarta la actitud comodina del que incluso se ufana de “no meterse en la vida de los demás”.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te presentamos, Señor, nuestros dones, pidiéndote humildemente que, a ejemplo de san Maximiliano María, aprendamos a ofrecerte nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 15, 13

Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Señor, que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos inflame aquel mismo fuego de caridad que san Maximiliano María recibió de este sagrado banquete. Por Jesucristo, nuestro Señor.